Ciudad del Vaticano (Martes, 20-03-2018, Gaudium Press) «El Crucifijo no es un objeto decorativo o un accesorio de vestuario, -cuántas veces con abusos- sino una señal religiosa para ser contemplada y comprendida». Esta afirmación fue hecha por el Papa Francisco a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro para la Audiencia del domingo, cuando fue la recitación del Ángelus.
Desde la ventana de los aposentos pontificios, el Papa cuestionó a los millares de fieles que se encontraban en la Plaza a propósito del modo como miran hacia el crucifijo: ¿como una «obra de arte» o como símbolo del «misterio del Dios aniquilado, hasta la muerte, como un esclavo, como un criminal»?
Ver el Crucifijo por dentro
Francisco se pronunció, recomendando que se debe «Mirar el crucifijo, pero viéndolo por dentro» y además invitó a los presentes a retomar la devoción de rezar «un Padre Nuestro por cada una de las cinco llagas», delante del crucifijo, y a aprender la «gran sabiduría de la cruz», en una contemplación que ayuda a «llegar al corazón», a lo «íntimo de la persona» de Jesucristo.
La cruz y la Gloria de Dios
El Papa Francisco subrayó la importancia de «mirar para la cruz», pues, en ella se revela la «gloria» de Dios:
«En la imagen de Jesús crucificado se desvela el misterio de la muerte del Hijo de Dios como supremo acto de amor, fuente de vida y de salvación para la humanidad de todos los tiempos», recordó el Pontífice.
Francisco además destacó la muerte de Jesús como siendo un «acto de fecundidad» para que la humanidad pudiese quedar liberada de la «esclavitud del pecado».
«¿Qué significa perder la vida? Significa pensar menos en sí mismo, en los intereses personales, y saber ver, ir al encuentro de las necesidades de nuestros prójimos, especialmente de los últimos», explicó, antes de encerrar sus palabras. (JSG)
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