Redacción (Martes, 10-09-2019, Gaudium Press) En el reciente viaje apostólico del Papa Francisco que acaba de concluir, él destacó la acción de un misionero que ejerció su evangelización en las Islas Mauricio. Se trata del Beato Padre Laval.
¿Quién fue él? ¿Qué hizo? ¿Cómo vivió su espiritualidad?
Vamos, entonces, a conocer un poco de la historia de este Beato.
Nacimiento, discernimiento vocacional, testimonio
Jacques-Desiré Laval nació en Croth, Normandia, Francia, el 18 de septiembre de 1803. Se graduó de médico y ejerció la medicina inicialmente, antes de sentir que Dios lo llamaba para ser sacerdote y misionero en una tierra distante y difícil.
El misionero francés llegó a Mauricio en 1841 y evangelizó con entusiasmo a los esclavos libertos, razón por la cual es conocido como «el apóstol de Mauricio» o «apóstol de los negros».
«Es verdad. Yo dudé por mucho tiempo entre el sacerdocio y la medicina. Escogí la medicina y ahora sé que estaba equivocado. Dios me está llamando. Esta es mi vocación. Como padre seré una persona más útil. Yo debo seguir la voz de Dios», se dijo.
Padre Jacques-Désiré Laval
Jacques Laval fue ordenado en 1838 y sirvió como padre párroco en Pinterville, una pequeña parroquia de 486 habitantes. Luego se tornó un profesor de catecismo muy estimado por los catecúmenos.
Aunque muy deseoso de trabajar en las misiones extranjeras, el Padre Laval no tomó ninguna iniciativa en el sentido de ser nombrado para tanto.
Aguardó una señal clara de que esa era la voluntad de Dios.
Trabajando con el P. Francisco Libermann
En 1841, el fundador de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, Padre Francisco Libermann, lo invitó a trabajar junto a los 70 mil esclavos recientemente liberados en las Islas Mauricio.
De esos esclavos, tres de cada cuatro ya habían sido bautizados, pero nadie se había todavía preocupado en enseñarles los fundamentos de la religión cristiana.
Aunque solito, el Padre Laval dio inicio al trabajo de evangelizarlos.
Amar a Dios
Primeramente, comenzó por enseñar a aquellos que encontraba a amar a Dios y amarse unos a otros.
Después, comenzó a preparar algunos para que se convirtieran en sus ayudantes en la preparación de los que irían recibir los sacramentos, así como cuidar de los enfermos y dirigir grupos de oración comunitaria.
Desde el inicio el Padre Laval estaba profundamente consciente de que la oración era la contribución humana más importante, mucho más imprescindible todavía que una buena organización.
En 1853, el propio Padre Laval escribió sobre su trabajo pastoral:
«Hay en Port Louis, donde estoy trabajando, cerca de 30mil personas, y todas tienen necesidad de ser atendidas.
«Tenemos que enseñar, catequizar, consolar, visitar y administrar el sacramento a todas esas personas; entonces, pueden ver ya que existe mucho trabajo para ser hecho.
«El buen Señor, para quien estamos trabajando, ha bendecido nuestros esfuerzos y ha hecho a su Palabra producir frutos.
«Este país, y principalmente los negros pobres a los cuales fuimos enviados, no sabían ni siquiera que existía un Dios, cuando aquí llegamos por primera vez».
Fundó varios hospitales para tratar las epidemias de cólera de 1854, 1857 y 1862. También fundó escuelas, construyó capillas para promover la formación espiritual y la integración social de la población.
Testigo de una evangelización
El padre irlandés Joseph O’Dwyer, en 1854 escribió a Roma:
«Yo nunca había visto un cambio tan completo envolviendo un número tan grande de personas como el que ocurrió entre los negros.
«Después de Dios, el crédito para tan grandioso trabajo pertenece al Padre Laval, hombre destinado por Dios para la tarea de conversión y mejoría de ese pueblo tan carente.
…Con la ayuda de sus cofrades, el Padre Laval propagó la fe y la piedad por todas partes donde encontraba negros en las Islas Mauricio».
Beato Laval
El Padre Jacques Laval murió el 9 de septiembre de 1864.
Cerca de 40 mil personas – la mitad de la población de la Isla – fueron a su funeral, demostrando la estima que tenían por su obra y persona.
La devoción al P. Laval es muy popular en Mauricio, tanto que el 9 de septiembre, día de su muerte, es feriado nacional en la isla.
Además, durante la noche de 8 para 9 de septiembre, ocurre una peregrinación con una multitud de devotos hasta el pequeño santuario «cave du Père Laval», localizado en la ciudad de Sante Croix (Mauricio), donde se encuentran los restos mortales de este beato.
Él fue declarado Beato por el Papa Juan Pablo II el 29 de abril de 1979. Fue la primera beatificación hecha por este Papa.
Millares de personas, incluso fuera del día de su fiesta, van al santuario a rezar delante de las reliquias del Beato. Ellos cantan una música a él dedicada donde el coro afirma:
«No hay santo en los cielos como el Padre Laval».
(JSG)
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