martes, 26 de noviembre de 2024
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Lo absoluto: lo único que da verdadera alegría a la vida

Redacción (Martes, 12-09-2017, Gaudium Press) Nuestras almas y todo nuestro ser, fueron hechos para la contemplación de Dios en la eternidad, donde serán saciadas todas nuestras ansias. Pero nuestra alma no es de ángel, sino de hombre, y ella conoce naturalmente a través de los sentidos, por lo que ya en esta tierra recibimos ante-gustos de lo que será la felicidad en el cielo, en la contemplación de las maravillas del orden creado.

Y es a través de esa contemplación que se recibe lo que Plinio Corrêa de Oliveira llamaba los «ósculos de Dios».

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Ósculo de Dios cuando contemplamos el mar y nos deleitamos con su azul, con su horizonte cuasi infinito que nos recuerda la infinitud de Dios; cuando vemos las nubes rosadas que se posan delicadas sobre el océano en un atardecer tropical, y esas formas nos recuerdan que no existe mejor bordador que Dios, mejor pintor que Dios. Cuando un mar maravilloso nos permite pensar en cómo serán los mares del cielo empíreo, ya no de agua sino de piedras preciosas líquidas; tal vez ya no de playas de arena, sino de polvo de oro o de diamante.

Ósculo de Dios cuando por ejemplo entramos en una iglesia que no tiene que ser un culmen, pero sí una iglesia preferiblemente de otros tiempos, de una nave con un retablo encima del altar de combinaciones lindas, por ejemplo rosa con morado y con hojilla de oro, que tiene en su centro la imagen del patrono de esa iglesia en actitud de oración y contemplación, y a través de la belleza del conjunto percibimos la primacía de los sobrenatural sobre lo natural; y tal vez nos dé pie esa contemplación para pensar en una de las iglesias del cielo empíreo, por ejemplo de muros de jade, con columnas de esmeralda, bóvedas de cristal, y altares de malaquita, una iglesia arquetítpica.

En esas contemplaciones alcanzamos algo que de lo que el Dr. Plinio llamaba el Absoluto, es decir, aquello que siendo un pináculo en su género o en su especie, nos acerca a Dios; una materialización altísima o la más alta de una Idea Divina, materialización que puede ya haber sido creada o ser posible de crear; un concreto realizado o posible que se constituye en un arco voltaico con la Esencia Divina (Cfr. Plinio Corrêa de Oliveira: amor absoluto a la sublimidad)

«La sensación de Absoluto es el único Gaudium en la vida», decía Plinio Corrêa de Oliveira

En los días que el Dr. Plinio afirmaba lo de arriba, se había publicado un comunicado suyo, gigantesco, de seis páginas, contra el socialismo autogestionario de François Miterrand. Afirmaba el Dr. Plinio que para él la contemplación de los Absolutos, del Absoluto, en las maravillas creadas, era muchísimo más importante que si le dijesen que el gobierno de Miterrand había caído como consecuencia de los manifiestos publicados en su contra. Esa es la declaración de un alma mística. Pero sobre todo es una invitación a buscar el Absoluto, que el resto se dará por añadidura.

«La palabra Absoluto mata la sed», decía el Dr. Plinio.

«Todo Gaudio fuera del Absoluto es una decepción», decía el Dr. Plinio.

Esa es la alegría de la vida: que en la contemplación del Orden del Universo ya podamos ver algo, o mucho de Dios. Sobre esas contemplaciones se posará la gracia mística. Ello nos dará fuerza para las luchas de esta vida.

Por Saúl Castiblanco

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