Jean Pateau, OSB, abad de Fontgombault, reflexiona sobre el valor del rito extraordinario de la misa, su impacto en los jóvenes y la necesidad de una coexistencia pacífica entre las diversas formas litúrgicas del rito latino.
Foto: Le Petit Placide
Redacción (15/05/2025 11:44, Gaudium Press) En entrevista concedida a Lothar C. Rilinger — miembro del consejo de administración del Bundesarbeitskreises Christlich-Demokratischer Juristen (Grupo de Trabajo Federal de Abogados Demócrata Cristianos) —para Kath.net, Jean Pateau OSB, abad de la histórica abadía benedictina de Fontgombault —congregación Solesmes—, defendió la riqueza espiritual y misionera de la liturgia celebrada según el rito extraordinario, al tiempo que llamó a un diálogo abierto y sin imposiciones sobre la cuestión litúrgica en la Iglesia.
“La unidad en la Iglesia no significa uniformidad”, dijo el abad, subrayando que imponer una sola forma de celebración litúrgica puede perjudicar la verdadera unidad eclesial. En este sentido, recordó que “incluso diría que imponer la uniformidad perjudica la unidad”, y que la perspectiva promovida por Benedicto XVI era precisamente de reconciliación y enriquecimiento mutuo entre los dos misales.
Fontgombault, fundada en 1091 y perteneciente a la congregación de Solesmes — Confederación benedictina de la Orden de San Benito—, celebra su misa conventual según el Misal de 1965, una forma que el abad describe como “una aproximación al misal actual de 1969” por mantener elementos tradicionales —como el ofertorio antiguo y el tiempo de Septuagésima— pero emplear el calendario litúrgico moderno.
Sobre el temor a que el uso del Vetus Ordo —misa latina tradicional— cause divisiones, el abad Pateau recordó que “existen lugares donde hubo y hay rupturas. Pero también hay otros donde reina la paz”, destacando que muchos de los jóvenes que se sienten atraídos por este tipo de liturgia no provienen de entornos tradicionalistas. “Los jóvenes que hoy perseveran en su práctica religiosa tienen exigencias elevadas… valoran el silencio y la sobriedad de los textos del Vetus Ordo”, comentó.
Para el abad, no se trata de una nostalgia o un capricho ideológico. Incluso sacerdotes que celebran privadamente la misa según el rito antiguo “extraen de ella alimento espiritual”, pese a que la Eucaristía no sea asunto de devoción individual. En sus palabras, “la Eucaristía es la memoria viva de la redención… el único sujeto de la liturgia es el Cuerpo místico de Cristo”.
También se refirió al impacto del motu proprio Traditionis Custodes (Guardianes de la Tradición) del papa Francisco —que regula el uso del rito extraordinario y establece condiciones para su celebración— el cual modificó la disciplina vigente en tiempos de Benedicto XVI. Según Pateau, “el motu proprio del Papa Francisco interrumpió el trabajo de aproximación entre los dos misales que había deseado Benedicto XVI”, y como consecuencia “las tensiones han resurgido… los celos se intensifican; los malentendidos aumentan”.
Aun así, el abad se muestra esperanzado de que se retome el camino del diálogo: “Quiero creer que será posible un diálogo, y que ese diálogo beneficiará a toda la Iglesia. Pero un verdadero diálogo solo puede darse en la confianza, en la verdad y en la apertura a lo que el otro puede enseñarme”.
El testimonio del abad concluye con una fuerte llamada a la comunión y al respeto por la riqueza litúrgica de la Iglesia: “La Eucaristía es el sacramento del amor de Dios… demasiados fieles, sacerdotes y obispos están divididos por este sacramento, mientras Cristo está allí presente… mendigando amor”.
Con información de InfoCatólica
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