martes, 09 de diciembre de 2025
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Obispos consagran solemnemente a Guinea-Bissau al Inmaculado Corazón de María

Los prelados instan a la paz, el diálogo y el respeto por los derechos, después de que los militares tomaran el poder y suspendieran los resultados electorales.

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Mons. Víctor Luís Quematcha, obispo de la diócesis de Bafatá, Guinea-Bissau. Foto: Radio Sol Mansi, página de Facebook.

Redacción (09/12/2025 14:15, Gaudium Press) En un acto solemne de fe en medio de la agitación política, la Iglesia Católica en Guinea-Bissau consagró la nación al Inmaculado Corazón de María el 6 de diciembre. Los obispos instaron a los ciudadanos y líderes a elegir el camino del diálogo, la justicia y la reconciliación tras la toma del poder por parte de los militares el mes pasado.

La ceremonia de consagración, celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de las Gracias, en la Diócesis de Bissau, tuvo lugar apenas diez días después de que generales del ejército suspendieran el proceso electoral el 26 de noviembre y bloquearan los resultados de las elecciones presidenciales del 23 de noviembre.

Argumentando una presunta conspiración de desestabilización que involucraba a políticos y narcotraficantes, el ejército detuvo la proclamación oficial del ganador de una contienda en la que tanto el presidente en ejercicio, Umaro Sissoco Embaló, como el candidato de la oposición, se habían proclamado vencedores. El general Horta Inta-a, jefe de la guardia presidencial, juró como líder de la transición, mientras que Ilídio Vieira Té, aliado cercano del expresidente, fue nombrado primer ministro.

Presidiendo la misa, Mons. Víctor Luís Quematcha, obispo de la diócesis de Bafatá, pronunció una homilía concisa que enmarcó la consagración como una respuesta espiritual a la crisis y un llamado moral a los actores políticos del país.

“Solo mediante la unidad y el compromiso con la justicia y la verdad podremos superar la crisis y construir un futuro mejor para todos”, dijo el obispo Quematcha a la congregación. “Debemos aprender de los errores del pasado, fortalecer la solidaridad y trabajar juntos para proteger la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos”.

En el acto formal de consagración, leído en voz alta por Mons. Quematcha, la Iglesia reconoció abiertamente los “tiempos de inestabilidad y profundos desafíos” que atraviesa Guinea-Bissau, enumerando disputas políticas, falta de respeto a la Constitución, violaciones de los derechos y libertades fundamentales, narcotráfico, corrupción y la pérdida de confianza en las relaciones humanas. Estas “heridas”, afirmaba el texto, “destruyen el sueño de paz y desarrollo y afectan gravemente las esperanzas de los jóvenes”.

Haciendo eco de un tema de conversión personal y colectiva, el obispo dijo a los fieles: “Quien se niega a mirarse a sí mismo sigue siendo esclavo. La obra de la paz comienza con el reconocimiento de nuestras faltas”. Instó a los fieles a “actuar con compasión y fortalecer los lazos de fraternidad, manteniendo viva la fe incluso ante la adversidad”.

La ceremonia concluyó con la nación confiada formalmente a la protección del Inmaculado Corazón de María, un gesto que la Iglesia describió como una reafirmación de la confianza en la intercesión divina en medio de la incertidumbre.

La consagración marca el capítulo más reciente en la larga historia de inestabilidad política de Guinea-Bissau desde su independencia de Portugal en 1974, un período que ha sido testigo de múltiples golpes de Estado, intentos de golpe y una fragilidad institucional crónica.

La Iglesia católica, que reivindica la lealtad de aproximadamente la mitad de la población, se ha posicionado con frecuencia como una voz moral que aboga por la no violencia y el orden constitucional.

Raju Hasmukh con información de ACI Africa.

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