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“Jesús nos invita, con su ayuda, a no renunciar a hacer el bien, sino a seguir actuando por nuestro propio bien y el de todos, incluso de quienes nos hacen sufrir”, enfatizó el Papa en su reflexión antes del rezo del Ángelus en la Piazza della Libertà de Castel Gandolfo.
Foto: Vatican News
Redacción (17/08/2025 12:12, Gaudium Press) Hoy en el Ángelus el Santo Padre se refirió al Evangelio del día (Lc 12, 49-53), donde Jesús explica a sus discípulos su difícil misión, así como la misión de sus seguidores, que a menudo es un “signo de contradicción” (cf. Lc 2, 34).
Anunciando acontecimientos difíciles
El Santo Padre destacó el anuncio de Jesús, quien habló a sus discípulos sobre lo que le esperaba en Jerusalén. Sería arrestado, insultado, maltratado y crucificado, pues los líderes del pueblo reaccionarían con crueldad a sus enseñanzas.
Un destino similar les esperaba a las primeras comunidades cristianas, quienes, aunque pacíficas y buscando vivir el mensaje de caridad del Maestro, sufrirían persecución.
El precio de hacer el bien
El Papa recordó que el bien no siempre se reconoce; al contrario, «precisamente porque su belleza perturba a quienes no lo aceptan, quienes lo practican se enfrentan a una fuerte oposición e incluso a abusos y violencia». León XIV enfatizó que «actuar según la verdad tiene un costo, porque hay personas en el mundo que eligen la mentira y porque el diablo, aprovechándose de esto, a menudo intenta impedir las acciones de las personas buenas».
El Santo Padre enfatizó que Jesús «nos invita, con su ayuda, a no rendirnos ni a conformarnos con esta mentalidad, sino a seguir actuando por nuestro propio bien y el bien de todos, incluso de quienes nos hacen sufrir». No debemos reaccionar ante la violencia con venganza, sino permanecer fieles a la verdad en la caridad. Los mártires dan testimonio de ello, derramando su sangre por la fe, y también nosotros, en diferentes circunstancias y de diversas maneras, podemos imitarlos.
El Papa señaló el alto precio que debe pagar un buen padre o madre que desea educar bien a sus hijos. A veces es necesario decir que no, reprender, y esto conlleva sufrimiento. «Lo mismo se aplica a un maestro que desea educar adecuadamente a sus alumnos, a un profesional, a un religioso, a un político que decide cumplir honestamente su misión, así como a cualquiera que se esfuerce por ejercer sus responsabilidades con coherencia, siguiendo las enseñanzas del Evangelio».
León XIV concluyó animando a los fieles a pedir a María, Reina de los Mártires, «que nos ayude a ser, en toda circunstancia, testigos fieles y valientes de su Hijo, y a apoyar a nuestros hermanos y hermanas que sufren hoy a causa de su fe».
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