Ciudad del Vaticano (Martes, 1)-03-2019, Gaudium Press) En una Audiencia este lunes 18 de marzo el Papa Francisco habló en la Sala Clementina, en el Vaticano, a setenta religiosos de la familia camiliana, fundada por San Camilo de Lellis.
En el discurso que profirió, Francisco resaltó que esta familia religiosa tiene una acción comprometida con el servicio amoroso y generoso a los enfermos que ellos desempeñan «una misión preciosa en la Iglesia y en la sociedad al lado de los que sufren».
Cuando viene la enfermedad
«¡Cuando la enfermedad llega a perturbar y a veces a abalar nuestra vida, entonces sentimos necesidad de tener un hermano o hermana compasivo y competente a nuestro lado, que nos consuela, nos sustenta, nos ayuda a recuperar el bien precioso de la salud o nos acompaña hasta el umbral de nuestro encuentro final con el Señor!»
El Espíritu Santo y los Carismas
«Dios concedió a San Camilo de Lellis y a todos aquellos que siguieron su ejemplo, el don de revivir y testimoniar el amor misericordioso de Cristo por los enfermos.»
Según el Papa, la Iglesia reconoció ese don «como un carisma auténtico del Espíritu» que la Familia Camiliana vive de «manera ejemplar, traduciéndolo en vida, dando asistencia directa a los enfermos, especialmente los más pobres, en sus necesidades corporales y espirituales, y enseñando a otros la mejor manera de servirlos, para el beneficio de la Iglesia y la humanidad.
Todos los carismas son regalos donados por el Espíritu Santo.
Regalos donados no para ser escondidos, sino compartidos con los otros. Los carismas son gracias particulares concedidas a algunos a fin de hacer el bien a muchos otros».
Los Camilianos «se esforzaron para encarnar fielmente su carisma, traduciéndolo en una multiplicidad de obras apostólicas y en el servicio pastoral en pro de la humanidad sufriente del mundo entero», testimonia el Pontífice.
Mirar para el futuro
Prosiguió el Papa con sus palabras recomendando mirar para el futuro, abiertos a nuevas formas de apostolado:
«Siguiendo esa misión, que algunos miembros de sus familias religiosas vivieron de modo heroico tornándose modelos de santidad, ustedes son llamados a proseguir su servicio de manera profética. Se trata de mirar para el futuro, abiertos a las nuevas formas de apostolado que el Espíritu los inspira y que las señales de los tiempos y las necesidades del mundo y de la Iglesia exigen. El gran don que recibieron es todavía actual y necesario también en esa época, pues es fundado en la caridad que nunca tendrá fin.»
Testimonio del amor misericordioso de Cristo por los enfermos
El Papa Francisco buscó destacar la importancia de los camilianos.
Ellos son «parte viva de la Iglesia, enviada a proclamar el Evangelio a fin de que los hombres «tengan vida y la tengan en abundancia», ustedes tienen la oportunidad maravillosa de hacerlo a través de gestos de cuidado de la vida y la salud integral, tan necesarias en nuestro tiempo», subrayó.
Una constelación
Francisco dijo que «del carisma inicialmente suscitado en San Camilo, fueron constituidas varias realidades eclesiales que forman hoy una única constelación, una ‘familia carismática’ compuesta por religiosos, religiosas, consagrados seculares y fieles laicos.»
Todavía dentro de su pensamiento y de acuerdo con sus observaciones, el Sucesor de Pedro resalta que «ninguna de esas realidades es sola la única depositaria o detentora del carisma, sino cada una lo recibe como don, lo interpreta y actualiza de acuerdo con su vocación específica, en diferentes contextos históricos y geográficos.
Cada una de ellas se ofrece a las otras en un intercambio recíproco de dones que enriquecen a todos, para la utilidad común y en vista de la realización de la misión: testimoniar en todos los tiempos y lugares el amor misericordioso de Cristo por los enfermos».
Carisma de todos, Comunión entre hermanos
Cerrando sus palabras, el Santo Padre incentivó a los miembros de la Familia Camiliana a cultivar siempre la comunión entre ellos, pues es en la comunión «que un carisma se revela auténtica y misteriosamente fecundo».
Finalizando, hizo una proclamación:
«Fieles a la inspiración inicial del fundador y las fundadoras, y oyendo las varias formas de sufrimiento y pobreza de la humanidad de hoy, ustedes harán resplandecer de luz siempre nueva el don recibido, y muchos jóvenes del mundo se sentirán atraídos por él y se unirán a ustedes a fin de continuar testimoniando la ternura de Dios», concluyó Francisco. (JSG)
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