Ciudad del Vaticano (Martes, 19-03-2019, Gaudium Press) Este lunes 18 el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano y, en su homilía trató de la misericordia de Dios y también ofreció consejos para vivir plenamente el tiempo de la Cuaresma.
El Santo Padre usó el texto del Evangelio del Día (San Lucas, capítulo 6, versos del 36 al 38) y trató más de la misericordia de Dios que es capaz de perdonar las acciones más «graves».
Afirmó que para no errar en toda la vida es necesario «imitar a Dios», «caminar delante de los ojos del Padre». Además dijo que no juzgar a los otros, no condenar y perdonar es un modo de imitar la misericordia del Padre:
La misericordia de Dios es algo tan grande, tan grande: No nos olvidemos de esto. Cuántas personas afirman: «Yo hice cosas tan graves. Yo compré mi lugar en el infierno, no podré volver atrás».
Pero piense en la misericordia de Dios.
Recordemos aquella historia de la pobre viuda que fue a confesarse con el cura d’Ars -el marido se había suicidado; se había lanzado del puente a un río. Y, llorando, dijo: «Pero yo soy una pecadora, pobre. ¡Pero pobre de mi marido! ¡Está en el infierno! Él se suicidó y el suicidio es un pecado mortal. Está en el infierno». Y el cura d’Ars dijo: «Pero espere señora, porque desde el puente hasta el río existe la misericordia de Dios». Hasta el fin, hasta el fin, existe misericordia de Dios.
Buenos hábitos en la Cuaresma
El Papa comentó que Jesús indicó consejos prácticos para colocarse en el surco de la misericordia: Antes que nada, no juzgar: una pésima costumbre que la Cuaresma nos invita a abstenerse:
«Es un hábito que se infiltra en nuestra vida sin que percibamos. ¡Siempre! Hasta incluso para comenzar una conversación, ¿no? ‘¿Pero usted vio aquella persona lo que hizo?’. El juicio sobre el otro. Pensemos cuántas veces por día nosotros juzgamos».
«¡Parecemos todos jueces! Para comenzar una conversación, un comentario respecto al otro, un juicio: ‘¡Pero mira, hizo una plástica! Está peor que antes'».
Además de no juzgar, Francisco, recuerda el consejo de perdonar, aunque sea «tan difícil», porque nuestras acciones dan «la medida a Dios de cómo debe hacer con nosotros».
Otra invitación: generosidad
Todavía en su homilía, el Pontífice invitó a sus oyentes a aprender la sabiduría de la generosidad que, para él, es el camino para la renuncia de las maledicencias, donde «juzgamos continuamente, condenamos continuamente y difícilmente perdonamos»:
El Señor nos enseña: «Dad». «Dad y os será dado»: sean generosos en donar. No tengan los bolsillos cerrados; sean generosos en donar a los pobres, a aquellos que necesitan y dar también tantas cosas: dar consejos, dar sonrisas a las personas, sonreír.
Siempre dar, dar.
«Dad y os será dado. Y os será dado en una buena medida, calcada, sacudida, desbordante», porque el Señor será generoso: nosotros somos uno y Él nos dará cien de todo aquello que nosotros damos.
Y esta es la actitud que blinda el no juicio, el no condenar y perdonarlo.
La importancia de la limosna, pero no solo la limosna material, sino también la limosna espiritual; dedicar tiempo a quien necesita, visitar a un enfermo, sonreír. (JSG)
(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News)
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