Redacción (Miércoles, 03-10-2012, Gaudium Press) El Arzobispo metropolitano de Belo Horizonte, Brasil, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, habla sobre los próximos grandes acontecimientos que tendrán lugar en el gigante suramericano, particularmente la próxima Jornada Mundial de la Juventud:
La constatación obvia de que la ‘inversión’ en las nuevas generaciones modifica escenarios del presente y prepara el futuro, apunta para una necesidad urgente: es preciso invertir en los jóvenes. La Jornada Mundial de la Juventud, que ocurre del 22 al 28 de julio del 2013 en Río de Janeiro, es una oportunidad singular para que toda la sociedad ejercite esa convicción y adopte como prioridad el desafío de invertir en la juventud.
Mons. Walmor Oliveira de Azevedo |
En los próximos años, Brasil recibe eventos de gran importancia cultural, deportiva, económica y política. En 2014, será realizada la Copa del Mundo y, en 2016, los Juegos Olímpicos. Estos eventos están movilizando gobiernos y los más diversos segmentos de la sociedad. Las exigencias en el ámbito de la infraestructura podrán dejar un legado interesante para la sociedad brasileña. Estos avances requeridos pueden resultar – es lo que se espera, sobre todo cuando se observa la situación económica de Brasil en el contexto mundial – en la superación de carencias que amargan la vida de tantos y de muchos modos. Particularmente, se ha de pensar en las urgencias y necesidades de los más pobres y de los que son de modo tan deshumano sacrificados por exclusiones grandes.
Brasil no puede perder esa oportunidad para crecimientos y conquistas ciudadanas. En ese sentido, también es importante incluir, en lugar especial y con interés particular, en la agenda de grandes acontecimientos, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). La importancia de ese evento es incontestable cuando se considera, por ejemplo, la magnitud de la congregación de dos a tres millones de jóvenes, procedentes del mundo entero, en la Ciudad Maravillosa, para una semana de eventos, confraternización, espiritualidad e intercambio. La juventud, razón de compromiso, prioridad de opción y fuerza determinante en los rumbos de la sociedad, en el presente y el futuro, es un tesoro que precisa de inversiones voluminosas y determinantes.
En ese sentido la prensa es muy importante. Con su fuerza propia, su papel educativo y hasta regulador de la sociedad, la prensa necesita unirse a los gobiernos y todos los segmentos para apoyar efectivamente la Jornada Mundial de la Juventud. La Iglesia Católica del Brasil entero está en profunda sintonía con la Arquidiócesis de Río de Janeiro, anfitriona del evento. Allí se culminará un camino misionero de fuerte movilización de la juventud, iniciado en septiembre del año pasado, en San Pablo, con la peregrinación de la Cruz de la JMJ. Eventos, experiencias y conquistas maravillosas están sucediendo por el Brasil afuera y, antes de la Jornada Mundial de la Juventud, habrá un momento especial de preparación en todo el país, en cada diócesis: la Semana Misionera.
La Arquidiócesis de Belo Horizonte ya se moviliza para la realización de este evento, que debe reunir en la capital minera más de 25 mil peregrinos del mundo entero. Todos los jóvenes de nuestras comunidades de fe, sus familias, ya están invitados a participar, especialmente con la ofrenda de sus casas para acoger peregrinos. También será realizado en Belo Horizonte el Congreso Mundial de Universidades Católicas, que deberá reunir cinco mil participantes, entre universitarios, profesores y rectores. En el corazón de ese evento, ocurrirá la Feria Minas Siempre, valorizando y promoviendo la cultura, gastronomía, patrimonio inmaterial, religiosidad y tradiciones del pueblo minero.
La opción preferencial por los jóvenes en la Iglesia Católica es una exigencia para alcanzar la meta de una Iglesia de los jóvenes y con los jóvenes, y de estos en la Iglesia, diseñando con los valores del Evangelio un camino seguro y de formación integral para la juventud. Es hora de dar voz a los jóvenes, los eventos y proyectos que los envuelven. Se torna inaplazable un coro de Iglesias, gobiernos, escuelas y segmentos todos de la sociedad para garantizar y hacer efectivo el compromiso de invertir en la juventud. Las nuevas generaciones representan un enorme potencial para el presente y el futuro de la sociedad.
La Iglesia tiene la tarea de proponer a los jóvenes el encuentro con Jesucristo, asentando caminos y dibujando horizontes para que ellos estén presentes en todos los espacios: en la esfera política, la producción de la cultura, la superación de reduccionismos antropológicos, la reversión del cuadro horrendo de la dependencia química, la conquista de la educación y de oportunidades, la construcción ciudadana de la sociedad. Apoyar la Jornada Mundial de la Juventud es invertir en los jóvenes. No podemos perder esta oportunidad para abrir una nueva etapa de la historia.
Mons. Walmor Oliveira de Azevedo
Arzobispo metropolitano de Belo Horizonte
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