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Redacción (Miércoles, 10-09-2011, Gaudium Press) De acuerdo con Sernani (2002, p.33) San Ignacio de Antioquía dice: «Porque Nuestro Señor Jesucristo fue llevado por María en su seno, conforme el decreto de Dios de que nacería de la descendencia de David, pero por obra del Espíritu Santo» (eph. 18,2) y San Irineo: ‘Este Cristo, como los ojos del Padre, estaba con el Padre… fue dado a luz por una Virgen’. «Los Padres de la Iglesia al fundamentar la Maternidad Divina se apoyaron en el texto de Isaías: ‘Una virgen concebirá y dará a luz a un hijo, y su nombre será Emmanuel’ y así canta la Sagrada Liturgia».
Desde el siglo III se hizo corriente el uso del título Theotócos, Madre de Dios, de él dan testimonio Orígenes y muchos otros autores. San Gregorio NAzianzeno citado por Sernani, en el año 382 afirma: «Si alguien no reconoce a María como Madre de Dios, se separa de Dios» (Idem).
Antes del Concilio de Nicea en el año 325, afirman comúnmente los padres que María concibió, engendró, creó a Dios; que el hijo de Dios fue concebido y nació de María. Desde el siglo III en adelante, María es llamada de Theotókos, Madre de Dios y aquella que creó a Dios.
Entretanto antes que los padres y los concilios, la fe explícita en la divina maternidad de María aparece en la Sagrada Liturgia. Efectivamente, hace poco tiempo fue encontrado un fragmento de un papiro griego del siglo III que reproduce la antífona Sub tuum presidium; en ella la Santísima Virgen es invocada con el título de Theotókos. Al mismo tiempo, San Hipólito Romano (s. II y III) es el primero de los teólogos de la Iglesia antigua que hace suya la expresión «theotókos» en su obra escrita en griego.
María es madre de Dios, pues ella dio la carne humana de la persona del Verbo.
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