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Tartanes

Bogotá (Lunes, 17-10-2011, Gaudium Press) A Escocia primitiva y sus tartanes, también le llegó un día la mano civilizadora del cristianismo para darle mayor expresividad a un colorido paño que tenemos asociado con la distinción y el buen gusto, sea del tinte que fuere: McDonals, Campbell, McAlister, McArthur, etc. pues es la única tela cuyos colores y diseños se denominaban por el apellido de un clan antes que le llegara la venal comercialización de hoy día. Los coloridos trazos geométricos de ese paño hablaban claramente del origen de una casta familiar, de una región, de sus tradiciones y casi siempre de sus hazañas guerreras.

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Foto: Salim Virji

Tiempos privilegiados tuvo el tartán, en que era prohibido portarlo a quien no estuviera vinculado de alguna manera al clan o a la institución que lo reclamaba como propio. Lucir un McGregor, por ejemplo, sin pertenecer a ese antiguo linaje podía ser si no un delito, al menos una bajeza imperdonable. Fueron los siglos XVIII y XIX en que hasta algunas empresas, patronatos y otras fundaciones diseñaban su exclusiva tela escocesa al mismo tiempo alegre y temperante.

¿Tartanes de origen celta? Tal vez sí, pero bastó que estos paños de Escocia entraran definitivamente en contacto con la hija primogénita de la Iglesia en el siglo XVII, para que se pulieran e incluso adquirieran ese nombre que es de origen netamente francés. Pero Escocia es cristiana desde el siglo V debido al apostolado del aristócrata joven irlandés San Columba que vivió 34 años entre los salvajes de la fría y húmeda región envuelta en neblina, construyendo monasterios, convirtiendo jefes de clanes y puliéndoles los modales con reconocido éxito en aquella antigua Caledonia de los romanos. Y la vinculación de la nobleza escocesa con la francesa va un poco más allá de antes de María Estuardo hija de una católica madre de la estirpe de los Guisa.

El tartán llevado a la cintura y cruzado sobre el pecho, ya era un símbolo de resistencia a los ingleses desde los tiempos de Wallace y Bruce. En la guerras de los Estuardo contra los Hannover, los tartanes casi que eran las banderas.

99466388_1bb748f88f.jpgLa cristianización de los clanes fue precisamente el toque civilizador, que de rústicos y sanguinarios pasaron a respetarse socialmente entre otras razones, por la identificación con un tipo de tejido que hoy conocemos como tela escocesa o paño escocés. Con cada paño, vino un lema o grito de guerra, un tipo de hebilla o prendedor para ajustar bien el paño al hombro. El paso del tiempo fue dando un refinamiento que añadió al atavío un lanudo bonete característico con su respectiva borla de color, medias gruesas con las coloridas cintas del clan, todo para mejorar el aspecto del rústico campesino con su tradicional kilt de las altas tierras al que hoy día le complementa la famosa gaita en los regimientos highlanders del ejército de su majestad, duros escoceses que lucen -por derecho propio- el alto gorro negro de piel de oso arrebatado en franca lid en Waterloo a las tropas de Bonaparte.

Por Antonio Borda

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