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Ciudad del Vaticano (Martes, 15-08-2017, Gaudium Press) En el Ángelus de hoy en la Plaza de San Pedro, día de la Asunción de la Virgen, el Papa Francisco comentó el Evangelio del día, que habla de la visita de María Santísima a su prima Santa Isabel.
Tras la noticia del arribo del que sería Juan el Bautista, la alegría reina en el hogar de la prima de Nuestra Señora. «Y cuando María llega, la alegría desborda y brota de los corazones, porque la presencia invisible pero real de Jesús llena todo de sentido: la vida, la familia, la salvación de la gente … Todo».
Ante esa alegría, la Virgen bendita prorrumpe en su Magnificat, «un canto de alabanza a Dios que hace grandes cosas a través de las personas humildes, desconocidas del mundo», porque «la humildad es como un vacío que deja el lugar a Dios», expresó el Pontífice.
«El Magníficat canta el Dios misericordioso y fiel, que cumple su plan de salvación con los más pequeños y los pobres, con los que tienen fe en él, que confían en su palabra, como María. Esta es la exclamación de Isabel: ‘Bienaventurada tú que has creído’ (Lc 1,45). En esa casa, la venida de Jesús a través de María no sólo ha creado un ambiente de alegría y compañerismo, sino también un ambiente de fe que lleva a la esperanza, orar, alabar».
Hoy se conmemora la subida de la Virgen al cielo en cuerpo y alma. El Papa hace votos para que María Santísima ya en el cielo, vuelva una vez más, y «nos traiga, a nuestras familias, nuestras comunidades, aquel don inmenso» que es Jesucristo.
«La Virgen también nos trae una nueva alegría, llena de significado; nos trae una nueva capacidad de cruzar con fe los momentos más dolorosos y difíciles; nos trae la capacidad de misericordia, de perdonar, comprendernos, apoyarnos mutuamente», expresó el Pontífice.
El Papa concluye su catequesis pidiendo contemplar a Nuestra Señora, y rogándole que sostenga y custodie nuestra fe.
Con información de Radio Vaticano
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