Menú 
El Pontífice ofició la misa Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castel Gandolfo.
Redacción (15/08/2025 10:03, Gaudium Press) Esta mañana de este viernes 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, el Papa León XIV presidió una misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castel Gandolfo, donde cumple la segunda parte de su período de descanso.
En su homilía, el Pontífice enfatizó que “en María de Nazaret reside nuestra historia, la historia de la Iglesia inmersa en la humanidad común. Encarnado en ella, el Dios de la vida y la libertad venció a la muerte. Sí, hoy contemplamos cómo Dios vence a la muerte, sin descuidarnos jamás”.
El «sí» de Nuestra Señora perdura.
El Santo Padre afirmó además que el “sí” de Nuestra Señora, unido al de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz, perdura “en los mártires de nuestro tiempo, en los testigos de la fe y la justicia, de la mansedumbre y la paz”. A continuación, instó a los fieles a elegir “cómo y para quién vivir”. Reflexionando sobre el Evangelio de la Visitación, León XIV enfatizó que en el encuentro de María con Isabel, “la sorprendente fecundidad de la estéril Isabel confirmó a María en su confianza: anticipó la fecundidad de su ‘sí’, que se extiende a la fecundidad de la Iglesia y de toda la humanidad, al recibir la Palabra renovadora de Dios”.
Nada es imposible para Dios.
El Papa explicó que el cántico del Magníficat de la Madre de Dios fortalece la esperanza de los humildes y hambrientos, recordando que “las promesas de Dios parecen imposibles, pero cuando nacen los lazos con los que oponemos el bien al mal, la vida a la muerte, entonces vemos que ‘nada es imposible para Dios’ (Lc 1,37)”. León XIV también advirtió contra una fe que “envejece” en comunidades dominadas por el bienestar material y la complacencia, y aseguró que la Iglesia “rejuvenece gracias al Magníficat” de los pobres, los perseguidos y los constructores de paz. “Muchas de ellas son mujeres, como la anciana Isabel y la joven María: mujeres pascuales, apóstoles de la Resurrección”.
No tengamos miedo de elegir la vida
El Santo Padre invitó a los fieles a ver en la Asunción de Nuestra Señora un signo del destino que Dios desea para todos. “Se nos da como signo de que la Resurrección de Jesús no fue un acontecimiento aislado, una excepción. María es ese entrelazamiento de gracia y libertad que nos impulsa a confiar, a tener valentía, a involucrarnos en la vida de un pueblo”. ¡No tengamos miedo de elegir la vida! Puede parecer peligrosa, temeraria. Cuántas voces nos susurran constantemente: “¿Quién te obliga a hacer esto? Piensa en tus propios intereses”. Son voces de muerte. En cambio, somos discípulos de Cristo. Es su amor el que nos impulsa, en cuerpo y alma, en nuestro tiempo. Como individuos y como Iglesia, ya no vivimos para nosotros mismos. Es precisamente esto, y solo esto, lo que difunde la vida y la hace prevalecer. Nuestra victoria sobre la muerte comienza ahora mismo —concluyó—. (EPC)
Deje su Comentario