viernes, 26 de abril de 2024
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Aunque provida, atea: pero Kaitlin Bennett alivió sus angustias cuando llegó a la Iglesia

En un video en Youtube Kaitlin cuenta su testimonio.

Kaitlin Bennet

Redacción (07/12/2021 15:48, Gaudium Press) ¿Cómo una chica de 26 años, activista pro-vida, deja de ser atea y ahora es católica? Ese es el argumento de un video en el que una ahora sonriente Kaitlin Bennett, que tiene a un lado una imagen de Nuestra Señora de las Gracias, cuenta su historia.

Y se dice que ‘una ahora sonriente Kaitlin’ porque antiguamente su condición de atea la atormentaba:

“Ser atea no es lo que la mayoría de la gente piensa que es – al menos no lo fue para mí”, dice. “Ser atea fue una de las cosas más aterradoras por las que me hice pasar. Y lo hice durante más de una década”.

“Como era tan ignorante y estaba tan desinformada, temía lo que significaría ir al infierno”, cuenta Kaitlin, dice. “El miedo más memorable que tenía era el de morir. La idea de mi muerte me aterrorizaba. ¿Realmente vivía sólo para que me pusieran bajo tierra? Lo peor era pensar: ¿qué soportaría mi familia después de la muerte?. Lo que siempre ocupaba mi mente era la pregunta: ¿y si me equivoco?”.

Pero en su caminar, tuvo ella una gran ayuda, una fiel muleta, su esposo, que es católico, que la fue acercando a la Iglesia.

“Si realmente creía que no hay Dios, ¿por qué me sentía tan avergonzada por decirlo en voz alta? Es porque la verdad sobre Dios, Jesús y nuestra creación está escrita en nuestros corazones para que lo busquemos, y al final acabemos encontrando la verdad que es muy evidente si sólo la buscas”, continúa.

Cuando comprendió la malicia del orgullo

Dice Kaitlin que para ella fue muy importante el momento en que comprendió la maldad del orgullo, de la soberbia:

“Uno de los momentos decisivos en los que me di cuenta de que estaba equivocado fue al aprender que el orgullo era el peor de los siete pecados capitales. El Mes del Orgullo siempre ha sido tóxico, depredador y pervertido, incluso desde un punto de vista secular. No es una coincidencia que un estilo de vida arraigado en la depresión, el suicidio, el comportamiento pecaminoso y el arrepentimiento reciba el título del pecado más mortal, y seamos obligados a tragarnos ese cuento por todas las grandes corporaciones y plataformas de medios sociales, para luego ser dirigido al público infantil”.

A algunos les parecerá superficial, pero no lo es, y además es como la dulce coronación de un proceso. Fue cuando vio a su gatito enfermo. Ese día pidió a San Francisco de Asís, que tanto amor sobrenatural tuvo a los animales, que lo aliviara. El encomendarse así a un santo católico, fue el abrir definitivo de las puertas a sus conversión.

Kaitlin, aunque joven, vieja en experiencias, tiene tiempo para dar consejos desde lo más profundo de su corazón, consejos “de una ex atea para educar a tus hijos para que no acaben como yo. Empieza por rezar juntos todos los días en familia y asegurarte de que Cristo es lo primero en tu hogar. Crear tradiciones que duren décadas en su vida adulta, y eventualmente en sus propias familias, asegura que nunca tengan que irse a la cama con ansiedades sobre su vida eterna”.

Y al volver la vista atrás en su camino, aunque hubiese deseado no haber estado nunca alejada de Dios, reconoce que “incluso una pecadora como yo nunca fue olvidada por Dios”.

Con información de Infocatolica

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