martes, 26 de noviembre de 2024
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En las Huellas de Santo Tomás, Apóstol de la India Parte III – Mylapore y la pequeña cueva de Santo Tomás

Redacción (Lunes, 04-04-2016, Gaudium Press) Habiendo establecido siete comunidades cristianas en Kerala, bajo el patronazgo de los Reyes locales de aquellos tiempos, Santo Tomas dejó el sudoeste de la India para cruzar hacia el lado oriental, esto es, la costa de Coromandel, ubicada frente al legendario Golfo de Bengala y bañada por la tibias aguas del Océano Indico.

Aproximadamente en el año 69 de la Era Cristiana, el Santo se estableció en en Reino de Mylapore, en los suburbios de la actual Madrás. La ciudad es capital del presente estado de Tamil Nadu y, como veremos, alberga santuarios íntimamente relacionados con la epopeya del Apóstol de la India.

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Santo Tomás Apóstol – Santuario de Santo Tomás Apóstol

Chennai, Madras – Tamil Nadu, India

Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press

Así, Mylapore – hoy llamada Santhome en su honra- fue el escenario donde el discípulo de Cristo, continuó su trabajo misionero, predicando el Evangelio, curando a los enfermos y bautizando en nombre de Jesucristo.

No tardó mucho sin que el Apóstol despertase la hostilidad de ciertos Brahmanes, así como de otros representantes de las religiones locales. En efecto, la popularidad de este extranjero que predicaba una religión completamente nueva, en poco tiempo provocó la irritación y la envidia, que en breve se transformaron en un odio mortal. De la hostilidad, pasaron a la persecución física, y en vano intentaron varias veces matarlo.

Sin embargo, Santo Tomás se les escabullía, pues a ejemplo del Divino Redentor, ‘su hora aún no había llegado…’ Para huir de sus perversos perseguidores, Santo Tomás utilizaba como escondite una caverna de los alrededores. La Cueva de Santo Tomás, conocida localmente como ‘little Mount’ constituye un bello santuario que puede visitarse hoy en día, y es el objetivo de miles de peregrinos que allí se congregan venidos de todas partes del mundo. Esta cueva diminuta es el lugar donde el intrépido apóstol se retiraba a orar y a hacer penitencia, dejando impregnada para siempre su presencia, en las rocas de magma volcánica. Descubierto una vez más por los Brahmanes que se obstinaban en eliminarlo, el apóstol huye milagrosamente de la cueva, abriendo con sus manos una salida en la propia pared de roca, que todavía se conserva y pueden verse las marcas que la tradición atribuye a las manos y los pies del Santo. Así, las exiguas proporciones de la gruta forman un precioso relicario rocoso, testimonio de la presencia del discípulo de Jesús.

También en las inmediaciones del Santuario, puede verse una Cruz trazada en la roca por el propio Santo Tomás, y un pozo de aguas milagrosas surgido por su intervención directa.

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Gruta de Santo Tomás, en el Santario de Santo Tomás Apóstol

Chennai, Madras – Tamil Nadu, India

Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press

Acosado por sus perseguidores, Santo Tomás prosigue hacia lo alto de un monte donde solía retirarse a orar en silencio. Es en lo alto del monte que sus adversarios conseguirán rodearlo e intentarán darle muerte, dándose glorioso cumplimiento a las proféticas palabras del Señor, proferidas en lo alto de otro monte, el de las Bienaventuranzas, frente a las aguas del Mar de Galilea: ‘Felices vosotros cuando os vituperaren y os persiguieren; alegraos y estad contentos pues recibiréis una gran recompensa en los Cielos. Pues así también persiguieron a los profetas que vinieron antes de vosotros.» Proféticas palabras, proferidas por el Divino Maestro, y que continuarán perennes hasta el Fin de los Tiempos.

Pero la narración de estos cruciales episodios serán la materia de un próximo artículo.

Por Gustavo Kralj

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