Menú 
Ciudad del Vaticano (Lunes, 21-01-2019, Gaudium Press) Ayer, durante el Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa reflexionó sobre todo lo ocurrido durante las bodas de Caná, que constituía el tema de la lectura evangélica del día. El pasaje de las Bodas de Caná muestra como se estipula una nueva alianza.
La transformación del agua en vino es el primer milagro obrado por Jesús que consta en la Escritura. Ocurre en una fiesta de bodas.
«No es casual que al comienzo de la vida pública de Jesús haya una ceremonia de boda, porque en Él [Jesús] Dios se ha casado con la humanidad», dijo Francisco.
«Dios se ha casado con la humanidad: esta es la buena noticia, aunque los que lo han invitado aún no saben que en su mesa está sentado el Hijo de Dios y que el verdadero novio es Él. De hecho, todo el misterio del signo de Caná se basa en la presencia de este novio divino que comienza a revelarse».
Continúa el Papa diciendo que «Jesús se manifiesta como el novio del pueblo de Dios, anunciado por los profetas, y nos revela la profundidad de la relación que nos une a él: es una nueva Alianza de amor».
Es también simbólico los elementos en los que se operó el milagro de la transformación del agua en vino: Al convertir en vino el agua de la tinaja utilizada ‘para la purificación ritual de los judíos’ (Jn 2, 6), Jesús hace un signo elocuente: transforma la Ley de Moisés en el Evangelio, portador de alegría».
La enseñanza de la Virgen
La actitud de la Virgen en esa situación debe ser la actitud de la Iglesia, confiada pero activa.
«Las palabras que María dirige a los sirvientes -explicó el Pontífice- vienen a coronar el cuadro conyugal de Caná: ‘Lo que él te diga, hazlo’ (v. 5). Incluso hoy, la Virgen María nos dice a todos: ‘Hagan lo que él les diga’. Estas palabras son una herencia valiosa que nuestra Madre nos ha dejado. Y los siervos obedecen en Caná. Jesús les dijo: ‘Llenen de agua esas tinajas’. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: ‘Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo’. La respuesta es la sorpresa alegre: ‘has guardado el vino mejor hasta ahora’. (v. 10)».
El escenario del hecho bíblico también recalca que cuando «el vino personal se nos termine», busquemos a la Virgen, que ella conseguirá que Jesús nos dé el vino nuevo.
«Realmente se estipula una Nueva Alianza y a los servidores del Señor, o sea a toda la Iglesia, se les confía la nueva misión: ‘Hagan lo que él les diga¡. Servir al Señor significa escuchar y practicar su palabra. Es la recomendación simple y esencial de la Madre de Jesús, es el programa de vida del cristiano», concluyó el Papa.
Francisco recordó con dolor la víctimas del atentado a la Escuela de Policía en Colombia y a las 170 víctimas del naufragio en el Mediterráneo.
Deje su Comentario