jueves, 28 de noviembre de 2024
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En el camino del Señor, nadie debe sentirse un intruso, dice el Papa

Ciudad del Vaticano (Lunes, 02-07-2018, Gaudium Press) «El Evangelio de este domingo presenta dos prodigios realizados por Jesús, describiéndolos casi como una especie de marcha triunfal para la vida», fueron palabras del Papa Francisco al iniciar su discurso durante la Oración del Ángelus este domingo, 01 de julio, al dirigirse a los 20 mil fieles y turistas reunidos en la Plaza San Pedro.

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Inspirándose en el trecho del Evangelio de San Marcos propuesto por la liturgia del día sobre la fe y la vida nueva traída por Jesús, Francisco resalta que la única muerte que debemos temer es la del corazón endurecido por el mal, momificado.

Inspirándose en las curas de la hija de Jairo y de la hemorroísa, narradas en el Evangelio, el Papa Francisco describe lo que ocurrió en la casa de Jairo.

Al saber de la noticia que su hija había muerto, Jesús le dijo apenas: «¡No tengas miedo, apenas tenga fe!» Y al llegar en la casa, mandó salir la multitud que se lamentaba y se dirigió al cuarto de la niña, diciendo:

«Levántate». «E inmediatamente la niña se levantó, como si despertase de un sueño profundo».

Luego en seguida, el Papa pasa al segundo milagro narrado por Marcos, la cura de la hemorroísa, destacando el hecho de que «la fe de esa mujer atrae, y me viene el deseo de decir ‘roba, el poder salvador divino que existe en Cristo, que, sintiendo que una fuerza que ‘salió de él’, intenta entender quien haya sido. Y cuando la mujer, con tanta vergüenza, se aproxima y confiesa todo, Él le dice a ella:

«Hija, tu fe te salvó».

Y Francisco comenta:

«Se trata de dos historias relacionadas, con un único centro: la fe, y muestran a Jesús como fuente de vida, como aquel que devuelve la vida a aquellos que confían en él plenamente».

Nadie es intruso

Francisco recordó que Jairo, que es el padre de la niña, y la mujer enferma no son discípulos de Jesús, sin embargo, ellos fueron tocados por la Fe.

«A partir de eso, -dijo el Papa- entendemos que todos son admitidos en el camino del Señor: nadie debe sentirse como un intruso, una persona abusiva o alguien que no tiene derecho. Para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús, hay apenas un requisito: sentir necesidad de cura y confiar en Él».

Cura y Fe: el Papa Pregunta

«Yo pregunto a ustedes: ¿cada uno de nosotros se siente necesitado de alguna cura? ¿De cualquier cosa, de cualquier pecado, de cualquier problema? ¿Y si siente esto, tiene fe en Jesús? Son dos los requisitos para ser curado, para tener acceso a su corazón: sentirse necesitado de cura y confiar en Él».

Jesús descubre esas personas en medio de la multitud, comenta Francisco «y las saca del anonimato, liberándolas del miedo de vivir y osar».

«Él hace eso con una mirada y con una palabra que las coloca en camino después de tantos sufrimientos y humillaciones».
«Nosotros también somos llamados a aprender y a imitar esas palabras que liberan y esas miradas que restituyen a aquellos que son privados de esto, el deseo de vivir».

Muerte física y Corazón endurecido

Todavía comentando el Evangelio del día, Francisco afirmó que existe un entrelazamiento entre los temas de la fe y la nueva vida que Jesús vino a ofrecer a todos:

«Jesús es el Señor y, delante de él, la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Otra es la muerte de la cual debemos tener miedo: ¡la del corazón endurecido por el mal!»:

«¡Ah, de ella sí debemos tener miedo! Cuando nosotros sentimos tener el corazón endurecido, el corazón que se endurece y me permito la palabra: el corazón momificado. Debemos tener miedo de esto. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado, para Jesús nunca es la última palabra, porque Él nos trajo la infinita misericordia del Padre. Y aunque cayésemos, su voz suave y fuerte nos alcanza: ‘¡Yo te digo: levántate!’ «

«Es bello oír aquella palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros: ‘Yo te digo: levántate. Ve. Levántate, coraje. Levántate’. Y Jesús restituye la vida a la niña y restituye la vida a la mujer curada: vida y fe a las dos». (JSG)

(Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)

 

 

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