Vigo (Miércoles, 04-10-2017, Gaudium Press) Mons. Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, participa en el Congreso Internacional sobre cambio climático y pesca que se realiza en Vigo del 3 al 5 de octubre.
En discurso pronunciado en esa instancia, el prelado afirmó que «se detectan graves violaciones de los derechos humanos de los pescadores», siendo que «la pesca y la acuicultura son esenciales para la prosperidad económica de muchísimas regiones y particularmente para las comunidades costeras de numerosos países en vías de desarrollo».
En esa situación del sector pesquero se esconden «formas de violaciones de los derechos humanos, de trabajo forzado y de tráfico de seres humanos». Esas violaciones «tienen entre sus posibles causas precisamente fenómenos como la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada».
La pesca ilegal ocasiona «el agotamiento gradual de los recursos pesqueros en las aguas costeras y ha obligado a los pescadores a trasladarse hacia zonas más alejadas de la costa. Esto ha hecho necesario reclutar a tripulaciones que permanecen en los pesqueros durante largos períodos de tiempo».
Sobre el trabajo de los hombres de la pesca, dijo Mons. Chica que «en general, los miembros de estas tripulaciones provienen de áreas muy pobres». «Son personas sumidas en la miseria y lastradas por la falta de trabajo. Muchas de ellas son jóvenes, a menudo analfabetos o con un bajo nivel de educación y que pueden, por lo tanto, ser fácilmente engañados. Otros, en cambio, poseen un diploma otorgado por escuelas náuticas y aceptan cualquier trabajo con tal de no esperar indefinidamente un empleo mejor pagado en la marina mercante». Esos son asuntos a tratar, como también el aislamiento en el cual a veces viven, el vivir mucho tiempo en las naves sin desembarcar y no tener así la posibilidad de huir de las injusticias, las a veces terribles condiciones de vida en los buques pesqueros, etc.
Mons. Chica apeló a una dignificación del trabajo de los trabajadores del mar. “Hablar de trabajo digno significa reconocer sobre todo la centralidad y
la dignidad de la persona humana. De hecho, solamente el reconocimiento
de la centralidad y de la dignidad humana hace posible la promulgación
de normas que tutelan el trabajo digno”.
La Santa Sede, “que siempre ha mostrado una significativa sensibilidad
por los trabajadores de la mar, está dispuesta a ofrecer su propio apoyo
a los gobiernos, a las organizaciones internacionales gubernamentales y
no gubernamentales, a las organizaciones de la sociedad civil y del
sector privado y a todos los que quieran defender el trabajo decente en
la pesca y en la acuicultura”, señaló.
Con información de Aica
Deje su Comentario