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Roma (Jueves, 02-07-2015, Gaudium Press) Es probable que casi todo el mundo ya haya soñado que un día podría crear estrellas… Pero, luego descubre la realidad: el hombre no es el Creador, no puede crear estrellas…
Pero el sueño continúa existiendo y, a veces, vuelve pensar, con características nuevas:
– No puedo crear, pero, quien sabe, si yo siembro estrellas… ¿Será que no nacerán constelaciones?
Y fue en esa, como que, búsqueda de lo maravilloso, casi irreal, que el hombre acabó «creando» algo que parece transformar el cielo en una pantalla y en ella él pinta alegrías y bellezas, transforma tinieblas en luces coloridas y llenas de formas.
Y así, fue engendrado algo donde el hombre ‘soñador’ pasó a poder diseñar alegrías, esperanzas, felicidades: ¡son los fuegos de artificio!
Y fue eso mismo que, de hecho, ocurrió en Roma, en el día 29 último, cuando se conmemoraba en la Ciudad Eterna a sus patronos los Apóstoles San Pedro y San Pablo.
Por octavo año consecutivo, en Roma, la noche de ese día fue marcada por un espectáculo de fuegos de artificio en el Castillo de Sant’Angelo, el Castillo del Santo Ángel.
Ese Castillo-Fortaleza está a la margen derecha del Río Tíber, próximo a la Basílica de San Pedro.
Él posee una girandola prestigiosa que, según la tradición, fue proyectada y diseñada por Miguel Ángel y más tarde perfeccionada por Bernini.
Bernini incluso afirmó que él se inspiró en erupciones del volcán Stromboli, situado en el archipiélago de las Eólias, al norte de Sicilia, que, según él, «vomitó fuego y llamas».
En el momento de su creación, en 1481, el objetivo del Castillo de Sant’Angelo era exaltar el pontificado del Papa Sixto IV.
Más tarde, él fue destinado a ser usado para celebrar eventos solemnes e importantes para la ciudad de Roma, como, por ejemplo, la coronación de un nuevo Papa.
El día 29 de junio se festeja en la Ciudad Eterna la Solemnidad de los dos santos patronos de la capital italiana, San Pedro y San Pablo.
El significado espiritual del Castillo está ligado al aparecimiento de San Miguel Arcángel a San Gregorio Magno, en 590 en la cima del museo de Adriano.
Entregando su espada, el Arcángel San Miguel anunció el final de la peste que había sumergido a la ciudad de Roma en un luto profundo.
Después del hecho de la peste haber sido derrotada por un verdadero milagro anunciado por San Miguel, el museo vio su nombre modificado. Él pasó a ser llamado de Castillo de Sant’Angelo.
El show de fuegos de artificio, una lluvia de fuego como una enorme fuente, ya fue descrito por escritores famosos.
Y desde 2008 él fue relanzado, teniendo en cada año una temática diferente. En este año la connotación fue la solidaridad.
Los promotores del evento tenían como objetivo apoyar frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, guardianes de los lugares santos y las comunidades cristianas de Oriente Medio, por medio de donaciones.
Para hacer que los fuegos de artificio se mostrasen todavía más atrayentes, los organizadores juntaron a sus luces los sonidos de sinfonías musicales que, de alguna forma, tengan alguna ligación con el Castillo.
Así fue que en el último día 29 de junio «soñadores» pudieron matar saudades de la infancia, viviendo instantes de sueños en un ambiente pleno de realidades, muchas veces tenidas como inverosímiles, sin embargo, con certeza, maravillosas. (JSG)
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