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Ciudad del Vaticano (Martes, 30-05-2017, Gaudium Press) Cuarenta días después de la Pascua la Iglesia celebra la Ascensión del Señor. Es el momento cuando la Iglesia debe buscar continuar la misión de Cristo sobre la Tierra: anunciar, con su ayuda, el Evangelio.
«Su presencia da fuerza en las persecuciones, reconforta en las vicisitudes, sustenta en las situaciones de dificultad».
Este episodio fue comentado por el Papa, el domingo, para una multitud que se colocó delante de la ventana de los aposentos papales, en el Palacio Apostólico. Los comentarios partieron de la lectura del Evangelio de Mateo (28, 16-20) que dice: «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo»
«…estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo»
«Los versículos que concluyen el Evangelio de Mateo nos presentan el momento de la despedida definitiva del Resucitado a sus discípulos. El escenario es el de Galilea, lugar donde Jesús los llamó para seguirlo y para formar el primer núcleo de su comunidad nueva. Ahora, aquellos discípulos pasaron a través del fuego de la pasión y la resurrección. Al ver a Jesús resucitado ellos se postran delante de él, algunos, sin embargo todavía dudan. A esta comunidad asustada, Jesús deja la gran tarea de evangelizar el mundo; y concretiza esta tarea con el mandato de enseñar y bautizar en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»
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| Foto: Gaudium Press. |
Para el Pontífice, «la Ascensión de Jesús al cielo constituye el final de la misión que el Hijo recibió del Padre y el inicio de la continuación de esta misión por parte de la Iglesia. A partir del momento de la Ascensión, la presencia de Cristo en el mundo es mediada a través de sus discípulos, de aquellos que creen en Él y lo anuncian.
Esta misión dura hasta el fin de la historia y contará todos los días con la asistencia del Señor resucitado, que garantiza: «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Frutos de la Presencia de Cristo
«Su presencia trae fortaleza en las persecuciones, conforto en las tribulaciones, sustento en las situaciones difíciles que la misión y el anuncio del Evangelio encuentran. La Ascensión nos recuerda esta asistencia de Jesús y de su Espíritu que da confianza y seguridad a nuestro testimonio cristiano en el mundo. Nos revela porqué existe la Iglesia: ¡la Iglesia existe para anunciar el Evangelio! ¡Solamente para eso! La alegría de la Iglesia es anunciar el Evangelio, «dijo Francisco que además afirmó que «todos nosotros bautizados somos la Iglesia»
«Hoy, somos invitados a entender mejor que Dios nos dio la gran dignidad y responsabilidad de anunciarlo al mundo, de tornarlo accesible a la humanidad. ¡Esta es nuestra dignidad, esta es la mayor honra de cada uno de nosotros, bautizados en la Iglesia!»
Testimoniar y vivir el Evangelio
«En esta fiesta de la Ascensión, mientras volvemos nuestra mirada para el cielo, donde Cristo subió y está sentado a la derecha del Padre, fortalecemos nuestros pasos en la tierra para proseguir con entusiasmo y coraje nuestro camino, nuestra misión de testimoniar y vivir el Evangelio en cualquier ambiente. Estamos bien conscientes de que eso no depende en primer lugar de nuestras fuerzas, de la capacidad organizacional y recursos humanos. Solamente con la luz y la fuerza del Espíritu Santo podemos efectivamente cumplir nuestra misión de hacer conocer y experimentar cada vez a los otros el amor y la ternura de Jesús.»
Virgen María
El Papa pidió «a la Virgen María que nos ayude a contemplar los bienes celestes, que el Señor nos promete, y a tornarnos testigos cada vez más creíbles de su Resurrección, de la vida verdadera. » (JSG)
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