Mons. Alfredo Espinoza destacó, a un año del 53° Congreso Eucarístico Internacional en Quito, que Jesús en la Eucaristía invita a construir fraternidad en un mundo fragmentado.
Redacción (16/09/2025 09:51, Gaudium Press) Hace un año, la ciudad de Quito, conocida como la Carita de Dios, fue sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional. Bajo el lema Fraternidad para sanar el mundo, este evento reunió a delegados de sesenta países en un encuentro que, en palabras del arzobispo de Quito, Mons. Alfredo Espinoza, quien es impiración en la vida de los participantes y en la historia de la Iglesia.
A través de una carta titulada El pan de la fraternidad: Compromiso desde la Eucaristía, el prelado recordó este evento y subrayó que “Jesús Eucaristía nos comprometió a todos a ser constructores de fraternidad en un mundo violento, injusto y fragmentado”. Este compromiso, según la reflexión de Mons. Espinoza, se extiende especialmente hacia los más vulnerables, ya que “Fraternidad sin los últimos, no es fraternidad”.
Durante el Congreso, el himno del evento anunciaba un mensaje muy significativo: “Desde Ecuador, para el mundo entero, anunciamos: Tú eres mi vida, Jesús”. Este canto representó la esencia del encuentro, al lanzar desde la “Mitad del mundo” un llamado global a la unidad y la solidaridad. El arzobispo expresó su gratitud a todos quienes hicieron posible esta “gran aventura” y “sueño de fraternidad”, incluyendo a cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos y jóvenes, así como a los conferencistas que con sus testimonios “impactaron y nos hicieron tomar conciencia del gran desafío de la Fraternidad”.
Uno de los frutos tangibles de este encuentro es el proyecto social El Pan de la Fraternidad. Lanzado al concluir el congreso, este plan busca establecer cien comedores parroquiales en un lapso de cuatro años para atender a personas necesitadas. Con alegría, Mons. Espinoza informó que ya se han implementado 30 de estos comedores, los cuales brindan asistencia a alrededor de 3,000 personas. Este esfuerzo es un reflejo del compromiso de la Iglesia en Ecuador para llevar el mensaje de la Eucaristía a la acción.
Al concluir su carta, Mons. Espinoza invitó a todos a asumir la fraternidad como un verdadero compromiso, animándolos a ser misioneros eucarísticos y misioneros de fraternidad. Además, el arzobispo anunció que el testigo del Congreso Eucarístico Internacional ha pasado a Sídney, Australia, la sede del próximo 54° Congreso en 2028. En esa ciudad ya se trabaja intensamente en la preparación del evento, el cual cuenta con la aprobación del lema por parte del Papa León XIV.
La reflexión del Arzobispo de Quito sirve como un recordatorio del poder transformador de la Eucaristía para construir puentes de fraternidad en un mundo lleno de división, y de cómo el legado del 53° Congreso Eucarístico Internacional en Ecuador continúa vivo a través de acciones concretas de servicio y amor al prójimo.
EL PAN DE LA FRATERNIDAD
COMPROMISO DESDE LA EUCARISTÍA
Es bueno recordar, porque ello significa “volver a vivir” en la mente y en el corazón los momentos que han marcado y dejado huella en la vida y en la historia, en este caso, en nuestras vidas.
Hace un año vivíamos con profunda alegría el 53° Congreso Eucarístico Internacional con el lema “Fraternidad para sanar el mundo”, realizado en Quito, la “Carita de Dios” como cariñosamente se le llama.
“Desde Ecuador, para el mundo entero, anunciamos: Tú eres mi vida, Jesús”, nos decía la letra del himno del Congreso. Y sí, desde la “Mitad del mundo”, se lanzó al mundo entero un mensaje de fraternidad desde la Eucaristía. Es que Jesús Eucaristía nos comprometió a todos a ser constructores de fraternidad en un mundo violento, injusto y fragmentado. Volvimos nuestra mirada a los más pobres y descartados de la sociedad, porque, “Fraternidad sin los últimos, no es fraternidad”.
Gracias nuevamente a todos los que hicieron posible esta “gran aventura”, “este sueño de fraternidad” y gran desafío que se hizo realidad. Pero, de manera especial, gracias a todos ustedes: Cardenales, Obispos, Delegados de las diferentes Conferencias Episcopales, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y jóvenes, de sesenta países del mundo que participaron con alegría en el Congreso. Gracias a cada uno de los expositores por sus conferencias y testimonios que impactaron y nos hicieron tomar conciencia del gran desafío de la Fraternidad. Un agradecimiento muy particular al P. Corrado Maggioni y al P. Vittore Boccardi y a todo el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales por todo su apoyo y acompañamiento durante los tres años de preparación.
La posta la pasamos a Sídney, que en el 2028 nos espera con los brazos abiertos para vivir el 54° Congreso Eucarístico Internacional. Ellos ya están trabajando intensamente en la preparación y cuentan ya con la aprobación del lema del Congreso por parte del Papa León XIV, el mismo que será anunciado oficialmente.
El 15 de septiembre del 2024, al finalizar nuestro Congreso, lancé el proyecto social como fruto de este encuentro al que denominamos “El Pan de la Fraternidad”, el mismo que consiste en la puesta en marcha de cien comedores parroquiales en los próximos cuatro años. Con alegría les comunico que ya hemos implementado en este año un total de treinta comedores, los mismos que están en marcha y sirviendo alimento a los más pobres.
Que la Fraternidad sea un verdadero compromiso para todos nosotros. Seamos esos “misioneros eucarísticos” y al mismo tiempo, “misioneros de fraternidad”.
Unidos en el Señor de la Vida
† Alfredo José Espinoza Mateus, SDB
Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador
En conclusión, el mensaje central que emerge del texto es un llamado continuo a la acción. El 53° Congreso Eucarístico Internacional fue el inicio de un compromiso a largo plazo con la fraternidad y el servicio a los más vulnerables. La implementación de los comedores parroquiales, el legado del evento y la preparación para el próximo congreso en Sídney demuestran que este compromiso sigue vivo y se proyecta hacia el futuro, invitando a cada persona a ser un misionero de la fraternidad en su propia vida. El arzobispo Espinoza subraya que la Eucaristía es la fuente de esta misión, que impulsa a la comunidad a construir una sociedad más justa y compasiva. La fraternidad no es solo un lema, sino una necesidad urgente.
Con información de AciPrensa
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