domingo, 26 de enero de 2025
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Fertilización in vitro destruye muchas vidas, dice Obispo

La fertilización in vitro “subvierte la dignidad humana, al reducir personas humanas a objetos de un proceso técnico”, dice el Obispo de Arlington.

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Redacción (24/01/2025, Gaudium Press) El obispo de Arlington, Virginia, EE.UU., Mons. Michael Burbidge, pidió este 22 de enero a las familias católicas que den un “testimonio heroico” de amor, rechazando la práctica de la fertilización in vitro (FIV), que afirmó ser “contraria a la justicia [y] repleta de dificultades morales”.

En una carta publicada ese día, Mons. Burbidge reconoció el “deseo natural de tener familia” y los desafíos enfrentados por matrimonios que luchan contra la infertilidad.

Sin embargo, el obispo dijo observar con preocupación la creciente popularidad de la fertilización in vitro, tanto como medio de concebir hijos, cuanto como medio de facilitar un vientre de alquiler.

El Catecismo de la Iglesia Católica (número 2377) afirma que la FIV es “moralmente inaceptable”, porque separa el acto conyugal de la procreación y establece “el dominio de la técnica” sobre la vida humana.

No es la solución por no tener hijos

En los días actuales, “parece que un número extraordinario de matrimonios” tienen dificultad para concebir hijos, dijo Mons. Michael Burbidge. El obispo dijo que la Iglesia apoya varios medios lícitos de lidiar con la infertilidad, incluyendo la tecnología NaPro.

La fertilización in vitro, una “revolución de la medicina” cuando fue creada en 1978, presenta serios problemas morales, dijo Mons. Burbidge.

El principal de ellos, dijo el obispo, es cómo dicho procedimiento “tanto crea vida, cuanto destruye la vida”, en la medida en que frecuentemente mata muchos bebés humanos, aunque pueda producir uno que continúa creciendo en una gravidez completa.

Para cada uno de los más de 12 millones de niños nacidos por medio de fertilización in vitro desde 1978, hay muchas decenas de millones de hermanos y hermanas desaparecidos que fueron deliberadamente destruidos, usados en experimentos o congelados en nitrógeno líquido, a los cuales se les negó su derecho natural a la plenitud de su desarrollo”, dijo Mons. Burbidge.

El obispo enfatizó que los niños nacidos de fertilización in vitro tienen una “dignidad humana inalienable”. Esa misma dignidad es lo que lleva a la Iglesia a oponerse a la práctica, dijo el obispo.

La fertilización in vitro, dijo el prelado, “subvierte la dignidad humana, al reducir personas humanas – hombres, mujeres y niños – a objetos de un proceso técnico.”

La tecnología de fertilización in vitro, a su vez, es aún más inquietante moralmente en su “capacidad de traer una nueva vida para individuos que desean hijos fuera del contexto del vínculo del matrimonio”, por medio de la práctica del vientre de alquiler.

El vientre de alquiler ha sido cada vez más criticado en los últimos años por activistas y críticos Pro Vida, que dicen que ella irrespeta a los niños y explota a las mujeres. Italia prohibió los vientres de alquiler en 2004, y el año pasado prohibió a sus ciudadanos hacer dicho procedimiento en el exterior. La primera ministra del país, Giorgia Meloni, se refirió a la práctica como “alquiler de útero”. En Europa, la práctica también es ilegal en Finlandia, Francia, Alemania, Islandia y España.

Mons. Burbidge dice en su carta que “es una grave injusticia producir niños que, desde el inicio, son separados a la fuerza de sus padres naturales”.

Al mismo tiempo que el obispo se pronunció contra la posibilidad de un “derecho o mandato federal de fertilización in vitro”, también dijo que el gobierno podría buscar “formas concretas de estimular el matrimonio y la formación familiar” y apoyar la gravidez y el parto como una forma de ayudar a las familias.

Así mismo, el gobierno de EE.UU. puede seguir el ejemplo de Europa, dice Mons. Burbidge, donde el vientre de alquiler es “reconocido como explotador, injusto y casi universalmente inadmisible”.

El obispo también pide a “todas las personas de buena fe y buena voluntad rezar por los matrimonios que enfrentan la infertilidad, por la eficacia de los cuidados de fertilidad que afirman la vida, por una apertura al amor de Dios y una experiencia cada vez más profunda de las virtudes, y por la gracia de aceptar cualquiera que sea la voluntad de Dios”.

El prelado divulgó la carta el 22 de enero, día en que la Iglesia en EE.UU. establece el Día de Oración por la Protección Legal de los no nacidos. Ese mismo día en 1973 la Corte Suprema de EE.UU. decidió el caso Roe x Wade, que liberó el aborto en todo el país.

Esa decisión fue anulada por la Corte Suprema de EE.UU. en 2022. En casi tres años desde entonces, varios estados de los EE.UU. promulgaron protecciones Pro Vida abarcadoras que antes eran ilegales bajo Roe x Wade.

Con información de acidigital.

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