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Ciudad del Vaticano (Viernes, 09-02-2018, Gaudium Press) En la misa celebrada este jueves, en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco habló de David y Salomón llamando la atención para los riesgos advenidos del «debilitamiento del corazón».
La lectura del día fue extraída del primer Libro de los Reyes y habla de Salomón y de David. Fue a propósito de ella que Francisco comentó: «Oímos algo un poco raro: el corazón de Salomón no permaneció íntegro con el Señor, su Dios, como el corazón de David, su padre».
El Papa explicó que allí es narrado un hecho raro, pues, de Salomón no es narrado que él haya cometido ningún gran pecado.
Él tenía una vida de alguien siempre equilibrado. David, al contrario llevaba una vida difícil, él fue un pecador.
Aún siendo así, David es santo y, a propósito de Salomón, las escrituras narran que su corazón se «desvió del Señor» para seguir a otros dioses. Él, que había sido alabado por el Señor cuando pidió la prudencia para gobernar envés de pedir riquezas.
Fue entonces que, cuestionando, el Papa preguntó cómo es que eso se explica y luego respondió: es porque David sabe que pecó y toda vez pide perdón, mientras Salomón, de quien todos hablaban bien y que también la Reina de Sabá quiso encontrarlo, se había alejado del Señor.
Debilitamiento del Corazón
Y aquí está el problema del debilitamiento del corazón, explicó Francisco.
Cuando el corazón comienza a debilitarse, no es como una situación de pecado: usted comete un pecado y percibe inmediatamente: «yo cometí este pecado», es claro. El debilitamiento del corazón es un camino lento, que resbalo poco a poco, poco a poco, poco a poco…
Y Salomón, adormecido en su gloria, en su fama, comenzó a recorrer este camino.
Por más paradójico que pueda parecer, afirmó el Pontífice, «es mejor la clareza de un pecado que el debilitamiento del corazón»:
El gran Rey Salomón «acabó corrupto: tranquilamente corrupto, porque su corazón se había debilitado.»
«Y un hombre y una mujer con el corazón débil, o debilitado, es una mujer, un hombre derrotado. Este es el proceso de muchos cristianos, muchos de nosotros. «No, yo no cometo pecados graves.»
¿Cómo es tu corazón?
«¿Pero cómo es tu corazón? ¿Es fuerte? ¿Permanece fiel al Señor o usted resbala lentamente?», preguntó el Papa.
El drama del debilitamiento del corazón, subrayó, puede ocurrir a todos nosotros en la vida. ¿Qué hacer entonces?
Respondió Francisco para luego concluir:
«Vigilar. Vigilar su corazón. Vigilar. Todos los días, estar atento a lo que sucede en su corazón» (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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