Los prelados recuerdan “el México heroico de los cristeros que dieron su vida” por la fe y “escribieron una página luminosa en la historia de la Iglesia universal y de nuestra patria”

Fusilamiento Padre Pro
Redacción (14/11/2025 13:44, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) rindió homenaje a los más de 200.000 mártires de la Resistencia Cristera en un mensaje al Pueblo de Dios, titulado: Iglesia en México: Memoria y Profecía – Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires, difundido este jueves 13 de noviembre:
“Cuando el Estado totalitario intentó imponer su dominio absoluto sobre las conciencias, nuestros mártires comprendieron con claridad meridiana la centralidad de Jesucristo: morir gritando ¡Viva Cristo Rey! era afirmar que ningún poder humano puede reclamar la soberanía absoluta sobre la persona y la conciencia. Era decir con la vida lo que proclamaban con los labios: Cristo es Rey, no el Estado opresor; Cristo es Rey, no el dictador en turno que se envuelve en su soberbia”.
El mensaje, fruto de la 119ª Asamblea Plenaria de la CEM celebrada del 10 al 14 de noviembre en Casa Lago, Estado de México, con la participación de 121 obispos mexicanos, recordó que “apenas unos meses después de la proclamación de la Solemnidad de Cristo Rey, en julio de 1926 entraba en vigor la llamada ‘Ley Calles’ en nuestro país, que desató la persecución religiosa más cruenta de nuestra historia”.
En un extenso apartado, los obispos mexicanos aprovechan lo que denominan “la ruta jubilar”, 2025-2026-2031, para primero dar gracias por los frutos del Jubileo de la esperanza (2025), para rememorar de la resistencia cristera que nos interpela (2026) y para preparar el 2031, V Centenario las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Los prelados conmemoran el testimonio de tantas personas que perdieron su vida por defender la fe y la libertad para practicarla:
“Honremos hoy la memoria de los más de 200 mil mártires que entregaron sus vidas defendiendo su fe: Niños, jóvenes, ancianos; campesinos, obreros, profesionales, sacerdotes, religiosos, laicos; el México heroico de los cristeros que dieron su vida por una causa sagrada, por la libertad de creer y de vivir según su fe, todos ellos escribieron una página luminosa en la historia de la Iglesia universal y de nuestra patria.”
La legislación promulgada por el entonces presidente Plutarco Elías Calles, establecía un férreo control contra los creyentes y los ministros de culto. Entre sus disposiciones, disolvía las órdenes monásticas, restringía severamente la labor pastoral, prohibía el ministerio de presbíteros extranjeros y el culto público fuera de los templos, además de expropiar definitivamente todo edificio religioso.
La Guerra Cristera culminó oficialmente en junio de 1929, aunque la persecución continuó. Las relaciones entre Iglesia y Estado no se restablecerían hasta 1992, cuando una reforma constitucional y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público reconocieron la existencia jurídica de la Iglesia Católica.
Denuncia de la violencia y defensa de la familia
Sin adoptar “una posición política ni partidista”, los obispos denunciaron que «nuestra Nación sigue bajo el dominio de los violentos» y que “ese cáncer del crimen organizado que padecemos desde hace años ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del país”. Criticaron que “ninguno de los dirigentes que gobierna este país ha logrado erradicar este mal”.
El Episcopado advirtió que “toda esta realidad preocupante comienza en la familia: una sociedad que no protege a la familia se desprotege a sí misma”. Lamentaron los datos “alarmantes” que muestran “familias desintegradas, violencia intrafamiliar y en ambientes escolares, adicciones que destruyen la vida de los jóvenes”.
Los obispos criticaron las políticas públicas implementadas “sin un diálogo genuino con los padres de familia” mientras “se promueve, de manera sutil y, en ocasiones, de manera explícita, una visión antropológica ajena a la dignidad integral de la persona humana”.
El texto de del Episcopado concluye recordado que en 2033 se conmemorará “el segundo milenio de la Redención Universal, los dos mil años de la resurrección de Cristo que queremos celebrar con todo el Pueblo de Dios en un ambiente de fraternidad y paz.”
Con información de Infocatólica.





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