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Fieles convocan una manifestación el 14 de diciembre para pedir el regreso del pesebre navideño a la Plaza de San Jaime, retirado por el Ayuntamiento.
Foto: Archivo GaudiumPress
Redacción (03/12/2025 11:22, Gaudium Press) Un grupo de fieles católicos está convocando a manifestarse el próximo 14 de diciembre en la Plaça Sant Jaume, frente al edificio del Ayuntamiento de Barcelona, para protestar contra la decisión municipal de suprimir el tradicional pesebre navideño al aire libre en este emblemático espacio público.
Los organizadores invitan a los ciudadanos a acudir llevando sus propias figuras, belenes o nacimientos del Niño Dios, como acto simbólico de defensa.
La iniciativa surge de la Corriente Social Cristiana (CSC), una asociación fundada en 2024 que busca promover la Doctrina Social de la Iglesia sin vínculos partidistas. En un comunicado, la entidad denunció que existe un interés del poder político, cultural y mediático en presentar la cancelación del belén como un hecho anecdótico. “Quieren ignorar que lo que da valor a la celebración del belén no es tanto su belleza —que también— como ocupar simbólicamente la vía pública”, subrayan.
La CSC califica lo ocurrido como grave por su significado de exclusión y asegura que forma parte de una dinámica más amplia, visible en acciones recientes como la eliminación de la misa de la Virgen de la Merced del programa oficial de las fiestas mayores de la ciudad. En su comunicado, los organizadores lamentan que se esté intentando vaciar de contenido espiritual y cultural las celebraciones tradicionales y advierten que la Navidad en Barcelona corre el riesgo de reducirse a luces y espectáculos, perdiendo su sentido religioso y comunitario.
El valor del belén para la ciudad
Los convocantes defienden que el pesebre en la Plaça Sant Jaume tiene un triple valor: religioso, popular y artístico. Desde el punto de vista religioso, recuerdan que para los cristianos de fe, el belén es la expresión del nacimiento del Mesías redentor, Jesucristo, una representación pública de la fe en el misterio de la Encarnación.
En el plano popular, el belén es visto como una tradición que trasciende los límites de la fe y se ha convertido en un punto de encuentro ciudadano. Cada año, miles de barceloneses y turistas se acercaban a contemplarlo, manteniendo viva una costumbre que —según la Corriente Social Cristiana— “contribuye a la identidad colectiva de la ciudad”.
Una tradición rota por el actual equipo de gobierno municipal
Desde el punto de vista artístico, los defensores del belén subrayan que se trata de una manifestación cultural de gran belleza y valor patrimonial. De hecho, el primer belén público de grandes dimensiones se instaló en Barcelona en el siglo XVIII, y desde 1940 la plaza de Sant Jaume ha sido su escenario habitual. Esta continuidad solo se rompió con la llegada del actual equipo de gobierno municipal, liderado por Jaume Collboni, quien asumió el cargo en 2023.
“El belén, como realidad cultural, popular y tradicional, pertenece a la ciudad, no al Ayuntamiento, que solo es un servidor de la sociedad civil”, afirma CSC, que acusa al alcalde de practicar “una guerra cultural contra los símbolos cristianos de la ciudad con la voluntad de excluir toda manifestación cristiana del espacio público”. Así mismo, la agrupación denuncia lo que considera una expresión de supremacismo cultural y político de concepciones secularizadoras y materialistas, que —según afirman— contradicen el espíritu plural y democrático que debería imperar en la sociedad catalana.
Tradición y controversia
El debate sobre el belén de la Plaça Sant Jaume no es nuevo. Desde hace más de una década, la forma de representar el nacimiento en este espacio ha suscitado controversias. Algunos años, los montajes apostaron por propuestas artísticas o conceptuales que despertaron críticas de sectores tradicionales, que consideraban que se había perdido el sentido religioso.
Con la llegada del actual gobierno municipal, el Ayuntamiento decidió trasladar el belén al interior del edificio consistorial, dejando la plaza decorada únicamente con luces y motivos invernales. Las autoridades justifican la medida como una forma de dignificar el belén, asegurando que el nuevo formato permite cuidar mejor las figuras, resguardarlas de la intemperie y ofrecer un montaje más elaborado.
Sin embargo, para amplios sectores de la población y organizaciones como la Corriente Social Cristiana, esta decisión representa mucho más que un simple cambio logístico. “No es una cuestión de espacio ni de estética”, indican. “Lo que está en juego es la visibilidad pública de la fe y la continuidad de una tradición que pertenece al pueblo, no a la administración”.
El debate ha trascendido incluso los límites religiosos, generando reflexiones sobre la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a manifestar su identidad cultural y espiritual en espacios comunes. Algunos intelectuales han advertido que un laicismo mal entendido puede derivar en una neutralidad vacía que, lejos de garantizar la convivencia, termina invisibilizando las tradiciones históricas de una comunidad.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Barcelona ha reafirmado su decisión. En declaraciones recientes, funcionarios municipales señalaron que el consistorio apuesta por una Navidad ‘inclusiva’ y moderna, centrada en la iluminación, la música y las actividades culturales. Según sus portavoces, el nuevo formato no busca excluir, sino representar la diversidad de la ciudad.
Una tradición que resiste
Pese a las controversias, la Corriente Social Cristiana asegura que su movilización del 14 de diciembre no será un acto de confrontación, sino un gesto pacífico de fe. “Queremos demostrar que el belén no puede ser cancelado, porque vive en el corazón del pueblo”, expresan en su convocatoria.
Con información de AciPrensa
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