martes, 26 de noviembre de 2024
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Heraldos del Evangelio declaran: "Comisariado inválido"

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Redacción (Domingo, 20-10-2019, Gaudium Press) En reportaje
exclusivo, Gaudium Press proporciona información sobre el comisariado de los
Heraldos del Evangelio, divulgado por la Santa Sede. Los Heraldos del Evangelio
ocuparon titulares de algunas de las más famosas agencias noticiosas del mundo.
Se responden las calumnias.

Poco después de que la Santa Sede difundiera la noticia del Comisariado de
los Heraldos del Evangelio, la Asociación apareció en los titulares de algunas
de las agencias de noticias más famosas del mundo. Mientras que algunos órganos
buscaron abordar la situación con profesionalismo, otros prefirieron prestarse
-antes de comprobar la realidad de los hechos- a la transmisión de versiones
parciales, o incluso distorsionadas, de los hechos de tal manera a, consciente
o inconscientemente, denigrar de la buena reputación de la entidad.

Deseando encontrar la verdad en medio de toda la información incluso
contradictoria que ha estado circulando por internet y redes sociales en los
últimos días, Gaudium Press ha realizado un reportaje exclusivo a las
autoridades y miembros de los Heraldos del Evangelio, para conocer su versión
de los hechos y presentarla al gran público.

* * *

Portavoz apuesta en «persecución religiosa» con «modelo
moderno»

Los Heraldos lamentan que algunas agencias no hayan seguido el código ético
del periodismo, pues no oyeron la versión de las víctimas, dando lugar a
noticias distorsionadas y sin fundamento factual. Según afirma Humberto Goedert
(abogado, brasileño, 53 años), portavoz de la entidad, «es notorio que hay
una organización criminal por detrás, movida por odios personales, y no interesada
en la verdad. Una auténtica persecución religiosa en pleno siglo XXI,
disfrazada bajo los velos de falsas ideologías. Todo esto ha ocasionado daños
irreparables, no solo a la imagen de los Heraldos sino también a la propia
Iglesia. Es vejaminoso».

Más aún, Goedert explicó que el departamento de prensa de la institución
-después de investigar las diversas afirmaciones difamatorias, buscando
remontar a sus fuentes- encuentra siempre al final la misma ruta difamatoria,
arreglada y reprogramada, cambiando solo los nombres de los implicados. El
portavoz cree que la razón de que esto suceda es que la verdadera motivación no
son los hechos sino el odio: «Los incriminadores son siempre los mismos,
detestan la institución; ellos se refugian en las sombras de internet e
intentan ocultar su pequeño número en el anonimato», agregó.

Según el miembro de los Heraldos, este pequeño grupo de descontentos, no
obstante, es como un jarrón hueco, según reza el dictado: solo hace ruido.
Goedert remite a Cristo, quien también fue perseguido y condenado a la peor de
las ignominias, pero -señala con un toque de ironía- Jesús pasó por un juicio,
aunque inicuo, donde al menos fue llamado por su propio nombre: «¿A quién
quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?» (Mt
27,17). De hecho, el portavoz lamenta que incluso esto no se haya otorgado a
los Heraldos, porque en el decreto emitido por la Santa Sede fueron tratados
como una «asociación pública», lo que no corresponde a la realidad
jurídica de la entidad.

Goedert lamenta que haya habido «mucho atropello y poco diálogo»
en los procedimientos a los que la institución ha estado sujeta desde 2017.
«Siempre hemos estado abiertos al diálogo, un diálogo que,
desafortunadamente, no siempre ha sido recíproco. Solo pedimos que sea
observado el mínimo de legalidad en los procedimientos, porque incluso en el
juicio injusto de Jesús se observó un cierto simulacro de procedimiento
jurídico. Pero la justicia de los escribas y fariseos es cosa del pasado:
incluso parece que el modelo moderno de juicio eclesiástico prescinde de los
hechos, pruebas y argumentos», concluyó el abogado.

Visita apostólica positiva, pero con resultado desconocido

Como se ha informado ampliamente, incluso antes de la comunicación oficial a
través de los Comisarios, los Heraldos del Evangelio fueron objeto de una
Visita Apostólica, durante la cual -según nota divulgada por la entidad-
«no se encontró nada en contra de la moral, la sana doctrina o las leyes
eclesiásticas y civiles». Goedert recuerda que, al final de la Visita, se
entregó un gran dossier de respuestas a cuestionamientos, oriundos en parte de
los mismos murmuradores de siempre, y remite al comunicado de prensa que afirma
que «los Visitadores y la Santa Sede no presentaron observaciones a esa
respuesta de la Institución».

El portavoz informó a nuestra reportería el asombro y la incomodidad de
muchos miembros de los Heraldos al ser informados de que a pesar de todo esto,
se había declarado un Comisariado, basándose apenas en razones genéricas.

«El comisariado es inválido», afirma el Presidente

El pasado 17 de octubre, el Presidente de los Heraldos del Evangelio, Felipe
Eugenio Lecaros Concha (chileno, 60 años), juntamente con su Consejo General,
recibió la visita del Cardenal Raymundo Damasceno Assis y del Arzobispo José
Aparecido Gonçalves de Almeida, nombrados respectivamente Comisario y auxiliar
para la «Asociación Internacional Pública Heraldos del Evangelio».
Gaudium Press tuvo acceso al acta de la reunión. En ella el Presidente dirige
las siguientes palabras iniciales a los prelados:

«Nosotros los veneramos como obispos de la Iglesia de Nuestro Señor
Jesucristo y, como tales, son objeto de nuestra consideración. Pero debemos
declarar que no reconocemos a Vuestra Eminencia en cuanto «Comisario»
de la Asociación Privada de Fieles Heraldos del Evangelio, de la que yo soy
Presidente elegido legítimamente».

El Presidente de los Heraldos del Evangelio explica que el decreto que
notifica el Comisariado de la Asociación es simplemente inválido por las
siguientes razones:

1) El decreto está destinado a una «Asociación Pública de Fieles»,
cuando los Heraldos del Evangelio son una «Asociación Privada de
fieles». La diferencia de naturaleza jurídica entre ambas formas
asociativas hace con que no corresponda a los Heraldos recibir este decreto,
así como Fernando dos Santos no podría responder en juicio por Antonio dos
Santos, sin configurarse un error de persona.

2) Las asociaciones privadas de fieles, por su propia naturaleza, no son
pasibles de ser comisariadas. De hecho, el Código de Derecho Canónico prevé el
Comisariado apenas para las asociaciones públicas de fieles (can. 318,1).

3) Dada la imposibilidad de dicho Comisariado, el Presidente y su Consejo
dan el caso por encerrado.

Como consta en el acta en cuestión, el pronunciamiento se fundamentó en las
leyes eclesiásticas y amparado en eminentes canonistas, como Lluis Martínez
Sistach, quien niega la posibilidad de tal Comisariado. Además, existe un
precedente del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida que no permitió
el comisariamiento de la Asociación Privada de Fieles Palabra Viva, declarando
que «el nombramiento de un comisario (can. 318) está indicado en el
derecho entre las medidas previstas apenas para las asociaciones públicas de
fieles (can. 312-320) y, por lo tanto, no se puede aplicar a una asociación
privada de fieles. Por tanto, el nombramiento de un comisario en este caso no
es legítimo».

En Portugal, por ejemplo, la ley civil incorporó ese parecer al permitir la
vigilancia por parte de las autoridades competentes, pero no el Comisariado.

El Presidente entonces concluyó al respecto: «Se trata, por tanto, de
un decreto nulo. No es una cuestión de querer aceptarlo o no; en realidad, ni
siquiera está destinado a nosotros».

«Ni hay lugar para recurso», dice canonista

El canonista que asesoró al Presidente de los Heraldos durante la reunión,
el Prof. Dr. José Manuel Jiménez (profesor, español, 67 años), explicó que la
Asociación ni siquiera tiene la capacidad de recurrir el decreto, pues se trata
de un documento simplemente no inexistente (o infectus, en lenguaje
canónico).

El Prof. Dr. Jiménez argumentó también que tampoco fue seguido el cánon 50,
que establece la obligación de escuchar a la parte lesionada antes de proceder
a la emisión de un decreto.

Además, sobre el hecho de que el documento confunde la entidad privada con
una asociación pública, el canonista español dice que quedó atónito: «Esto
es inexplicable. ¿Fue un error o lo hicieron a propósito? Si fue un error, es
algo que sinceramente no se puede admitir en la Curia Romana. Ahora, si se hizo
a propósito, ¿qué pretenden con eso?»

El Cardenal Raymundo Damasceno y Mons. José Aparecido concordaron a respeto
del hecho de que esta era una cuestión relevante y que por eso será llevada por
ellos a la Santa Sede. Además, reiteraron que no estaban en posesión de ninguna
otra información, además de las generalidades que constan en el Decreto, en lo
tocante a las problemáticas y carencias a ser suplidas por la entidad.
Afirmaron, además, no haber tenido acceso ni al informe de los Visitadores, ni
al dossier de respuestas proporcionado por los Heraldos. Según Goedert, las
autoridades de los Heraldos están perplejas ante estos hechos, porque no tienen
como explicar a sus simpatizantes tantas singularidades en el proceso.

Las dos Sociedades son un caso aparte

Gaudium Press también buscó representantes de las otras dos entidades que
son objeto, junto con los Heraldos del Evangelio, del decreto de
Comisariamiento emitido por la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Por un lado, la Sociedad Clerical de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli
reúne los clérigos que comulgan del mismo carisma de los Heraldos del
Evangelio, aplicado a las especificidades del ministerio sacerdotal. De la
misma forma que la Sociedad Regina Virginum lo es para la vida apostólica
femenina.

El P. Jorge María Storni (argentino, 77 años), Superior General de Virgo
Flos Carmeli, y la Hna. Anina Morazzani (venezolana, 51 años), Superiora
General de Regina Virginum, nos remitieron los comunicados oficiales donde las
respectivas entidades se pronuncian al respecto del Comisariado.

En ellos se lee que «el referido decreto es ilegal por contradecir
expresas normas del Derecho Canónico, además de contener graves
irregularidades», entre las cuales mencionan: el no estar motivado por
graves razones explícitas; o no haber sido oídas las directivas de las
entidades al respecto del resultado de la Visita y de los motivos del decreto, antes
del Comisariamiento; y el contener errores materiales graves, como confusión en
las formas asociativas, o afirmar que Virgo Flos Carmeli y Regina Virginum
forman parte de los Heraldos del Evangelio, cuando son instituciones autónomas.

En los comunicados también hay quejas de falta de transparencia en la
manipulación de las informaciones por parte de la Santa Sede, divulgando a la
prensa datos que fueron mantenidos ocultos a las propias entidades interesadas.

Si bien reconocen que, según el derecho vigente, ellas puedan ser objeto de
un Comisariado, pues son entidades públicas de la Iglesia, las Sociedades piden
que sean respetados sus derechos que consideran haber sido lesionados en el
proceso en curso y, sobre todo, que sean aclaradas las razones concretas graves
que lo hayan motivado.

Otros cuestionamientos

Según otros miembros de los Heraldos del Evangelio, contactados por Gaudium
Press, muchos enigmas aún no se han resuelto con respecto a este y otros
Comisariados.

Elizabeth Titonelli (brasileña, 58 años) está indignada: «¿Cómo
explicar que se procure violar la ley, comisariando ilegalmente a los Heraldos,
cuando tantas otras cosas en la Iglesia parecen ser simplemente intocables,
inclusive delante de tantos abusos de orden doctrinaria, moral y disciplinaria?
«

Guillermo Asurmendi (argentino, 60 años), a su vez, censura el reciente
comportamiento de personas de gran visibilidad en la Iglesia, a las que llama
de «barbaridades», y que no obstante nunca fueron castigadas; y
concluye: «Llama la atención esta falta de equidad; uno queda sin saber
qué pensar. Parece indicar que hay, además de dos pesos y dos medidas,
intenciones no confesadas. Lo único que queremos es que se respeten nuestros
derechos, que haya al menos un poco de proporcionalidad y respeto de la justicia
para el bien de todos, inclusive para la credibilidad de las instancias
eclesiásticas».

Elizabete Astorino (casada, brasileña, 61 años) también dijo que extraña la
confusión del decreto sobre la competencia de los dicasterios del Vaticano.
Recuerda que es contra la naturaleza misma de las asociaciones laicas que los
laicos -sin votos, a menudo casados y ejerciendo profesiones seculares- sean
tratados como religiosos: «¿Por qué insistir en ponernos bajo la tutela de
la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida
apostólica? ¡No tiene sentido!» Además de estar asombrada de que haya
tantas incoherencias e improcedencias, Elizabete dice que otros matrimonios
también se preguntan cómo quedarían sus familias si, por absurdo, fueran ellas
todas comisariadas: «En broma, le pregunté a mi esposo si la próxima vez
que queramos cambiar de auto necesitaremos del OK del Comisario. A mi esposo ni
siquiera le importó; se rió y se encogió de hombros», dijo.

El Dr. Jiménez asegura que tampoco se siguieron las prácticas previas al
Comisariado. Según Goedert, indicios apuntan a que los Heraldos ya habían sido
prejuzgados con fines destructivos, y que existen datos que indican que desde
el 2014 ya se buscaba un pretexto para promover una Visita Apostólica que
desembocaría necesariamente, sea cual fuese el resultado, en un Comisariado. El
portavoz cree que la filtración ilegal de algunos videos hace unos años, cuyo
contenido habría sido manipulado fuera de contexto, fue instrumentalizada para
este propósito.

Procurado por Gaudium Press, el Presidente de los Heraldos, Felipe Lecaros,
mencionó que hay relatos recientes de algunos Heraldos que apuntan a la
animosidad de cierto purpurado con relación a la Asociación. Según estos
miembros, esto ya ocurre de hace bastante tiempo, colocando en jaque la buena
fe, la imparcialidad y la recta intención, ya sea de la Visita o del
Comisariado, y afirman encontrar la huella digital de este prelado en la
campaña difamatoria promovida contra la Institución, la que habría comenzado en
el período y en la ciudad donde él se encontraba. Lecaros, sin embargo, se negó
a dar más detalles al respecto; dijo solo que este asunto aún está bajo
investigación, y que la entidad se reserva el derecho de tomar cualquier acción
legal para defender su buena reputación, ante los fieles y la sociedad.

Otra fuente, que pidió permanecer en el anonimato, dice que está asustada
por el creciente descontento que está viendo, no solo entre los Heraldos, sino
también entre el público en general, acerca de los atropellos de los que los
Heraldos han sido objeto. «Ellos realmente tienen mucha paciencia,
¿no?», exclama. «Demasiada, al menos por ahora. Pero nos estamos
organizando; si ellos no se defienden, nosotros lo haremos», dice. Ella
dice que está inconforme con la actitud que las autoridades de la Iglesia están
tomando, y pregunta: «Al final ¿qué pretenden con eso?» Y concluye:
«Esto no es bueno para la Iglesia, en este momento …»

Los Heraldos se preguntan, «¿cuál es el problema?»

Felipe Lecaros lamenta la falta de diálogo en las medidas que están siendo
tomadas contra una entidad que siempre se caracterizó por la comunión eclesial:
«Hacemos todo lo posible para mantener un buen entendimiento en todas las
diócesis donde trabajamos, y de esto son prueba las millares cartas de apoyo,
felicitación y gratitud que hemos recibido de párrocos, obispos y hasta
cardenales, alabando nuestro apostolado».

Él explicó que muchas iniciativas actuales de los Heraldos, como la Revista
y el Fondo Misericordia, fueron incluso sugerencias de prelados, acatadas por
la Institución.

Siendo así, insiste él, se sabe que las oposiciones provienen de una minoría
organizada, y se pregunta el porqué de esta constante falta de transparencia
por parte de la autoridad eclesiástica a respecto de eventuales quejas alegadas
contra una institución de comportamiento ejemplar.

En cuanto a los motivos actualmente alegados, Lecaros cuestiona: «El
gobierno y la vida de los miembros se rigen por nuestros Estatutos, aprobados
además por la Santa Sede; la calidad de la formación de los Heraldos es
universalmente reconocida, por lo que podríamos continuar con las otras
alegaciones; entonces, ¿cuál es el problema?»

Goedert confirma que esta situación «nos lleva a preguntarnos qué
tenemos realmente de problemático». Sin embargo, prefiere no arriesgarse a
responder: «Por ahora, solo tenemos algunas hipótesis, sobre las cuales
aún no llegó el momento de pronunciarnos», acrecentó.

 

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