lunes, 16 de junio de 2025
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Visita apostólica a abadía de Heiligenkreuz: ¿se despiertan los fantasmas conflictuales del pasado?

Bastante perplejidad en variados círculos está causando el anuncio de Visita Apostólica a la famosa abadía cisterciense austriaca.

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Foto: Abadía de Heiligenkreuz

Redacción (16/06/2025 09:57, Gaudium Press) Bastante perplejidad en variados círculos está causando la noticia divulgada por el site italiano Silere Non Possum, sobre la visita apostólica que se realizará en la famosa abadía de Heiligenkreuz: “Heiligenreuz bajo ataque. Silenciar aquello que funciona: la estrategia del poder frustrado”, es el titular de SNP. Heiligenkreuz, la abadía de la “Santa Cruz” en alemán, está ubicada en Austria. La propia abadía ha dado cuenta en su site de la visita apostólica.

Relata la nota que hace pocos días fue emitida desde la sede del Dicasterio para los religiosos una carta dirigida a la comunidad cisterciense de Heiligenkreuz, anunciando una Visita Apostólica por parte del dicasterio. Si bien, la propia visita apostólica, —e incluso un comisariado— no es una medida punitiva contra una comunidad religiosa, esta solo se justifica si se tienen sospechas fundadas de una situación particular que exija una intervención vaticana, porque la propia comunidad no puede hallar solución o reconducir las cosas a sus ejes.

Entretanto, son numerosas las voces que alegan que en el anterior pontificado, tanto visitas apostólicas como comisariados fueron medidas ejercidas hacia algunas comunidades no tanto por problemas de funcionamiento interno cuanto por una animadversión a su propio estilo de expresar su carisma o de vivir su vida de Iglesia, que a algunos podría parecer demasiado ‘conservador’ o demasiado de ‘otros tiempos’. El temor es que algo (o mucho de eso) se esté repitiendo en el caso de Heiligenkreuz, que es por lo demás una comunidad con numerosas vocaciones, y con un prestigio merecido que la hace referente en el mundo entero.

Silere non possum no se ahorra en minucias cuando afirma explícitamente que “detrás de esta intervención del Dicasterio, se encuentra la figura controvertida de Mauro Giuseppe Lepori, Abad General de la Orden Cisterciense, que desde hace tiempo lleva adelante una personal y obstinada cruzada contra aquellos que, en su misma familia religiosa, osan seguir caminos diversos al suyo. (…) Lepori ha hecho de todo para comisariar realidades religiosas que no reflejan su esquema —incluso sin pruebas o acusaciones concretas”, afirmaciones estas que ya se han proferido con relación a visitas apostólicas y comisariatos pasados. Algo como: ‘no me gusta tu estilo, vamos a visitarte’.

Para sustentar lo dicho, SNP habla del precedente del monasterio de San Giacomo de Veglia, “que acabó en la mira gracias a la acción inescrupulosa de Lepori y a la complicidad silenciosa del Dicasterio”. “El propio Heim [actual abad de Heiligenkreuz], fue repetidamente objeto de las críticas destructivas de Lepori, ‘culpable’ de encarnar un modelo de vida cisterciense demasiado ‘poco monástico’ según los cánones italianos (o franceses por ejemplo). Pero, ¿hay un solo modo de ser monje? ¿O la Iglesia en compuesta de diversos carismas?”, se pregunta el redactor. Es claro que un no respeto del carisma propio, ciertamente dentro de lo católicamente razonable, estaría en detrimento de los deseos de paz y unidad repetidos constantemente por el nuevo pontificado.

Por lo demás, tal vez no falten en los trasfondos esas realidades humanas, lamentablemente siempre presentes en la relaciones entre los hombres, como por ejemplo la de la envidia, que el redactor de SNP explícitamente menciona:

“Aquí surge una cuestión fundamental: la envidia, una plaga endémica en el clero y en el mundo religioso. Siempre que una realidad funciona, se regenera, atrae a los jóvenes y devuelve la confianza al Pueblo de Dios, siempre hay alguien –frustrado e inseguro– dispuesto a insinuar dudas, a sembrar calumnias, a construir narrativas tóxicas. Las acusaciones no necesitan pruebas: basta un susurro, una alusión, un correo electrónico anónimo enviado a la persona adecuada y la máquina inquisitorial se pone en marcha. De ciertas bocas salen siempre justa y calumnias de carácter moral, pero en realidad lo que se atribuye a otros no es sino el reflejo de los deseos ocultos del hablante. La historia reciente de la Iglesia está plagada de procesos sumarios, en los que la palabra ‘visita apostólica’ se convierte en la antesala de la sospecha, no de la verdad y del cuidado paternal”.

Este tipo de noticias por lo demás siembran algo que podría llamarse la zozobra de los fantasmas del pasado.

No es para nadie oculto que antes de la llegada de León XIV la situación de la Iglesia era la de una polarización muy tensa, que permitía que algunos presagiaran graves rupturas. Y que los pocos días del pontificado del Papa Prevost, en un hecho que es inexplicable si no se considera también y sobretodo  la acción de la gracia, han exorcizado esos fantasmas, trayendo una esperanza renovada a casi todos.

Pero si asuntos como los de Heiligenkreuz no se manejan con total trasparencia, puede ocurrir que algunos piensen en aún mantener bruñidas las dagas. Por lo demás, si ante cualquier rumor de cierto tipo, la medida cuasi automática es una visita apostólica, pues faltarían los clérigos competentes para realizar visitas, porque no existe comunidad ajena a los rumores, incluso algunas con bases muy verosímiles que esas sí no han sido objeto de esas medidas. (SCM)

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