Ciudad del Vaticano (Lunes, 17-03-2020, Gaudium Press) Ayer, en su reflexión en el Ángelus dominical, el Papa Francisco habló de las Bienaventuranzas, tema de la lectura del día, y del dominio de las pasiones.
«Cuando cedemos a las tentaciones y pasiones, no somos señores y protagonistas de nuestra propia vida, sino que nos volvemos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad», expresó el Pontífice. En ese sentido, la ley hay que vivirla como un instrumento que nos permite vivir en libertad.
Vista desde el Monte de las Bienaventuranzas
El discurso del Señor leído ayer, se estructura en cuatro antítesis, que se expresan con la fórmula «Habéis entendido que se dijo… pero yo os digo»: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: ‘No matarás’ «, «Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’ «, «Se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio’ «, «También habéis oído que se dijo a los antiguos: ‘No jurarás en falso’ . Jesús advierte que no ha venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a darles plenitud, pasando de una observancia formal de la Ley a una observancia substancial.
Es un aceptar la Ley de Dios en el corazón, lo que hace que podamos guiar nuestros deser, y comprender que «hay que abandonar un estilo de vida de promesas rotas, no mantenidas, así como pasar de la prohibición del perjurio a la decisión de no jurar en absoluto, asumiendo la actitud de plena sinceridad con todos», por ejemplo.
Sin embargo, el Señor es consciente que no es fácil el cumplimiento de los Mandamientos, y por ello ofrece la ayuda de su gracia: «Vino al mundo no sólo para cumplir la Ley, sino también para darnos su gracia, para que podamos hacer la voluntad de Dios, amándolo a él y a nuestros hermanos y hermanas».
Con información de Vatican News
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