lunes, 05 de mayo de 2025
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Unidad o no unidad, el ‘to be or not to be’ del Cónclave, según el P. Santiago Martín

En ese asunto, juega un papel clave la posibilidad de una ‘sinodalidad extrema’ o la fidelidad a los orígenes.

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Redacción (05/05/2025, Gaudium Press) En la última entrega de su programa en Magnificat Tv, titulado “El nuevo Papa no será el sucesor de Francisco”, el Padre Santiago Martín, fundador de los Franciscanos de María, hace una serie de consideraciones sobre los días pre-cónclave que estamos viviendo, pero también de lo que considera la apuesta de fondo del próximo cónclave.

La frase que sirve de título a su programa, dice el P. Martín, busca resumir lo que han dicho numerosos cardenales en las Congregaciones Generales.

Esto es muy bueno que todos lo tengan claro, porque implica que hay que mirar al origen, y en el origen de la Iglesia está su Fundador, que es Nuestro Señor Jesucristo, y que pidió, a Pedro y a los demás Apóstoles, cuyos sucesores son los obispos, que apacentaran sus ovejas, las ovejas de Cristo, no las ovejas de San Pedro, 0 las ovejas de los Apóstoles, o las ovejas de los obispos. Las ovejas de Cristo, de las cuales Él dijo que eran suyas”, recuerda el sacerdote.

Y esto significa que hay que mirar a ese origen, Palabra de Dios, y a ese origen, que llamamos Tradición. Y que empieza antes de que los Evangelios fueran escritos, porque lo primero que se hace es transmitir oralmente, la Enseñanza que el Señor había dejado”.

La Iglesia no ha empezado con el Papa Francisco, ni con el Papa Benedicto, ni con el Papa Juan Pablo, ni con el Concilio Vaticano II. La Iglesia ha empezado con Jesucristo, Cristo es el Fundador de la Iglesia”.

Dos posturas enfrentadas

Tras destacar que, según trasciende, las opiniones en las Congregaciones Generales son diversas y algunas hasta opuestas, el P. Martín destaca que se notan “dos posturas muy enfrentadas”.

“Dos visiones de lo que debe de ser la Iglesia en este momento de la Historia y que son francamente opuestas”.

Una de ellas, expresada por boca del Cardenal Arzobispo de Rabat, el Cardenal López, y el Cardenal Czerny. El Cardenal López, en entrevista a El País, afirmó que “la Iglesia tiene que estar al servicio del mundo, no trabaja para ella misma, es servidora del mundo”, opinión que en concepto del sacerdote, “cuando menos, se puede decir que es arriesgada”. Por su parte, el Cardenal Czerny afirmó al NYT que el llamado a la unidad en la Iglesiasuena muy bien; pero eso significa retroceso. Si me preguntaran cuál es el camino equivocado para el cónclave, diría pensar que la unidad es la prioridad: la unidad no puede ser un tema prioritario”. Esa, expresa el P. Martín, es una afirmación también “arriesgada”, “porque fue Jesucristo, el Fundador de la Iglesia, el cual (…) hablando en voz alta para que le oigan los apóstoles, hablando con el Padre, le pide al Padre ‘que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno, para que el mundo crea que Tú me has enviado’”.

La anterior, es una postura, contraria por ejemplo a la del Cardenal no elector Ruini, Cardenal de mucho peso, quien en las Congregaciones expresó la necesidad “que el nuevo Pontífice tenga claridad doctrinal y que trabaje por la unión, por la unidad en la Iglesia”, posición que en esos puntos es secundada por voces como las del Cardenal Müller, quien ha advertido que la unidad es también de la pastoral con la doctrina y el magisterio “más alto de la Iglesia”. “No podemos corregir la Palabra de Dios”, ha dicho el Cardenal alemán. “El Papa solo explica la fe, no crea la fe”.

Dos posturas en la Iglesia”, vuelve a establecer el fundador de los Franciscanos de María.

El riesgo de la sinodalidad extrema

Esa unidad con la Palabra de Dios y la Doctrina, se quebraría, por ejemplo, en una sinodalidad llevada al extremo, expresa el sacerdote, “porque hay que estar al servicio del mundo, y escuchar lo que el mundo quiere, y sobre todo consiste en que el ‘munus’ la misión de enseñar, que Cristo confirió a los Apóstoles, a sus sucesores y a los sacerdotes como colaboradores de los obispos, esa misión de enseñar, lo mismo que la misión de gobernar, o la misión de santificar, (…) ya no va a ser una exclusiva de los obispos o de los sacerdotes. Dicho de otra manera, la Iglesia se va a convertir en una democracia, donde un hombre es un voto”.

Por tanto, hay una visión de la Iglesia que considera que la Iglesia es una democracia, y que todo, todo, todo tiene que decidir[se] en función de los votos. ¿Va a haber sacerdotisas, obispesas o papisas? Lo que la gente quiera. ¿Los divorciados vueltos a casar pueden comulgar? Lo que la gente quiera. Las relaciones extra matrimoniales (…) ya no serán un pecado y por lo tanto se podrá comulgar? Lo que la gente quiera. Ese es un modelo de Iglesia. Estoy simplificando, y expresando de una forma extrema, pero esta es la realidad”.

En el otro extremo están aquellos que dicen que la Iglesia, para seguir siendo católica, tiene que ser fiel a sus orígenes”, particularmente fidelidad a las fuentes de la Revelación, Palabra de Dios y Tradición, que no se pueden suprimir. Sino, “ya no sería la Iglesia de Jesucristo, sería otra cosa, ya no sería la Iglesia Católica”.

Hay dos modelos de Iglesia distintos”, establece el P. Martín.

¿Prevalecerá “el grupo que quiere esa sinodalidad llevada al extremo” en el cónclave, “o será por el contrario el grupo que quiere ser fiel a la Tradición, fiel a la Palabra de Dios”, “o bien ni uno ni otro tendrán esos dos tercios que significan en este momento 89 votos y por tanto habrá que buscar un candidato de consenso, que intente trabajar por la unidad de la Iglesia sin dejar fuera a unos y a otros”?

Para el Fundador de los Franciscanos de María, esta es la pregunta fundamental.

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