miércoles, 30 de julio de 2025
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Cardenal Arzobispo de Bogotá bendice Granja terapéutica San José, para drogodependientes

La Granja, ubicada en cercanías de la capital colombiana sigue un modelo Bio-Socio-Psico-Espiritual y con un enfoque denominado fraternidad terapéutica.

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Foto: El Catolicismo

Redacción (29/07/2025 15:45, Gaudium Press) El pasado viernes, 26 de julio, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, presidió la bendición oficial de la Granja terapéutica San José, para la rehabilitación de adicciones.

Este día también se bendijo la nueva capilla dedicada a San José.

La granja, ubicada en las cercanías del municipio de Fusagasugá y con capacidad para acoger en la actualidad a 15 personas, cuenta con cuartos, cocina, comedor, sala, capilla, espacio para atención veterinaria, lugares para las distintas acciones de acompañamiento, oficina de atención por parte de los profesionales y un amplio y tranquilo terreno para trabajar la tierra, sembrar y convivir con fauna y flora, vitales en este proceso. Siguiendo un modelo Bio-Socio-Psico-Espiritual y con un enfoque denominado fraternidad terapéutica, las personas van superando los síntomas de abstinencia camino a la sobriedad.

Los residentes participan en una variedad de actividades terapéuticas, educativas y recreativas diseñadas para fomentar el crecimiento personal y el desarrollo de habilidades para la vida”, explicó el padre Jorge Eliécer Arias Toro, coordinador arquidiocesano del Cuidado de la Dignidad Humana.

“El objetivo es que cada uno recupere su dignidad como hijo de Dios”, agrega el padre Arias Toro, quien cada semana viaja desde Bogotá para compartir con los residentes, escuchar sus historias, orientar sus pasos y fortalecer la fe que da sentido. “Este es un lugar para sanar, para volver a creer que sí se puede cambiar de vida, que el dolor no es el final de la historia”.

Por su parte el Cardenal Rueda los invitó a considerar que “la casa más importante, abierta siempre a nuevos caminos, es la vida, el corazón de cada uno de ellos, por lo que, precisó, deben esmerarse en su cuidado, pues hay un visitante permanente, un divino visitante, que es el Señor, que da vida y quiere habitar en cada uno de nosotros”.

Con información de El Catolicismo

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