Una madre libanesa fue sanada de parálisis por intercesión de San Charbel. San Charbel le dijo que ese milagro serviría para la expansión.
Foto: Monasterio de San Marón en Annaya
Redacción (18/07/2025 11:29, Gaudium Press) Los 22 de cada mes, miles de personas en todo el mundo se unen en oración, ayuno y celebración en honor a un milagro que conmovió al Líbano. En el corazón de esta devoción está Nohad El Shami, una madre de doce hijos que, en 1993, fue sanada de una parálisis incurable por la intercesión de San Charbel Makhlouf, el místico monje maronita conocido como el “hacedor de milagros”.
Nohad, oriunda de Mezarib en el Monte Líbano, tenía 55 años cuando fue diagnosticada con hemiplejía, una parálisis que afectó la mitad de su cuerpo debido a la obstrucción de arterias cerebrales. La ciencia médica no ofrecía esperanza. “No había tratamiento posible”, declararon los médicos. La situación era irreversible.
Desesperado, su hijo mayor, Saad, viajó a la ermita de San Charbel en Annaya, también en el Líbano, donde el santo pasó 23 años en silencio, oración y penitencia. Allí recogió aceite y tierra consagrados del sepulcro del santo para llevarlos a su madre, implorando un milagro.
Durante días, Nohad permaneció en cama, sufriendo un dolor constante y agudo. Entonces, la noche del 21 de enero de 1993, tuvo un sueño extraordinario: se vio recibiendo la Sagrada Comunión de manos de San Charbel durante una Misa en la ermita.
El milagro que dio origen a una devoción mensual
Lo que ocurrió la madrugada siguiente marcaría su vida y la historia de la devoción al santo libanés. En su sueño, vio a dos monjes (San Charbel y San Maroon) junto a su cama. Uno de ellos la sostenía, mientras el otro le tocaba el cuello como si estuviera operándola. Al despertar, Nohad sintió algo distinto. Para su asombro, podía moverse completamente. ¡Había sido curada! En su cuello quedaron visibles dos incisiones, como señal del misterio divino que acababa de vivir.
La noche siguiente, San Charbel volvió a visitarla en sueños, le dijo: “Yo hice la cirugía para que la gente vea y vuelva a la fe. Te pido que visites mi ermita en Annaya el día 22 de cada mes y asistas a Misa regularmente por el resto de tu vida”.
Desde entonces, miles de personas han seguido el ejemplo de Nohad. Cada mes, el 22, fieles de todas partes del mundo –católicos, ortodoxos e incluso musulmanes– peregrinan espiritualmente o en persona a Annaya, para participar en la Misa en memoria de su sanación y pedir la poderosa intercesión del santo.
Este milagro, junto con muchos otros atribuidos a San Charbel, ha revitalizado la fe de generaciones. Su vida austera y entregada a Dios –marcada por el silencio, la oración y una devoción eucarística extraordinaria– es hoy testimonio de santidad.
San Charbel nació el 8 de mayo de 1828, en Bekaa Kafra, al norte del Líbano. A los 23 años ingresó al Monasterio de San Marón en Annaya, donde más tarde abrazó la vida de ermitaño. Murió en 1898, a los 70 años, mientras celebraba la Santa Misa. Desde entonces, su tumba ha sido un lugar de milagros y conversión.
Fiel a la promesa hasta el final
Nohad El Shami, cuyo testimonio se convirtió en el corazón de esta devoción mensual, falleció recientemente, el 14 de mayo de 2025, después de décadas de fidelidad a la promesa hecha a San Charbel. Hasta el final, asistió cada 22 a Misa, compartiendo su historia con humildad.
En palabras del propio San Charbel, grabadas en el corazón de quienes acuden a él con confianza: “Hice esto para que el mundo vea y vuelva a la fe”
Con información de ChurchPOP
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