La Croix revela el más amplio estudio reciente sobre los católicos en el país galo.

Santuario de Lourdes
Redacción (10/12/2025 09:27, Gaudium Press) La edición del pasado lunes de La Croix, diario con identidad católica pero bastante reconocido en el campo civil, ha publicado un amplio reportaje sobre “Ser católico en Francia en el día de hoy”, focalizándose especialmente en lo que llama ‘católicos comprometidos’ (catholiques engagés).
El reportaje continene los resultados de un estudio* hecho para el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), buscando el perfil, o los perfiles de aquellos católicos para quienes su religión es verdaderamente central en sus vidas.
En una Francia donde la pertenencia religiosa continúa retrocediendo, los llamados ‘católicos practicantes regulares’ resisten. Representan todavía el 5,5% de la población, es decir, son tres millones de franceses mayores de 18 años que van a misa al menos una vez al mes y algunos cada semana. Dato importante: uno de cada tres de estos católicos practicantes viven en la región parisina. Para la investigación, se entrevistaron 1004 católicos practicantes regulares y 1155 católicos practicantes ocasionales.
Sí, a los practicantes regulares se suman los “ocasionales comprometidos”, católicos que aparecen menos, o muy poco, en las iglesias el domingo —fuera de ceremonias familiares—, pero cuya fe ha alimentado sin embargo un compromiso parroquial, caritativo, sindical… Son católicos que aparecen en el templo con ocasión de las grandes fiestas, o a veces menos. Estos son alrededor de 3,5 millones de franceses.
El estudio documenta las recomposiciones del catolicismo y subraya las diferencias entre ambos grupos, atrapados en dinámicas contradictorias. Por un lado, esos tres millones que resisten y, por otro, la “supervivencia” de los otros tres millones y medio, franja de la cual se perciben los signos de un proceso de distanciamiento respecto a la fe católica. Es decir, aquí ya se va esbozando una conclusión importante del estudio: en quienes asisten a la eucaristía con regularidad, la fe tiene sede firme en sus almas, mientras que en los ocasionales, esa embajada católica al interior del espíritu se va borrando, desdibujando.
Asisten a misa, pero también rezan
La asistencia a la eucaristía entre los católicos ‘regulares’ es simplemente el aspecto más visible de otros ‘indicadores’ católicos:
Los “regulares” comparten prácticas comunes, marcadores de fervor e intensidad religiosa: 8 de cada 10 rezan muy o bastante a menudo en casa, el 44% recita el rosario, poco más de un tercio se confiesa regularmente y participa en tiempos de adoración. Para casi 4 “regulares” de cada 10, ser católico compromete ante todo a vivir “una relación de intimidad con Jesús” o “buscar la santidad y luchar contra el pecado”. Entre los “ocasionales comprometidos”, la vivencia es menos tradicionalmente piadosa y manifiestan sobre todo su deseo de vivir valores como el “compartir” y “la paz”.
¿Esto no es ya un campanazo para la jerarquía, sobre la importancia de incentivar, en escuelas, homilías dominicales, en todos sus canales, la importancia de la oración personal o en familia, y la necesidad de la frecuencia de sacramentos?
En las cuestiones sociales, particularmente el llamado matrimonio homosexual, el aborto o la eutanasia, la brecha entre “regulares” y “ocasionales” comprometidos es grande. No es sorpresa que los “regulares” estén más cercanos a las posiciones del magisterio de la Iglesia. Si el 35% de estos últimos están contra la eutanasia, la cifra cae al 9% para los ocasionales comprometidos. De igual manera respecto al aborto, con una oposición consistente —34% entre los regulares, llegando al 46% en aquellos que van a misa cada semana— y por el contrario una aceptación muy amplia entre los “ocasionales comprometidos”.
Esta diferencia entre “ocasionales comprometidos”, y el núcleo de católicos practicantes regulares es también muy llamativa en la cuestión del militancia. Si 6 “ocasionales comprometidos” de cada 10 nunca han manifestado o militado por un tema llevado por la Iglesia, la proporción se invierte para los regulares.
Otro punto de divergencia notable: los “ocasionales comprometidos” albergan deseos de reforma. Casi uno de cada tres cita, en primer lugar, como desafío prioritario para la Iglesia en los años venideros, la capacidad de “reformarse en profundidad para recuperar la confianza de los fieles”.
Paradójicamente, los practicantes regulares aparecen plurales y menos polarizados. Una de las lecciones de este sondeo es que no existe un retrato-tipo del católico practicante regular. Se pueden sin embargo destacar algunos grandes rasgos: su edad media es muy ligeramente inferior a 50 años y casi uno de cada tres vive en la región parisina, ilustrando una tendencia fuerte de un catolicismo cada vez más urbano. Otro hecho destacable: poco más de un practicante regular de cada dos es hombre.
Son más frecuentemente hijos de católicos que iban ellos mismos regularmente a misa. Cerca de dos tercios de los “regulares” provienen de una familia que iba regularmente a misa. Una cierta renovación se encuentra, en cambio, entre el 13% de encuestados que dicen ir a misa al menos una vez al mes aunque provienen de familias no practicantes.
Diversidad política
El pluralismo de estos “regulares” se manifiesta también en el tablero político. Estos últimos están lejos de ser monolíticos: 4 de cada 10 se dicen cercanos a la derecha o la extrema derecha, contra 3 de cada 10 de la izquierda o la extrema izquierda y 15% de la mayoría presidencial. Esto atestigua que no existe “un voto católico” orientado hacia un lado del espectro.
Entre “regulares” y “ocasionales comprometidos”, existen sin embargo puntos de convergencia. Se desprende un amplio consenso para defender un mejor lugar de las mujeres en la Iglesia, aunque con matices en lo que concierne al acceso al sacerdocio.
Los dos grupos muestran también una misma apertura prudente a la acogida de migrantes y testimonian una forma de ambivalencia en la relación con los musulmanes y el islam. Más de 8 de cada 10 afirman que «no hay que confundir la mayoría de los musulmanes pacíficos con algunos extremistas», pero, al mismo tiempo, poco más de 7 de cada 10 afirman estar inquietos por la «expansión» del islam en Francia.
Los dos públicos encuestados se ponen de acuerdo sobre una constatación que juega un papel mayor en las mutaciones del catolicismo: la de ser, de ahora en adelante, como católicos, una minoría en la sociedad francesa. Entretanto, los jóvenes católicos (que representan un 15% del total de jóvenes) nacieron en una sociedad en la que ya más o menos se sabían minoría, por lo que su identidad católica es construida a contracorriente y por tanto puede ser más fuerte y más manifestativa, algo como ‘yo soy católico, a diferencia del mundo’. En sentido contrario, los mayores crecieron en una sociedad aún mayoritariamente cristiana, y no eran pocos los que navegaban en la tendencia de acomodar la sociedad al mundo, es decir, ellos no sentían al vivo esa oposición catolicismo-mundo.
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*Estudio realizado del 14 al 29 de abril de 2025, sobre una muestra de 1.004 católicos practicantes regulares y 1.155 católicos practicantes ocasionales pero comprometidos, extraída de un muestreo global de 18.031 personas de 18 años y más, residentes en Francia metropolitana.*






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