Intelectual brillante y buscadora incansable de la verdad, Edith Stein pasó del ateísmo al Carmelo y entregó su vida por su pueblo durante la persecución nazi.
Redacción (11/08/2025 11:23, Gaudium Press) Edith Stein, más conocida en la vida religiosa como Teresa Benedicta de la Cruz, fue una mujer extraordinaria, filósofa, mística, carmelita y mártir. Nació en Breslavia —hoy Polonia— el 12 de octubre de 1891 y murió en Auschwitz el 9 de agosto de 1942. Judía de nacimiento y católica por conversión, su vida fue un intenso camino de búsqueda de la verdad. «Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, síntesis de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios» San Juan Pablo II.
En su honor, aquí te contamos 5 cosas que quizá no conocías de su vida:
- La primera mujer en llevar a Santo Tomás de Aquino al alemán: Discípula del filósofo Edmund Husserl, Edith fue una brillante intelectual y especialista en filosofía escolástica. Su traducción al alemán de la obra latina Quaestiones disputatae de veritate fue pionera y sigue siendo referencia para el estudio tomista.
- Dejó su fe judía y el ateísmo la llevó a buscar la verdad: Criada en una familia judía practicante, perdió la fe en su adolescencia y vivió años como atea convencida. Su conversión se dio tras leer, de un tirón, la autobiografía de Santa Teresa de Ávila, una noche de 1921. Aquella experiencia marcó un antes y un después, «Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad».
- Una carrera académica truncada por ser mujer y judía: A pesar de su genialidad académica, fue rechazada en varias universidades alemanas por su condición de mujer y de origen judío, incluso antes del nazismo. Durante la dictadura de Hitler, se le prohibió enseñar, aunque la Asociación de Maestros Católicos le otorgó una beca y espacio para impartir clases en instituciones femeninas católicas.
- Pionera en la visión cristiana de la mujer: Inicialmente vinculada a causas feministas, tras su conversión se dedicó a elaborar una visión cristiana del papel y la dignidad de la mujer, dictando conferencias por toda Alemania. Su reflexión inspiró más tarde a San Juan Pablo II en la carta apostólica Mulieris Dignitatem.
- Ofreció su vida por la paz y por su pueblo judío: En 1933 escribió al Papa Pío XI pidiendo que denunciara el antisemitismo— odio a los judíos—. Poco antes de su arresto, ofreció su vida a Dios como acto de reparación y redención por el pueblo judío. El 2 de agosto de 1942 fue detenida junto con su hermana Rosa. Sus últimas palabras fueron: «Ven, vayamos, por nuestro pueblo».
Pero… ¿Quién fue Edith Stein?
Cuando Edith nació, su familia celebraba el Yom Kippur, la fiesta judía de la expiación, lo que su madre consideró un signo especial. Su padre murió cuando ella tenía dos años, y su madre, mujer fuerte y religiosa, debió sostener sola la familia y el negocio familiar. Sin embargo, en su adolescencia Edith abandonó la fe: «Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar».
Estudió germanística e historia en la Universidad de Breslavia, aunque su verdadera pasión era la filosofía. En 1913 se trasladó a Gotinga para estudiar con Edmund Husserl, de quien se convirtió en discípula y asistente. Allí conoció a Max Scheler, cuya apertura al catolicismo despertó su interés por la fe. En 1916 obtuvo su doctorado summa cum laude — con los más altos honores— con una tesis sobre el problema de la empatía.
La Primera Guerra Mundial la llevó a trabajar como enfermera en un hospital militar austríaco, asistiendo a soldados enfermos y heridos. Una experiencia clave fue su encuentro con la joven viuda de su amigo Adolf Reinach, quien, pese al dolor, irradiaba una gran fe. Edith recordaría: «Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores».
Su misión como educadora
En 1921, mientras pasaba unas vacaciones en casa de amigos, encontró la autobiografía de Santa Teresa de Ávila. La leyó en una noche y, al amanecer, supo que había hallado la verdad que buscaba. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo, consciente de que su fe cristiana no anulaba, sino que cumplía, su identidad judía: «Me sentía nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios».
Tras su conversión, deseó entrar al Carmelo, pero sus directores espirituales le aconsejaron esperar. Durante casi una década enseñó en instituciones católicas, dio conferencias sobre la vocación femenina y tradujo obras de teología y filosofía.
En 1933, ante el avance del nazismo, entró al Carmelo de Colonia con el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz. Su vocación se centró en vivir unida a Cristo crucificado y ofrecer su vida por la salvación del mundo y por su pueblo. Tras la Noche de los Cristales Rotos (1938)— La Noche de los Cristales Rotos fue un violento ataque coordinado contra judíos en Alemania y Austria, el 9 y 10 de noviembre de 1938, donde se destruyeron sinagogas, comercios y hogares, con asesinatos y arrestos masivos, mientras las autoridades no intervinieron.—, fue trasladada al Carmelo de Echt, Holanda, para protegerla, pero allí fue arrestada junto a su hermana Rosa en 1942, en represalia por la protesta de los obispos holandeses contra el antisemitismo.
Fue deportada a Auschwitz y asesinada en la cámara de gas el 9 de agosto de 1942. San Juan Pablo II la canonizó en 1998 y la proclamó copatrona de Europa. «Una hija de Israel, que durante las persecuciones de los nazis permaneció unida en la fe y el amor al Señor Crucificado, Jesucristo, como católica, y con su pueblo, como una judía» (San Juan Pablo II).
La vida de Edith Stein es un ejemplo de valentía y amor. Buscó la verdad sin descanso y, cuando la encontró en Cristo, no dudó en seguirla hasta las últimas consecuencias. Su fe la llevó a entregar su vida como ofrenda por la paz. Hoy, su memoria sigue inspirando a creer, a amar y a caminar firmes en la palabra de Dios no importa los obstáculos que enfrentemos en el camino.
Con información de ChurchPop y Vatican.va
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