jueves, 22 de mayo de 2025
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Obispo emérito de Alcalá de Henares, denunciado por predicar sobre consecuencias de pecado original

La polémica sobre la homilía del prelado, revela un desconocimiento básico de la doctrina católica. Y también asusta el papel de censor eclesiástico del gobierno.

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Redacción (22/05/2025 09:35, Gaudium Press) El gobierno español ha denunciado a Mons. Juan Antonio Reig Pla, ante la Fiscalía General del Estado. Esto, por una homilía que este Obispo emérito de Alcalá de Henares pronunció el pasado 11 de mayo en Alba de Tormes.

En la homilía el prelado decía algo evidente en la doctrina cristiana, y es que el mal entró en el mundo humano por el pecado original: “También para los niños que nacen con discapacidad física o intelectual o psíquica, pero esto ya es herencia del pecado y del desorden de la naturaleza, pero han sido llamados por Dios y tienen también, como nosotros, todo el fundamento de nuestra existencia en Dios, que es origen, fundamento y es meta”.

Cualquier analista objetivo, o con un mínimo conocimiento de doctrina católica, entendería que el Obispo no se estaba refiriendo a casos particulares, en el sentido de que toda y cada una de las personas con discapacidad lo era así como consecuencia de su pecado, o el de sus padres, algo por lo demás contrario a la doctrina cristiana y expresamente contestado por Jesucristo.

Genera eso sí gran temor, que el gobierno actualmente en el poder en España, esté fungiendo ahora como censor y supervisor de la doctrina católica, basado en lo que ya en diversos lugares se denomina como delito de odio.

Tras la polémica, tanto el Obispo Reig Plá como la Conferencia Episcopal Española han emitido comunicados aclarando la doctrina católica sobre el pecado original.

A continuación, esos comunicados, en su integridad:

Comunicado sobre homilía de Mons. Juan Antonio Reig Pla

    En las últimas horas han sido difundidas en los medios de comunicación noticias referidas a una homilía pronunciada, en Alba de Tormes el pasado día 11 de mayo, por Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo emérito de Alcalá de Henares.

    Mons. Reig expresó en dicha homilía el amor de Dios por todos, y de modo especial por las personas que sufren por alguna discapacidad. Mons. Reig invita a escuchar la homilía y cita a continuación algunos textos del Magisterio de la Iglesia Católica sobre la materia, que serán clarificadores para todas las personas de buena voluntad:

    Catecismo de la Iglesia Católica:

        Número 418: «Como consecuencia del pecado original, la naturaleza humana quedó debilitada en sus fuerzas, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al dominio de la muerte […]»

        Número 2448: «Bajo sus múltiples formas —indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas o psíquicas y, por último, la muerte—, la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado de Adán […]»

        Número 1264: «No obstante, en el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado, como los sufrimientos, la enfermedad, la muerte […]»

    Mons. Reig asegura sus oraciones por todos, y también por quienes tienen por enemigo al depósito de la fe, contenido en la sagrada Tradición y en la sagrada Escritura (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 84).

    Por último, si alguna persona se ha sentido ofendida por las palabras de esta homilía, Mons. Reig asegura que no ha respondido a su intención, ni al contenido de la misma. Por otra parte, Mons. Reig llamó por teléfono a la gerente de la organización «Plena inclusión Castilla y León» para explicarle sus palabras, quedando la gerente agradecida por su llamada y explicación.

    Alcalá de Henares, a 20 de mayo de 2025, Año Jubilar

   Personas con discapacidad, reconocidas, protegidas, acompañadas y promovidas

    Como afirma el reciente documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Dignitas infinita (2024), la Iglesia, a la luz de la Revelación cristiana, reafirma y confirma absolutamente la dignidad ontológica de cada hombre y de cada mujer, creados a imagen y semejanza de Dios y redimidos en Cristo Jesús (n. 1). De ahí la convicción de que todo ser humano posee un valor único, que ha de ser reconocido, respetado, protegido y promovido en cualquier circunstancia en la que pueda encontrarse (n. 7).

    Apreciamos que la sociedad actual haya ido tomando conciencia de manera progresiva de la centralidad de la dignidad humana y que muestre una sensibilidad especial hacia los más débiles. Expresa el compromiso efectivo del cuidado hacia los más frágiles y los que experimentan una discapacidad que los hace especialmente vulnerables, pues reconocemos que, en nuestra realidad existencial, todos somos discapacitados y tenemos necesidad de los demás. El mensaje del papa Francisco cobra en este sentido una fuerza especial: ¡nadie se salva solo!

    La reflexión cristiana ha querido dar respuesta a esta situación de indigencia y debilidad congénita en la que se encuentra el ser humano. Así, si la Escritura explica que la creación entera es obra del amor de Dios, cabría preguntarse: ¿por qué existe el mal y el sufrimiento en el mundo? La respuesta teológica es el “pecado original”, por el que la naturaleza humana quedó debilitada, sometida a la ignorancia, al sufrimiento, dominada por la muerte e inclinada al mal (CCE 418). De ahí la asociación de la enfermedad con el pecado, especialmente en el Antiguo Testamento, y que Jesús, como signo de la presencia del Reino de Dios entre nosotros, curara toda dolencia al tiempo que perdonaba los pecados, ofreciendo una salvación integral capaz de restaurar a la humanidad herida por el pecado y sus consecuencias. Solo desde esta perspectiva puede vincularse la enfermedad al pecado, en tanto que este afecta existencialmente a todo ser humano y abre nuestra vida al amor de Jesucristo, en quien somos sanados y salvados.

    Todos, a pesar de la fragilidad de nuestra existencia, gozamos de una dignidad infinita e inalienable, de la que la Iglesia ha sido firme defensora a lo largo de la historia, antes incluso de que fuera reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    Reiteramos la llamada del papa Francisco a reconocer en cada persona con discapacidad, incluso con discapacidades complejas y graves, una contribución singular al bien común a través de su biografía personal, sabiendo que la dignidad de cada persona no depende de la funcionalidad de sus cinco sentidos (Fratelli tutti, 98).

    En nuestra tarea de dar voz a quienes son discriminados por su discapacidad, la Iglesia hoy en día plasma esta atención en centros educativos, parroquias y otros organismos eclesiales. Y promueve el acompañamiento a través del área de atención a personas con discapacidad de la Conferencia Episcopal Española, colaborando con la tarea que ya realizan otras asociaciones tanto religiosas como civiles.

     Área para las personas con discapacidad de la Conferencia Episcopal Española

Con información y foto de InfoCatólica

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