martes, 07 de mayo de 2024
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Normas prácticas para el ayuno y la abstinencia

Aquí hemos reunido algunas pautas prácticas para que vivas este tiempo de Cuaresma de una manera más intensa y fructífera.

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Foto: unsplash/ Thays Orrico

Redacción (13/02/2024, Gaudium Press) La Cuaresma es el período litúrgico de 40 días que va desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo.

En estos días, la Iglesia nos invita sobre todo a convertirnos, a cambiar de vida y a renunciar concretamente a los placeres corporales, con miras a la vida eterna que nos espera. No hay salvación sin sacrificio.

Por eso, hemos reunido algunas pautas prácticas para que vivas este tiempo de Cuaresma de una manera más intensa y fructífera.

Intensificar y fortalecer los momentos de oración

En primer lugar, ya sea personal o comunitaria, la oración es fundamental durante la Cuaresma. Es el momento de elevar la mente a Dios y a Nuestra Señora.

Por tanto, no escatimes esfuerzos para intensificar y fortalecer estos momentos.

¿Qué tal comenzar estableciendo un tiempo en tu día para orar y reflexionar sobre un trecho de la Biblia?

Confesión frecuente y práctica de pequeños actos de penitencia

La Cuaresma es un tiempo propicio para la penitencia. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), “estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, etc.” (CIC, número 1438).

No es un castigo, sino una forma de buscar la santidad y la purificación. Por lo tanto, no debe hacerse como una obligación, al contrario, con ganas, alegría y siendo consciente del propósito de esta acción.

Ayuda con limosna y caridad

Tengamos caridad y humildad y demos limosna, que lava de nuestra alma las manchas de los pecados” (San Francisco).

¡La Cuaresma es tiempo de caridad! Entonces, mira qué puedes hacer por una persona, familia o institución que necesita donaciones.

Así nos recuerda san León Magno: “estos días de Cuaresma nos invitan urgentemente a ejercer la caridad; Si queremos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés muy especial en adquirir esta virtud, que contiene en sí las demás y cubre multitud de pecados”.

Practica la abstinencia

Miércoles de Ceniza y Viernes Santo de la Pasión del Señor: estos son los dos días del año en los que la Iglesia define el ayuno y la abstinencia obligatorios.

La abstinencia, en definitiva, es abstenerse del consumo de carnes y sus derivados, excepto pescados y mariscos.

Los que hayan cumplido catorce años están obligados a abstenerse y esta obligación dura toda la vida.

Las mujeres embarazadas, las lactantes y las enfermas están exentas de la abstinencia, al igual que los pobres que reciben carne como limosna.

Dependiendo de cada país, los viernes son de abstinencia, pero en algunos la abstinencia solo es obligatoria los viernes de cuaresma.

Ayunar

El ayuno es obligatorio para las personas entre dieciocho y cincuenta y nueve años. Otros pueden hacerlo, pero sin obligatoriedad.

También están exentos del ayuno las mujeres embarazadas, las madres lactantes y los enfermos, así como quienes realizan arduos trabajos manuales o intelectuales durante el día.

Siempre se permiten agua y medicamentos.

Puedes practicar el ayuno de diferentes formas, como por ejemplo:

-Pan y agua: también conocido como ayuno bíblico, consiste en pan y agua durante todo el día.

-A base de líquidos: como tés, vitaminas, productos lácteos, menos caldos.

-Abstenerse de cualquiera de las comidas: elegir una de las comidas que no se comerá y comer moderadamente en las otras dos.

-Ayuno completo: sólo agua durante el día.

-Ayuno eclesiástico: consiste en ingerir una única comida completa hasta la saciedad (lo que no significa atiborrarse, sino comer lo suficiente según el propio estado). Además de esta única comida, que puede tomarse en el almuerzo, la cena o incluso el desayuno, la disciplina tradicional de la Iglesia reconoce la posibilidad de realizar otras dos comidas, ligeras y muy modestas, a lo largo del día.

Sin embargo, para que se produzca el ayuno, debemos sentir hambre. Otras mortificaciones o penitencias pueden ser bienvenidas, pero no son ayuno.

En este sentido, también es posible establecer un “ayuno” frente a calumnias (chismes), palabras dañinas y actitudes que vayan en contra de las enseñanzas de Jesús.

Con información de www.arautos.org

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