jueves, 02 de mayo de 2024
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“Final de Reinado en el Vaticano”, en Figaro Magazine

Final de Reinado en el Vaticano – Cómo la Iglesia prepara el día después de Francisco”, es la extensa nota del enviado a Roma de Le Figaro Magazine, Jean-Marie Guénois.

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Redacción (29/03/2024, Gaudium Press) Extensa nota ha publicado el enviado especial a Roma de Le Figaro Magazine, el reputado Jean-Marie Guénois, en la edición del día de hoy, con el sugestivo título “Final de Reinado en el Vaticano – Cómo la Iglesia prepara el día después de Francisco” (Fin de Régne au Vatican – Comment L’Église prépare l’après-François), escrito motivado según afirma –aunque no solo– por una salud del Papa que “se fragiliza”, si bien se mantenga “su voluntad de conducir las reformas de la Iglesia [de una manera que] es más poderosa que nunca”.

Entre tanto Guénois da desde el inicio un cariz un tanto dramático a la situación física del Papa, cuando expresa que es en la Basílica romana de Santa María la Mayor, muy apreciada por Francisco, donde “a sus 87 años él hace allí actualmente cavar su tumba. Él quiere reposar por toda la eternidad cerca de este ícono bienamado [ndr. Salus populi romani]. Oficialmente los avisos de obra anuncian trabajos de ‘restauración’. Le Figaro Magazine ha podido verificar que una sepultura está en preparación”. De hecho, que Francisco quiera yacer en la Basílica romana no es ningún secreto: “Yo quiero ser enterrado en Santa María Mayor” había dicho en entrevista el 13 de diciembre pasado.

Es claro que en el fallecimiento del Papa se debe pensar, con un Pontífice que se acerca a los 90 años. No obstante los últimos días han aumentado todo tipo de cavilaciones, cuando en varias ocasiones el Papa ha tenido que ceder la lectura de su enseñanza a un colaborador de la Secretaría de Estado, o no ha podido subir al Papamóvil, o ha permanecido en silencio en el momento de la homilía del Domingo de Ramos.

Y aunque en diversas ocasiones haya afirmado que considera el ministerio petrino vitalicio, y que “no se gobierna con las rodillas, sino con la cabeza”, también está cada vez más en las mentes la “carta de demisión” entregada al Cardenal Tarcisio Bertone al inicio de su pontificado, que “podría facilitar su renuncia en caso de problemas importantes de salud”, según expresión del corresponsal de Le Figaro.

Diversa en la Iglesia y en los medios

Es así que Guénois pasa de las posibilidades crecientes de un fin de pontificado a hacer una especie de balance del mismo acentuando estos últimos tiempos, en los que “la imagen de Francisco es siempre buena en los medios y en la opinión mundial”, pero en los que “el clima en la Iglesia en sentido contrario se ha degradado”.

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Foto: Vatican Media

En el Vaticano, el ambiente es más tenso que nunca; en las parroquias sobre el terreno, reina la confusión”, situación que se intensifica, según “numerosos responsables, testigos y expertos, [con] la muerte del Papa Benedicto el 31 de diciembre de 2022”, deceso que habría “producido un efecto” misterioso, “imposible de medir”.

Una decisión que marcó – La era post-Benedicto

Tras el fallecimiento del Papa alemán, Francisco ha tomado “decisiones de importancia”, “y a un ritmo acelerado”, de las que “la más marcante fue la nominación el 1ro. de julio de 2023, a la cabeza del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, de Mons. Víctor Manuel Fernández, argentino, amigo personal de Francisco”, una nominación que lo elevaba a un lugar como “número dos del pontificado. Para situarnos, es preciso recordar que Juan Pablo II había escogido a Joseph Ratzinger para ocupar esta función clave”, hace notar Guénois.

Sin embargo, y aunque “muchos vieron esa nominación como la elección coherente de un teólogo considerado como ‘el inspirador de Francisco’, otros lo han percibido como una ‘provocación’ dirigida a los conservadores”, que manifestaba el direccionamiento hacia una “orientación sin vuelta atrás”.

Otra de las decisiones post-Benedicto que resalta el articulista de Le Figaro, es, obviamente, la de la declaración Fiducia supplicans, del 18 de diciembre pasado, que lleva la firma del ya entonces Cardenal Fernández, y que autoriza “bajo ciertas condiciones, la bendición, de parte del padre, de parejas homosexuales”, con el resultado de que “más de la mitad de los episcopados del mundo, entre ellos los del África negra, han recusado públicamente la bendición de ‘parejas homosexuales’, oponiéndose frontalmente a la directiva romana”.

Según un Cardenal residente en Roma, Fiducia supplicans habría actuado como ‘la gota de agua que hizo desbordar la copa’, provocando esta fragmentación y polarización inédita en la Iglesia. Y desanimando, incluso en la curia romana, secciones enteras de prelados, particularmente obispos, hasta ese momento más bien leales a Francisco”, apunta Guénois.

Con ello, y aunque “el Papa haya sido ahorrado en las críticas públicas”, sin embargo “el Cardenal Fernández ha perdido su credibilidad y su autoridad”, una imagen también fuertemente minada con la aparición de una antigua obra del Cardenal argentino, La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad, con contenidos sexuales muy explícitos, que había sido “disimulada al punto de ser extraída de la bibliografía oficial de este teólogo promovido al más alto puesto teológico de la Iglesia”. “‘El Papa, amigo personal de Fernández, no podía ignorar la existencia de ese libro y su disimulación’, asegura a Guénois un “conocedor del dicasterio para la Doctrina de la Fe”.

Otra decisión reciente ocasionante de serios movimientos telúricos en la Santa Sede, ha sido según Le Figaro la condenación a más de cinco años y medio de prisión del Cardenal Angelo Becciu, antiguo sustituto de la secretaría de Estado, decisión que “ha sido recibida como un martillazo en el Vaticano. Muchos pensaban que [más bien el Cardenal Becciu] sería objeto de una sentencia simbólica por un proceso que entre tanto demostró que el principal cargo que se le imputaba, una calamitosa inversión inmobiliaria en Londres, había sido igualmente cubierta por sus superiores, incluido… el propio Francisco”.

La severidad de un tribunal del cual el magistrado supremo es el Papa –en tanto que jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano– tuvo el efecto de un electrochoque en una comunidad eclesiástica poco habituada a las sanciones jurídicas”, expresan las fuentes de Guénois, severidad muy diversa a la de casos como “el affaire Marko Rupnik, este mosaista jesuita conocido en el mundo entero, acusado de decenas de abusos sexuales en diciembre de 2022, quien escapó a la excomunión, protegido por el Papa”.

Continúa Jean-Marie Guénois aludiendo a hechos post-Benedicto como las sesiones sinodales de octubre 2023, “en las que la Iglesia católica da la impresión de poner en cuestión sus fundamentos”, reformas que “caerían muy mal en ciertos círculos clericales”.

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Demos II

Estos acontecimientos, y su aceleración, entre tanto, alimentaron una especie de ‘malestar general’, revela un Cardenal, una ‘atmósfera deletérea’, efectivamente palpable en Roma. [Este Cardenal] Considera que ‘desde la muerte de Benedicto XVI, el tren se descarriló’”, reporta Le Figaro Magazine, opinión compartida por varios residentes del Vaticano, del más alto nivel, como por ejemplo el autor del documento Demos II, documento que empezó a circular en la curia romana a finales de febrero pasado, “efectivamente redactado por un Cardenal ([como] nosotros hemos podido verificar”.

El escrito Demos II, para el que el autor consultó “colegas, circuló como un balance del pontificado denunciando una Iglesia ‘más dividida que nunca en su historia reciente’. Él critica el gobierno ‘autocrático’ del Papa que no ha reunido sino dos veces al Colegio de Cardenales, en el 2014 y el 2022 –lo que podría favorecer las ‘manipulaciones’ en el próximo cónclave–, un Papa ‘intolerante ante cualquier desacuerdo, aunque fuese respetuoso’. Él se inquieta de ‘la ambigüedad en materia de fe y de costumbres que siembra la confusión entre los fieles’, donde el magisterio se habría convertido en un ‘sistema de ética flexible o de análisis sociológico’ demasiado influido, según él, por la visión de los ‘jesuitas’. Este texto sin concesión es uno de los preludios visibles del amplio debate sobre la sucesión. El derecho canónico prohíbe formalmente todo conciliábulo previo entre cardenales. Pero nada impide a los prelados reunirse a título privado –aquello que ya se ha producido, ha habido reuniones como en el pasado– algo que Le Figaro Magazine ha podido verificar”, expresa Guénois.

Un hecho que pudo verificar el articulista en su trabajo de campo en Roma, es que a diferencia del anterior cónclave “esta vez, según opinión unánime, la cuestión número uno no es ‘quien’ podría suceder a una personalidad tan fuerte como Francisco, sino ‘como restaurar la unidad de una Iglesia ahora profundamente dividida’. Se escucha eso por todas partes”. Una preocupación “por el pontificado futuro: ‘¿Qué orientación para la Iglesia? ¿Es necesario regresar atrás’, se interroga un alto responsable en el Vaticano, o continuar la reforma’ ¿Hacer una pausa? En esta lógica, un último tema salta en ciertos medios, aquel de la ‘identidad de la fe católica’. Un Cardenal, muy inquieto, lanza sin ambages: ‘¿La Iglesia cree aún en alguna cosa?’”

Papabile

De estos análisis el articulista pasa a los papabiles, afirmando de inicio que por ahora “nadie se impone”.

Habla rápidamente de Cardenales como el Secretario de Estado Parolin, el presidente del episcopado italiano Zuppi, el más reciente Pizzaballa, el húngaro Cardenal Erdö, el español Omella, el filipino Tagle o el prefecto de Cultura Tolentino de Mendonça, además de los orientales Ranjith o Maung Bo, sin descartar al Arzobispo de Marsella Aveline, entre otros.

Sobre la posibilidad de un Papa africano, “las múltiples fuentes interrogadas sobre este asunto en Roma juzgan que ‘aún no ha llegado la hora’, pero todos coinciden sobre el hecho que los africanos estarán en posición de ‘árbitros’ del próximo cónclave”, con sus 17 cardenales electores. Eso sí, cuando se introduce en esta futurología “Inmediatamente surge este doble eslogan que dice mucho: ‘Todo menos un latino[americano], todo menos un jesuita’”, recuenta Guénois.

Europa, polarizada, será sin embargo decisiva con 52 electores”, sentencia.

Concluye Guénois su amplia nota reportando el comentario de “un cardenal experimentado”: “La Iglesia, los fieles, los sacerdotes, los religiosos, los obispos, tienen necesidad de ser reunidos, no divididos. Ellos desean atención, calma, sabiduría, no una huida hacia adelante”. (CCM)

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