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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 18-04-2018, Gaudium Press) El Papa Francisco ofreció este martes, durante la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el concepto que, para él, es el verdadero profeta:
«Un verdadero profeta es aquel que es capaz de llorar por su pueblo y también de decir las cosas fuertes cuando es necesario. No es tibio, es siempre así, directo».
Su definición nació a propósito de la lectura del día tomada de los Hechos de los Apóstoles:
«¡Insensibles e incircuncisos de corazón y oído! ¡Vosotros siempre resististeis al Espíritu Santo y como vuestros padres actuaron, así hacéis vosotros!».
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Una acusación de San Esteban, primer mártir de la Iglesia, contra el pueblo, los ancianos y los escribas que lo habían llevado al tribunal. Estos hombres tenían el corazón cerrado, no querían oír a Esteban y no recordaban más la historia de Israel.
Francisco afirmó que así fueron perseguidos los profetas y que aquí se repite la misma situación.
Como los profetas fueron perseguidos por sus padres, así estos ancianos y escribas «enfurecidos en sus corazones, crujen los dientes contra Esteban y lo arrastran para fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo».
De acuerdo con el Papa, «cuando el profeta llega a la verdad y toca el corazón, el corazón se abre o el corazón se torna más piedra, desencadenando la rabia, la persecución»: «Así acaba la vida de un profeta», afirmó.
Cuando es Verdadero un Profeta
La verdad, tantas veces incómoda, no es agradable para ser escuchada. En este sentido, Francisco recordó que «los profetas siempre tuvieron estos problemas de persecución por decir la verdad».
En este sentido, el Papa preguntó: «¿Pero para mí, cuál es el test de que un profeta, cuando habla fuerte, dice la verdad?
Es cuando este profeta es capaz no solamente de decir, sino de llorar sobre el pueblo que abandonó la verdad.
Jesús, por un lado reprehende con aquellas palabras duras: «generación perversa y adúltera», dijo para ejemplificar. Por otro, llora sobre Jerusalén. Este es el test. Un verdadero profeta es aquel que es capaz de llorar por su pueblo y también de decir las cosas fuertes cuando es necesario. No es tibio, es siempre así, directo».
Profeta, Desventura, Esperanza
El verdadero profeta no es «profeta de las desventuras», definió Francisco. El verdadero profeta es un profeta de esperanza:
«Abrir puertas, curar las raíces, curar la pertenencia al pueblo de Dios para seguir adelante. No es por oficio un reprendedor… ¡no! Es un hombre de esperanza. Reprehende cuando es necesario y abre las puertas mirando el horizonte de la esperanza. Pero el verdadero profeta, si desempeña bien su misión, arriesga la propia piel».
San Esteban, un Profeta Verdadero
Así, Esteban, muere bajo los ojos de Saulo, por ser coherente con la verdad. Ante lo cual Francisco recordó la famosa frase: «La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos».
Para el Pontífice, «la Iglesia tiene necesidad de los profetas. Y diría más: tiene necesidad de que todos nosotros seamos profetas. No críticos, esto es otra cosa. Una cosa es siempre el juez crítico, al cual nada le agrada, ninguna cosa le agrada: ‘No, esto no está correcto, no está bien, no está bien, no está correcto, esto debe ser así…’ Este no es un profeta. El profeta es aquel que reza, mira para Dios, mira para su pueblo, siente dolor cuando el pueblo se equivoca, llora – es capaz de llorar por el pueblo – pero es también capaz de arriesgar la propia piel para decir la verdad».
«Que no falte a la Iglesia este servicio de la profecía, para seguir siempre adelante», deseó el Papa Francisco, para concluir. (JSG)
(De la Redacción Gaudium Press, con Informaciones Vatican News)
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