Redacción (Viernes, 13-09-2019, Gaudium Press) Alrededor del siglo XVIII adeptos de la herejía jansenista comenzaron a divulgar que la devoción a Santa María era una superstición.
San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, salió en defensa de la Madre de Dios y publicó su famoso libro «Las Glorias de María».
En el capítulo 10 de esta obra podemos encontrar las 7 importantes características del Santo Nombre de María que todo cristiano siempre debe recordar.
Estas características son comentadas por Santos. Vamos a recordarlas:
1. Nombre Santo
«El nombre augusto de María, como Madre de Dios, no era cosa terrena, o inventada por la mente humana o escogido por decisión humana, como sucede con todos los otros nombres que son impuestos. Este nombre fue escogido por el cielo e impuesto por el arreglo divino, como evidenció San Jerónimo, San Epifanio y otros santos».
2. Lleno de dulzura
«El glorioso San Antonio de Padua, reconoció en el nombre de María, la misma dulzura de San Bernardo, en el nombre de Jesús. ‘El nombre de Jesús’, decía este, ‘el nombre de María’, decía aquel, ‘es alegría para el corazón, miel para la boca, melodía para el oído de sus devotos’…
Se lee en el Cantar de los Cantares, en la Asunción de María, los ángeles preguntaron tres veces: ‘¿Quién es esta que viene subiendo del desierto, como columnas de humo? ¿Quién es esta que está que es la aurora? ¿Quién es esta que sube del desierto repleto de alegría?'(Ct 3, 6, 6, 9, 8, 5)».
«Pregunta Ricardo de San Lorenzo: ¿‘Por qué los ángeles muchas veces preguntan el nombre de la reina?’ y él respondió: ‘Era tan dulce oír a los ángeles pronunciar el nombre de María, por eso hacen tantas preguntas. Pero yo quiero hablar sobre la dulzura saludable, confort, amor, alegría, confianza y fuerza que el nombre de María concede a aquellos que lo pronuncian con fervor'».
3. Alegra e inspira amor
«Vuestro nombre, es Madre de Dios, como dijo San Metodio, es lleno de gracia y de bendiciones divinas. Así, como San Buenaventura dijo, no podemos pronunciar vuestro nombre sin recibir alguna gracia al invocarlo devotamente. Cuando un corazón está endurecido, como vosotros podéis imaginar, y todos desesperados, si el te llama, Oh Virgen llena de gracia, tal es el poder de tu nombre, que suavizarás su dureza, porque sois quien conforta a los pecadores con la esperanza del perdón y de la gracia».
4. Concede fortaleza
«Por el contrario, los demonios, dice Tomás de Kempis, tanto temen a la Reina del Cielo que, como del fuego, huyen de quien invoca a su gran nombre. La propia Virgen reveló lo siguiente a Santa Brígida: ‘Por más endurecido que sea un pecador, inmediatamente lo abandona el demonio, si invoca mi nombre con el propósito de enmendarse'».
«Eso mismo le confirmó en otra revelación, diciendo: ‘Todos los demonios tienen un gran pavor y respeto delante de mi nombre. Así que lo oyen invocar, largan pronto al alma presa en sus garras. Y si los ángeles malos se alejan de los pecadores que llaman por el nombre de María, los ángeles buenos tanto más se llegan a las almas justas que lo pronuncian con devoción’.
5. Promesas de Jesús
«Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como dijo Santa Brígida, conversando con su Madre, revelando que todo aquel que invoque el nombre de María con confianza y propósito de enmienda, recibirá estas gracias especiales: dolor de corazón por los pecados y la fortaleza para alcanzar la perfección y, finalmente, la gloria del paraíso. Porque, dijo el Divino Salvador, son para mi tan dulces y queridas sus palabras, Oh María, que no puedo negar lo que pediste».
«En suma, San Efrén también dijo que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo para aquel que lo invoca con devoción».
6. Ofrece consuelo
«San Camilo de Lellis, recomendó fuertemente a sus religiosos que ayudasen a los moribundos con frecuencia a invocar los nombres de Jesús y de María como él mismo siempre hacía; y practicó consigo mismo a la hora de la muerte, como relata en su biografía, repitiendo los nombres tan dulcemente, tan amados por él, de Jesús y de María, que inflamaban de amor a todos los que lo oían».
«Y finalmente, con los ojos fijos en aquellas amadas imágenes, con los brazos abiertos, pronunciando por la última vez los dulces nombres de Jesús y de María, el santo expiró con una paz celestial».
7. Lo que decía San Buenaventura
«Roguemos, pues, mi amado y devoto lector; roguemos a Dios que nos conceda la gracia de ser el nombre de María la última palabra que nuestra lengua pronuncie, como le pidió San Germano».
«Para la gloria de tu nombre, bendita Señora, cuando mi alma salga de este mundo, ven al encuentro y tómala en tus brazos. Dignaos venir a consolarla con tu dulce presencia; sed el camino para el Cielo, alcanzadle la gracia del perdón y el eterno descanso. Oh María, abogada nuestra, a ti pertenece defender a vuestros devotos, y tomar vuestro encargo a su causa delante del tribunal de Jesucristo».(JSG)
(Redacción Gaudium Press. Fuente ACI Digital)
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