lunes, 07 de abril de 2025
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Aumenta represión religiosa en China: extranjeros que practiquen su religión podrían ser arrestados

Siete años después del acuerdo Vaticano-China, nuevas restricciones amenazan la libertad religiosa.

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Redacción (07/04/2025 11:11, Gaudium Press) Este 2025 se cumplen siete años de los acuerdos firmados entre el Vaticano y el gobierno chino, los cuales fueron inicialmente celebrados como una señal para la normalización de la práctica de la religión católica en el gigante asiático.

Seis años después, los frutos de ese pacto se muestran para muchos decepcionantes, y las promesas de mayor libertad para los católicos chinos no se han cumplido. En lugar de experimentar una disminución en las restricciones, la Iglesia enfrenta nuevas dificultades, especialmente a partir de recientes normativas que entrarán en vigor el próximo 1 de mayo.

Según sacerdotes anónimos entrevistados por The Pillar, estas normativas son un reflejo de una mayor limitación a la libertad religiosa, más que un avance hacia la normalización. Las nuevas 38 reglas detalladas imponen estrictas restricciones a la participación de extranjeros en actividades religiosas en China. Entre las exigencias más notorias está el principio de “independencia religiosa y autogestión” que debe regir las actividades eclesiásticas en el país, lo que se traduce en un control aún más estricto por parte del gobierno: “si los extranjeros quieren vivir su religión, también deben pedir permiso a las autoridades competentes y acatar las reglas establecidas por el Partido, reconociendo el principio de ‘independencia y autogobierno’ de las religiones en China”, expresan las ‘38 reglas’.

Control sobre las celebraciones litúrgicas

Una de las principales disposiciones de las nuevas regulaciones es que las misas y celebraciones litúrgicas solo podrán celebrarse en lugares de culto oficiales y bajo la presidencia de ministros aprobados por el gobierno. La posibilidad de que un sacerdote extranjero presida una ceremonia en un espacio no autorizado está limitada a situaciones extraordinarias y siempre con la debida autorización oficial. Esto restringe significativamente la libertad de los católicos extranjeros que residen en China, impidiendo que participen plenamente en la vida religiosa de las comunidades locales.

Posibles consecuencias para los extranjeros

La normativa establece también que, cualquier extranjero que participe en ceremonias religiosas fuera de los espacios autorizados podría enfrentarse a severas repercusiones, incluso el arresto. Las autoridades chinas pueden tomar medidas contra aquellos que ‘mencionen o realicen acciones hostiles hacia China, tengan tendencias ideológicas extremistas, o interfieran en asuntos religiosos chinos’. Este enfoque ha levantado gran preocupación entre los clérigos locales, que temen que las nuevas reglas no solo limiten la libertad religiosa, sino que también criminalicen cualquier intento de vivir la fe fuera de los cauces autorizados por el gobierno.

Según The Pillar, entre los sacerdotes locales entrevistados, la impresión generalizada es que las nuevas normativas no solo dificultan la práctica religiosa, sino que representan un mecanismo de control que puede ser utilizado para perseguir y arrestar a los creyentes. “Si es necesario, las normas son un pretexto, una licencia para arrestar”, afirman algunos de los sacerdotes consultados.

Un delito vivir la fe común

A partir del 1 de mayo, la legislación también criminaliza la posibilidad de que católicos chinos y extranjeros practiquen la fe juntos. En términos concretos, un católico extranjero, ya sea de visita o residente en China, no podrá asistir a misa ni a otras celebraciones religiosas que no sean oficiadas en las iglesias oficiales y presididas por sacerdotes de la Iglesia Católica Patriótica China. Para los católicos, esto representa una nueva etapa de represión, ya que como aseguran algunos clérigos, este tipo de medidas limita profundamente la posibilidad de vivir la fe común y compartir su fe de manera libre.

A pesar de los intentos iniciales de crear un ambiente más abierto y cooperativo entre la Iglesia y el gobierno chino, las nuevas regulaciones demuestran que la libertad religiosa en China sigue siendo un tema en constante conflicto. Los católicos en el país, tanto chinos como extranjeros, enfrentan un panorama en el que las restricciones aumentan, y cualquier acto de fe fuera de los límites impuestos por el gobierno puede ser considerado ilegal.

Con información de Religión en Libertad y Aica.

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