viernes, 03 de octubre de 2025
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Beatificado el Padre Oros: Fidelidad al Papa hasta la Muerte

Mártir del régimen comunista, el Padre Pedro Pablo Oros fue beatificado el 27 de septiembre en la ciudad de Bilky, Ucrania, por el cardenal Grzegorz Ryś, representante del Papa.

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Redacción (03/10/2025 10:51, Gaudium Press) La Iglesia realizó el pasado sábado la beatificación de otro héroe de la fe, que dio testimonio de su fidelidad al Sucesor de Pedro, hasta el punto de derramar su sangre. Se trata del Padre Pedro Pablo Oros, mártir del régimen comunista, quien fue beatificado el 27 de septiembre en la ciudad de Bilky, Ucrania, por el cardenal Grzegorz Ryś, representante del Papa.

Datos Biográficos

Nacido el 14 de junio de 1917, Pedro Pablo Oros nació en el seno de una familia católica en el pueblo de Bir, Hungría, en la región de Transcarpatia (más allá de los Cárpatos). A los dos años perdió a su padre y, siete años después, a su madre, fue acogido por una familia del pueblo de Skotarske. En 1937, Peter ingresó en el Seminario de Uzghorod, una región fronteriza entre Ucrania y Hungría. El 18 de junio de 1942, recibió su ordenación sacerdotal, convirtiéndose en sacerdote de la Eparquía greco-católica de Mukachevo, Ucrania. Poco después de asumir el cargo de párroco, fue reconocido por su dedicación al prójimo y el celo pastoral con el que cuidaba de las almas que le eran confiadas. Dos años más tarde, tras completar un curso de capellanía militar, el Padre Oros regresó a su parroquia, que ese año, junto con toda la región de Transcarpatia, fue ocupada por las tropas soviéticas.

Persecución y martirio

Con la anexión de Ucrania a la URSS, comenzó la persecución contra la Iglesia greco-católica. En cuanto recibió una nueva asignación pastoral en la ciudad de Bilky en 1946, comenzó a enfrentar presiones para unirse a la Iglesia Ortodoxa Rusa. En 1948, la presión se intensificó, pero él siempre se mantuvo fiel al Papa, aun sabiendo el riesgo que corría. En 1949, cuando la Iglesia greco-católica fue prohibida en esa región, con sus sacerdotes perseguidos por los servicios secretos y ejecutados sistemáticamente, el Padre Pedro continuó ejerciendo su ministerio clandestinamente, atendiendo a los católicos que se negaban a adherirse al Cisma.

Durante cuatro años, el Padre Oros logró evadir la vigilancia estatal. Sin embargo, tras una noche de atención pastoral, cuando el sacerdote se dirigió a la casa de un enfermo para repartir el viático, unos agentes de los servicios secretos lo identificaron y lo llevaron a un pueblo vecino.

¡Arrodíllate!, ordenó uno de los comunistas. Al comprender que su fin había llegado, el Padre Pedro, arrodillado, consumió la hostia que portaba. Dos balas le atravesaron la espalda, sellando con sangre la fidelidad de un ministro de Cristo a su dulce Representante en la tierra.

El entierro del heroico pastor permaneció en secreto durante 39 años. Tras la legalización de la Iglesia greco-católica, un grupo de fieles indicó, bajo juramento, el lugar donde reposaban los restos del Padre Oros. Estos fueron recogidos debidamente, y sus reliquias se conservaron en una capilla a las afueras de Bilky, donde aún son veneradas por numerosos grupos de fieles. (Rodrigo Siqueira / Gaudium Press)

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