viernes, 03 de mayo de 2024
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Hoy tampoco el Papa pudo leer texto de audiencia general

La lectura la hizo el P. Pierlugi Giroli. Francisco sí hizo los saludos en italiano. Hoy habló de las virtudes en general.

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Foto: Screenshot Vatican Media

Redacción (13/03/2024, Gaudium Press) Hoy –cuando el Pontífice cumple 11 años de reinado– tampoco pudo leer el texto que se había preparado para la audiencia general de los miércoles, que están versando sobre los vicios y las virtudes. La de hoy es la octava.

Queridos hermanos y hermanas, todavía estoy resfriado y no puedo leer bien la catequesis; lo leerá un ayudante mío”, expresó Francisco a los asistentes a la Plaza de San Pedro, aunque sí leyó los saludos en italiano.

La lectura fue hecha por el P. Pierluigi Giroli, quien ya había leído el texto la semana pasada.

En la catequesis de hoy, el Pontífice profundizó en esa “bondad que procede de una lenta maduración de la persona, hasta convertirse en su característica interior”: las virtudes, que son disposiciones permanentes, estables y firmes hacia el bien.

El capítulo de la acción virtuosa, en estos tiempos dramáticos nuestros en los que a menudo nos encontramos con lo peor de lo humano, debería ser redescubierto y practicado por todos. En un mundo deformado, debemos recordar la forma en la que hemos sido moldeados, la imagen de Dios que está impresa para siempre en nosotros”, expresaba el texto.

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien”, reza el Catecismo de la Iglesia católica; no es un mero acto bueno, sino que “es un bien que surge de una lenta maduración de la persona, hasta convertirse en su característica interior”.

La virtud es un hábito de libertad. Si somos libres en cada acto, y cada vez estamos llamados a elegir entre el bien y el mal, la virtud es lo que nos permite tener un hábito hacia la elección correcta”.

¿Cómo alcanzar la virtud?

Lo primero es la ayuda de la gracia de Dios. En los bautizados “actúa el Espíritu Santo, que obra en nuestra alma para conducirla a una vida virtuosa”. Y así, incluso quienes se han visto “incapaces de superar” ciertas debilidades han “experimentado que Dios ha completado” la obra de bondad que han esbozado, porque “la gracia precede siempre a nuestro compromiso moral”, señala Francisco.

Para que la virtud crezca, es necesario pedir los dones del Espíritu Santo, primero el de sabiduría.

El hombre “no es territorio libre para la conquista de los placeres, de las emociones, de los instintos, de las pasiones”, incapaz de hacer frente a “estas fuerzas, a veces caóticas, que lo habitan”, la sabiduría le permite “aprender de los errores para dirigir bien la vida”. Y luego hace falta emplear la voluntad, “la capacidad de elegir el bien, de moldearnos mediante el ejercicio ascético, rehuyendo los excesos”.

Con información de Vatican News

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