viernes, 20 de junio de 2025
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Viuda, mamá de 4 monjas y un padre, hace votos perpetuos

Sor María Zhang “es un ejemplo para la comunidad de vida entregada, nunca se le vio triste”, dice la superiora.

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Sor María Zhang hizo sus votos perpetuos como agustina recoleta el 13 de mayo de 2025. Foto: Diócesis de Salamanca.

Redacción (20/06/2025 15:00, Gaudium Press) La comunidad de Agustinas Recoletas del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Vitigudino, Salamanca, España, celebró con gran alegría la profesión solemne de la religiosa china, Sor María Zhang YueChun.

El pasado 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, Sor María pronunció su “sí” definitivo al Señor, entregando su vida por completo a la oración y a la vida contemplativa. La celebración tuvo lugar en la capilla del Monasterio, durante una Eucaristía presidida por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y concelebradas por varios sacerdotes de la Diócesis y varios sacerdotes agustinos recoletos.

El camino vocacional de la nueva profesa comenzó hace años, en su país natal, y está lleno de señales del amor de Dios.

Nacida en Shangqiu, en la provincia china de Henan, María vivía sin relación con el catolicismo. Estaba casada y se ocupaba como una buena madre de sus cinco hijos. La ayuda que le prestó una comunidad de agustinas recoletas de vida activa durante una grave enfermedad le abrió los ojos de la fe.

El 1º. de julio de 2007, junto a sus cuatro hijas, recibió las aguas bautismales. Su esposo y su hijo siguieron sus pasos en la Navidad de ese año. Al año siguiente, María enviudó. Y sus hijas, poco a poco, se fueron integrando en una comunidad de religiosas agustinas, presentes en el país asiático desde 1931. El pasado 25 de abril, su único hijo fue ordenado sacerdote agustino.

Desde la muerte de su esposo, María sentía un llamado intenso a vivir su fe con mayor radicalidad como monja contemplativa. Sin embargo, en China las agustinas no tienen una comunidad de estas características.

Así, en 2015, María salió de su país natal dispuesta a cumplir la vocación a la que estaba siendo llamada. En este empeño le ayudó en especial una de sus hijas, que también forma parte de una comunidad agustina en España.

Pero no fue fácil, pese a que, aparentemente, su expediente familiar acumula méritos espirituales evidentes, algunas comunidades rechazaron su incorporación, fundamentalmente por su edad (56 años entonces) y por no conocer el español.

“Siempre estuvo sonriente y feliz, solícita al servicio”

Sin embargo, apoyada por un sacerdote chino y valiéndose de un traductor electrónico llegó al convento de Vitigudino. La priora, Sor Berta Feijó, explicó a ACI Prensa cómo fue ese primer contacto, cuando se le permitió vivir una experiencia intramuros: “Poco a poco fue aprendiendo lo principal para nuestra vida contemplativa y se fue adaptando. Lo que observamos en ella es que siempre estuvo sonriente y feliz”.

La priora, originaria de Perú, afirma que Sor María “es un ejemplo para la comunidad de vida entregada, de recogimiento, de hermana también porque está solícita al servicio”, sobre todo de las hermanas mayores del convento, todas nonagenarias.

Esta comunidad está compuesta por 16 hermanas de cuatro continentes distintos: cinco son españolas, siete provienen de Tanzania y las demás son de Guatemala, Perú, Venezuela y China.

Esta comunidad, tejida con lenguas y culturas distintas, es también un reflejo de la universalidad de la Iglesia. Unidas en una misma familia, comparten la misma vocación y el deseo de servir a Dios con alegría.

Pese a la dificultad evidente del idioma, Sor Berta recuerda que Sor María se mostró decidida: “Para nada se acobardó, nunca se le vio triste, ni nunca se quejó de nada, siempre contenta hasta ahora”. Tan es así, que lo primero que aprendió a decir en español es que “es feliz”.

María tomó el velo blanco de novicia en 2017 y tres años más tarde realizó sus votos temporales, en una ceremonia en la que estuvo acompañada por una de sus hijas, Sor María Sun Shen, quien al final de la Misa cantó a la Virgen en su lengua materna.

El pasado 13 de mayo, tras expresar de forma pública su entrega total e invocar a los santos con su letanía, Sor María se postró en el suelo como muestra de humildad, mientras dos hermanas la cubrían con pétalos de rosa.

Con información de Aciprensa y diocesisdesalamanca.com.

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