Redacción (Martes, 05-03-2019, Gaudium Press) Más de mil millones de católicos alrededor del mundo comienzan el Miércoles de Ceniza las prácticas penitenciales del tiempo de Cuaresma, la preparación espiritual para la celebración de las solemnidades del Triduo Pascual. La Iglesia concede el beneficio extraordinario de la indulgencia plenaria a varias prácticas cotidianas que pueden aportar valor a la vivencia de la Cuaresma.
El tiempo de Cuaresma representa una gran oportunidad para recibir los beneficios de la misericordia divina. |
La primera de ellas puede ser el Rezo del Santo Vía Crucis, la devoción especialmente dedicada a la meditación de los misterios de la Pasión y Muerte de Jesucristo. El Enchiridion Indulgentiarum, manual oficial de la Santa Sede sobre las indulgencias, establece prescripciones como el realizar la oración ante estaciones legítimamente erigidas y desplazarse ante las diferentes estaciones, haciendo lecturas y meditaciones sobre los sufrimientos de Cristo. Las normas admiten que esta indulgencia se obtenga una vez al día, cumpliendo los requisitos ordinarios para la obtención de las indulgencias , que se exponen al final de esta nota.
Una segunda devoción de gran relevancia para la Cuaresma que está premiada con una indulgencia plenaria es el Santo Rosario. El mismo documento de la Santa Sede que regula las indulgencias estipula que esta gracia se otorga al creyente que «recite devotamente el Rosario mariano en una iglesia u oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, en una reunión de fieles y en general, cuando varios se reúnen para un fin honesto». El beneficio del santo Rosario se extiende al rezo del Santo Rosario dirigido por el Sumo Pontífice y difundido «por medio de un instrumento televisivo o radiofónico». Los fieles deben meditar devotamente los misterios contemplados en el Santo Rosario y cumplir las condiciones usuales. Esta indulgencia también puede obtenerse diariamente.
Una tercera alternativa muy al alcance de los fieles es la Adoración Eucarística. Las normas de la Iglesia conceden la indulgencia plenaria, cumpliendo las condiciones usuales, a los fieles que adoran a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar durante al menos media hora. Finalmente, los fieles pueden obtener la indulgencia plenaria leyendo o escuchando las Sagradas Escrituras. «Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que lea la Sagrada Escritura con la veneración debida a la palabra divina y a manera de lectura espiritual por espacio de media hora, por lo menos», indica el documento.
«Es necesario también, además de la repulsión de todo el afecto a cualquier pecado, hasta venial, el cumplimiento de las tres condiciones siguientes: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice (se acostumbra rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria)», recordó Mons. João S. Clá Dias. «Una confesión puede valer para obtener todas las indulgencias plenarias durante el período de un mes».
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