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Redacción (Viernes, 11-10-2019, Gaudium Press) El próximo día 13 de octubre, domingo, día de Nuestra Señora de Fátima, serán canonizados por la Iglesia Católica cinco nuevos santos.
Además de las fotografías de los cinco beatos que serán proclamados santos, traemos aquí una breve noticia sobre la vida de cada uno de ellos.
Se destaca de entre los nuevos santos el cardenal John Henry Newman, muy conocido sobre todo dentro del mundo anglosajón.
De pastor anglicano, participante del conocido ‘movimiento de Oxford’, él se convirtió al catolicismo.
Para el Brasil, tiene especial interés el hecho de que será canonizada la Beata Hermana Dulce, el «Ángel bueno de Bahía», la primera santa nacida en territorio brasileño donde escribió su historia de santidad.
1. Cardenal John Henry Newman
John Henry Newman nació en Londres en 1801.
Fue ordenado sacerdote de la Iglesia Anglicana, donde sirvió por años como párroco de St. Clement, en Oxford.
En 1845, se convirtió al catolicismo y, algunos años después, fue ordenado sacerdote de la Iglesia Católica.
Fundó los Oratorios de San Felipe Neri y fue creado cardenal en 1879, teniendo como lema «Cor ad cor loquitur» (El corazón habla al corazón).
Murió el 11 de agosto de 1880.
Benedicto XVI lo beatificó el 19 de septiembre de 2010, gracias a la cura milagrosa del diácono Jack Sullivan, de Braintree, Massachusetts, que se recuperó de una enfermedad en la columna vertebral que le impedía caminar, y rezó al Cardenal Newman pidiendo su intercesión.
El milagro que permitirá su canonización es la cura de una mujer embarazada norteamericana que rezó pidiendo la intercesión del Cardenal después de recibir un diagnóstico muy grave.
Los médicos todavía no explican cómo la mujer, de la Arquidiócesis de Chicago, consiguió recuperarse.
2. Giuseppina Vannini
Giuseppina Vannini nació en Roma en 1859.
A los cuatro años de edad, perdió al padre y, tres años después, a la madre.
Separada de sus dos hermanos, fue acogida en el Conservatorio Torlonia, de Roma.
Durante algunos ejercicios espirituales, conoció al sacerdote camiliano P. Luigi Tezza, que reconoció en ella la persona indicada para iniciar una nueva congregación fundada, en 1892, con el nombre de Hijas de San Camilo.
Ella falleció en 1911.
El 16 de octubre de 1994 fue beatificada por San Juan Pablo II, gracias al milagro realizado en Olga Núñez, de Buenos Aires, que sufría de melanoma.
Las Hijas de San Camilo colocaron una reliquia de la Madre Giuseppina en su lecho hospitalario, mientras rezaban una novena pidiendo la intercesión de su fundadora.
Milagrosamente, la enfermedad comenzó a desaparecer, hasta curarse completamente.
El segundo milagro, y que permitirá su canonización, envuelve a Arno Celson Klauck, maestro de obras de Sinop (MT). Él cayó del tercer piso por el hueco del elevador e invocó la ayuda de la religiosa mientras caía. Milagrosamente, fue encontrado apenas con hematomas.
3. María Teresa Chiramel Mankidiyan
María Teresa Chiramel Mankidiyan nació en 1876, en Puthenchira, en el estado de Kerala (India).
Ella recibió de Dios muchos favores místicos, como tener visiones de Nuestra Señora y de los santos, además de los estigmas de Cristo en 1909, lo que ella mantuvo siempre en secreto.
En 1914, fundó la congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia.
Tuvo una caída que causó una herida, que no pudo ser controlada debido a la diabetes que sufría y murió en 1926.
Fue beatificada por San Juan Pablo II, el 9 de abril de 2000, gracias a la cura milagrosa de Mathew D. Pellissery, nacido con pie equino varo congénito, una enfermedad que deforma los pies.
La familia pidió la intercesión de la beata a través de la oración y el ayuno.
Un día, el pie derecho amaneció totalmente correcto; al año siguiente, ocurrió lo mismo con el pie izquierdo.
Un segundo milagro, y que permite su canonización, es la cura de un bebé en 2009.
Christopher nació con pulmones subdesarrollados y tres agujeros en el corazón. Los médicos no le dieron mucho tiempo de vida.
En un momento de crisis respiratoria, la abuela del niño trajo una reliquia de la religiosa y, con la oración de la familia, Christopher se recuperó. Actualmente, tiene 10 años.
4. Hermana Dulce Lopes Pontes
María Rita Lopes Pontes nació en 1914, tenía seis años cuando la madre murió y, a los 18, ingresó a la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, donde pasó a llamarse Dulce.
Fundó la Unión de los Trabajadores de San Francisco, un movimiento obrero cristiano en la Bahía, y el hospital San Antonio. Falleció en 1992 por su salud debilitada.
El milagro de su beatificación ocurrió en 2001, cuando Claudia Cristina dos Santos, hoy con 42 años, presentó una hemorragia incontrolable después del parto.
Después de tres intervenciones, los médicos perdieron la esperanza, pero su familia decidió pedir la intercesión de la beata y el sangrado paró inmediatamente.
El segundo milagro que la llevará a la canonización es la cura milagrosa de José Mauricio Bragança Moreira, que estaba ciego debido a un glaucoma grave.
Un día, mientras sufría de conjuntivitis, colocó una pequeña imagen de la religiosa sobre los ojos, pidiendo su intercesión. Adormeció en seguida y, cuando despertó, descubrió que podía ver nuevamente.
5. Margarita Bays
Margarita Bays nació en Suiza, en el cantón de Friburgo, en 1815.
Hija de agricultores, desarrolló a lo largo de su vida el trabajo de costurera.
Adoleció con cáncer antes de los 40 años, pero fue inexplicablemente curada, el 8 de diciembre de 1854, día en que Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción.
Vivió muchas experiencias místicas y experimentó los estigmas.
Murió el 27 de junio de 1879.
Fue beatificada por San Juan Pablo II, el 29 de octubre de 1995, después de la aprobación del primer milagro obrado por su intercesión.
Eso ocurrió en 1940, cuando, durante una subida a la montaña Dent-de-Lys, en los Alpes Berneses, cuatro alpinistas cayeron al vacío debido al terreno resbaladizo. El único que sobrevivió dijo que pidió la intercesión de Margarita durante el accidente.
El segundo milagro, que la lleva a la canonización, ocurrió en 1998.
Un abuelo rezó a la beata al ver que su nieta de dos años cayó debajo de un tractor en movimiento. Milagrosamente, la niña quedó ilesa. (JSG)
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