Redacción (Miércoles, 01-03-2017, Gaudium Press) La gran mayoría de los exiliados hebreos procedentes de Judá se establecieron en Babilonia. Entretanto, cierto número de ellos fijaron sus moradas en otras ciudades del vasto imperio medo-persa, entre las cuales Susa, donde vivía la israelita Ester, que se tornó esposa del Rey Jerjes y ejerció un heroico papel en defensa de su pueblo y, por tanto, de la verdadera Religión.
Guerras médicas
Jerjes, que en el Libro de Ester (cf. 1, 1) es llamado Asuero, reinó de 485 a 465 a. C. Era nieto de Ciro, el Grande, y su imperio abarcaba desde la India hasta Etiopía, conteniendo 127 provincias.
Para tener idea del paganismo de Asuero, narra la Historia que cierta vez él mandó construir un puente de navíos, en el estrecho de Dardanelos – que une el Mar Egeo al Mar de Mármara -, para el pasaje de sus batallones. Entretanto, una tempestad arrastró el puente; furioso, Asuero condenó a muerte el constructor y mandó que el mar fuese chicoteado…
Su padre Darío quiso también conquistar Grecia. Pero cuatro ciudades griegas, entre las cuales Atenas y Esparta, resolvieron resistir, dando así origen a las guerras médicas, así denominadas porque uno de los contendores eran los medos.
La desproporción de fuerzas era tremenda, pero los griegos, a pesar de su pequeño número, acabaron venciendo. Darío sufrió una derrota en la batalla de Maratón; Asuero continuó la guerra y consiguió llegar hasta Atenas, donde destruyó monumentos de la Acrópolis. Pero su flota fue destrozada por el griego Temístocles, en la batalla de Salamina, en 480 a. C. Asuero, «que asistiera a la batalla de lo alto de la costa, sentado en un trono, volvió a Asia». Venciendo los medo-persas, los griegos pasaron a tener importante papel en la Historia Universal.
Teniendo en vista ese fondo de cuadro, pasaremos a recordar la vida de la Reina Ester.
Deposición de la Reina Vasti
Poco antes de la derrota de Salamina, Asuero, queriendo mostrar «las riquezas de la gloria de su reino, y el esplendor y la magnificencia de su grandeza» (Est 1, 4), ofreció en Susa un gran banquete a los príncipes, nobles, prefectos de provincias y personas de destaque entre los medos y persas, el cual duró 180 días. El historiador griego Heródoto, contemporáneo de Asuero, hace descripciones de las costumbres de los persas que indican analogía resaltante con la narración de la Biblia.
Después promovió otro festín en los jardines del palacio real para todo el pueblo que se encontraba en Susa, el cual tuvo la duración de siete días.
Por todas partes había cortinas de lino y muselina, divanes de oro y de plata, esmeraldas y otras piedras incrustadas en los pavimentos; los invitados bebían en vasos de oro de formas y tamaños diferentes (cf. Est 1, 6-7).
En esa misma ocasión, la Reina Vasti – antecesora de Ester – también realizó en el palacio real un banquete para las mujeres. En determinado momento, Asuero ordenó que Vasti se presentase en el salón principal con la diadema real, pues quería exhibir a todos la belleza de la reina. Pero ella se negó a comparecer y por eso fue depuesta.
Asuero, entonces, envió cartas a todas las provincias de su reino, «recordando que los maridos son los príncipes y jefes en sus casas, y que deben mantener sumisas a sus mujeres» (Est 1, 22). Entonces el Rey mandó que se buscasen jóvenes vírgenes y hermosas, que deberían ser traídas al palacio, para que una de ellas fuese escogida como reina.
Ester en todo obedecía a Mardoqueo
Vivía en Susa un audaz israelita llamado Mardoqueo, cuyo bisabuelo fuera deportado de Jerusalén con el Rey Jeconías, de Judá.
Tornárase tutor de la joven Ester, huérfana de padre y madre, y que era extraordinariamente bella. También ella fue llevada al palacio real, e, instruida por Mardoqueo, no declarara ser judía.
Cuando Ester fue presentada a Asuero, este le colocó la diadema real sobre la cabeza y la hizo reina, en lugar de Vasti. Y mandó preparar un banquete magnífico para los príncipes y sus siervos, en homenaje a Ester.
Mardoqueo, entretanto, permanecía siempre junto a la puerta del palacio real. Y Ester, ahora reina, «continuaba a obedecer a lo que él mandase, como acostumbraba hacer en el tempo en que, aún pequeñita, fuera por él adoptada» (Est 2, 20).
Cierto día, dos porteros se rebelaron y planearon un atentado contra el Rey. Mardoqueo supo de eso y luego avisó a Ester, pidiéndole que, en nombre de él, comunicase el hecho a Asuero. El Rey mandó hacer las investigaciones y, comprobada la trama criminal, los dos culpables fueron ahorcados, y el acontecimiento fue consignado en el libro de los anales del Rey, destacándose la fidelidad de Mardoqueo.
Por Paulo Francisco Martos
(in Noções de História Sagrada – 104)
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1 – Cf. FILLION, Louis-Claude. La Sainte Bible commentée – Le livre d’Esther. 3. ed. Paris: Letouzey et aîné.1923, p. 434.
2 – DEZ, G. e WEILER, A. – Curso de História Jules Isaac – Oriente e Grécia. São Paulo: Mestre Jou, 1964, p. 168.
3 – WEISS, Johann Baptist. Historia Universal. Barcelona: La Educación. 1927, v. II, p. 523 .
4 – Cf. DARRAS, Joseph Epiphane. Histoire Génerale de l’Église depuis la Création jusqu’à nos jours. Paris : Louis Vivès. 1863. v. III, p. 498.
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