El Padre Guo vivió una vida larga, y de santa aventura.
Redacción (09/01/2025, Gaudium Press) La Iglesia en China despidió a su sacerdote más anciano, el verbita José Guo Fude, quien falleció en Jining, provincia de Shandong, el 30 de diciembre, pocas antes de cumplir 105 años.
Con él se ha ido uno de los poquísimos sacerdotes aún vivos (el sitio católico chino Xinde contó 25 con él) ordenados antes del establecimiento de la República Popular China en 1949.
Una vida larga, y de santa aventura
El padre Guo Fude nació el 1º. de febrero de 1920 en una familia de fervientes católicos en la aldea de Beiyi, prefectura de Zaozhuang. Ingresó en el seminario menor de Yanzhou a los 13 años y vivió allí durante los tiempos difíciles de la invasión japonesa. Pasó al seminario mayor de Daizhuang en 1941 y el 13 de abril de 1947 fue ordenado sacerdote junto con otros dos compañeros por el entonces obispo de Yanzhou, Mons. Theodore Schu, misionero verbita alemán.
Fue él quien luego lo envió a perfeccionar sus estudios en Manila, en el seminario del Verbo Divino. En 1950, cuando la presión del nuevo régimen comunista se hacía más pesada, el padre Guo Fude regresó a China para vivir su ministerio entre su gente en esa hora difícil.
En pie de lucha, pacífica pero firme, contra el régimen de Mao
No fue fácil: “No acepté participar en actividades de denuncia contra otros miembros del clero y me negué a colaborar con las autoridades –escribió en un relato sobre su vida que fue publicado hace unos años–. Y en 1959, durante el movimiento de ‘reforma ideológica’, fui arrestado y pasé ocho años y medio en prisión, acusado de actividad subversiva contra el Estado”.
Fue arrestado por segunda vez en 1967, durante la Revolución Cultural, cuando fue acusado de ser un “espía extranjero”. Recuperó la libertad en 1979 y lo arrestaron por tercera vez en 1982 por seguir difundiendo la fe. En total, el P. Guo Fude pasó 25 años en la cárcel y solo pudo reanudar su ministerio pastoral en Jining a finales de la década de 1980. Enseñó durante algunos años en el seminario y luego atendió a algunas comunidades católicas locales hasta bien entrados los noventa años.
En prisión, aluvión de gracias
“Al mirar hacia atrás en mi vida – escribió con motivo de su centenario – la prisión se convirtió en un lugar donde pude reflexionar, rezar y crecer espiritualmente. Mi reclusión me dio la fuerza para enfrentar las dificultades de la vida y seguir sirviendo a Dios, sabiendo que cada prueba era parte de su plan divino. Mi experiencia en la cárcel me enseñó que las riquezas terrenales son efímeras, mientras que la fe en Dios es la única riqueza verdadera”.
Una represión que según muchos, “se ha intensificado”
El otoño pasado, el Vaticano renovó su acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos católicos por otros cuatro años. A pesar de la apariencia de relaciones más amistosas en la superficie, un informe publicado en octubre de 2024 por el Instituto Hudson encontró que la “represión religiosa a la Iglesia católica en China se ha intensificado” desde que el acuerdo entró en vigor en 2018.
“La historia del padre Guo es típica de los clérigos católicos que vivieron durante los años de Mao”, dijo a CNA la experta en política del Instituto Hudson, Nina Shea. “Todos parecen haber pasado muchos años en prisiones y campos de trabajo, y sufrido mucho”.
En cuanto al estado actual de los asuntos entre el Vaticano y China, Shea informó recientemente sobre la difícil situación de 10 obispos que han enfrentado persecución a manos del PCC.
Las injusticias en el informe incluyen “detención indefinida sin el debido proceso, desapariciones, investigaciones policiales de seguridad indefinidas, destierros de sus diócesis u otros impedimentos a sus ministerios episcopales, incluidas amenazas, vigilancia, interrogatorios y la llamada reeducación”.
Con información de Asia News y CNA.
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