jueves, 20 de febrero de 2025
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Beato Juan de Fiésole: La Santidad y el Arte de Fra Angelico

Fra Angelico, el Beato Juan de Fiésole, fue un pintor y fraile dominico cuya obra unió arte y fe de manera única. Su legado sigue siendo un ejemplo de santidad y genio artístico.

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Foto: Dominicos

Redacción (18/02/2025 08:42, Gaudium Press) “Quien hace las cosas de Cristo, debe vivir con Cristo siempre”. Esto repetía frecuentemente fray Juan da Fiesole, cuyo nombre como laico era Guido di Pietro, pero hoy es más conocido como el Beato Juan de Fiésole o como Fra Angelico, fue un sacerdote de la Orden de Predicadores y uno de los más grandes pintores de la Historia, Nació alrededor de 1387 o tal vez un poco más tarde.

En su adolescencia, se unió a una escuela de pintura en Florencia, donde comenzó a forjar su futuro artístico.

A principios de 1423, ingresó a la Orden Dominicana junto a su hermano Benito en el convento de Fiésole. Fue en ese momento cuando adoptó el nombre de Juan, dejando atrás su nombre de nacimiento, Guido.

A lo largo de su vida religiosa, Fra Angelico ocupó importantes cargos en la Orden, siendo elegido en dos ocasiones vicario y una vez prior del convento de Fiésole. A pesar de sus responsabilidades, continuó desarrollando su arte con gran devoción.

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Virgen en el trono con el Niño, ángeles y santos- obra de Fra Angélico y Lorenzo di Credi.

En 1438 se trasladó a Florencia, donde realizó una de sus obras más emblemáticas: los frescos de San Marcos. Más tarde, también trabajó en Roma, decorando dos capillas de la Basílica de San Pedro.

El Papa Eugenio IV le ofreció la dignidad de arzobispo de Florencia, pero Fra Angelico rechazó el honor, sugiriendo en su lugar al santo dominico San Antonino.

Fra Angelico falleció en Roma el 18 de febrero de 1455, en el convento de Santa María sopra Minerva. Poco después de su muerte, comenzó a ser venerado como ‘angélico’.

En la antigua Basílica se encuentran todavía sus restos mortales. Fue san Juan Pablo II quien le concedió el culto litúrgico como “beato” el 2 de octubre de 1982. Así reconoció oficialmente su fama de santidad testimoniada durante muchos siglos. En 1984, el mismo Juan Pablo II lo proclamó Patrono Universal de los Artistas.

El célebre biógrafo Giorgio Vasari, quien escribió sobre su vida un siglo después de su fallecimiento, lo describió como un hombre cuya santidad rivalizaba con su genio artístico. Según Vasari, Fra Angelico nunca retocaba sus pinturas, sino que las dejaba tal como las había pintado inicialmente, creyendo que era la voluntad de Dios. Algunos incluso afirman que no tomaba los pinceles sin antes orar, y que no pintaba un Crucifijo sin llorar mientras lo hacía. Las figuras que pintaba reflejan la bondad de su espíritu, profundamente arraigado en su fe cristiana.

“Si hubiera querido – recordaba todavía Vasari – hubiera podido vivir en modo muy próspero y haberse hecho rico gracias a su arte”, pero rechazó siempre el poder, la riqueza y la fama.

Con información de El Testigo Fiel y Vatican News

 

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