domingo, 19 de mayo de 2024
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El sentido de las penitencias en Cuaresma, según una religiosa de clausura

Phoenix (Jueves, 14-02-2013, Gaudium Press) La Iglesia comenzó el pasado 13 de febrero el tiempo de Cuaresma, 40 días de preparación para la celebración del Misterio Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. La Iglesia dedica estos días a la oración, el ayuno y la penitencia, como lo explicó el Obispo de Phoenix, Estados Unidos, Mons. Thomas Olmsted. «Cada vez que tratamos de penitencia, estamos hablando de la búsqueda de la conversión», declaró el prelado en su mensaje de Cuaresma. Para profundizar en el sentido de estas palabras, el informativo The Catholic Sun contactó a una de las Religiosas Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua del Monasterio de Nuestra Señora de la Soledad, en el desierto de Arizona, quien expuso el significado de estas prácticas cuaresmales.

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Monasterio de la Soledad, de las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua, en el desierto de Arizona. 

«Necesitamos darnos cuenta del significado más profundo», explicó la Hna. Mary Fidelis sobre los sacrificios prescritos por la Iglesia, como el ayuno y la abstinencia. «No es sólo para cumplir una obligación; la Iglesia nos está invitando a entrar en una comunión más profunda con Cristo». Desde un carisma dedicado a la oración, la contemplación y la penitencia permanentes, las religiosas conocen la importancia de estas prácticas en la vida espiritual.

«Un gran aspecto de la penitencia es que nos libera para estar con Cristo», comentó la Hna Fidelis, «para permitir que nuestras pasiones y apetitos sean subyugados por Cristo de forma que podamos realmente estar con Él, aprender de Él y ser como Él». Según la religiosa contemplativa, estos sacrificios son tomados del ejemplo mismo de la vida de Jesús. «Es aprender realmente cómo imitar a nuestro Maestro».

El otro componente de la penitencia es la reparación por los pecados propios y los pecados del mundo. En términos humanos la religiosa afirmó que es como consolar a alguien que ha sido lastimado y a quién le manifestamos nuestro afecto para que se sienta querido y valorado. «Con Cristo no intentamos hacerle sentir esa seguridad, Él lo sabe todo, sino que queremos amarlo por aquellos que no lo aman», expresó la Hna. Fidelis. Con los sacrificios y la oración «le estamos diciendo «te amamos y te agradecemos por quienes no lo hacen»».

Para aquellas personas que sienten temor frente a la práctica de las penitencias, por considerarlas demasiado exigentes para las propias fuerzas, la religiosa de clausura aconsejó seguir el ejemplo de Santa Teresa de Lisieux, quien enseñó a hacer las cosas pequeñas con amor. «Tal vez no hemos llegado al punto de poder dejar de tomar café por completo», sugirió la hermana con un ejemplo cotidiano, «pero tal vez podemos no ponerle crema. De esta forma se dan pequeños pasos y se hace con amor».

La Hna Fidelis sugirió actos de penitencia cotidianos y sencillos, como dejar de ver un rato de televisión para rezar el Santo Rosario o leer la Biblia o el Catecismo. Este mismo tipo de actos fueron también recomendados por el Obispo de Phoenix: «Ayunen de algo a lo que están acostumbrados o que disfrutan hacer y reemplácenlo por algo más que sea un mejor uso del tiempo», exhortó Mons. Olmsted.

Esta misma intención de fortalecer el espíritu y reparar el mal es la que motiva la práctica del ayuno, como una forma física de disciplinar el cuerpo para ayudar al alma. «Vea a alguien que se prepara para correr una carrera y cómo realmente se mortifica incrementando su ejercicio y limitando su alimentación», comentó la Hna Fidelis. «Ellos tienen este entrenamiento y eso tiene sentido para el mundo. Nosotros debemos ver este tema pensando que somos atletas para Cristo».

La religiosa describió la Cuaresma, sus sacrificios y oraciones como un «gran florecimiento del amor». Los pequeños actos de sacrificio de los fieles son ocasiones para demostrar a Dios el amor que le tienen. «Háganlo por amor, háganlo por Cristo», concluyó la Hna. Fidelis. «No tienen que ser cosas enormes, sino de acuerdo a nuestra fuerza y el lugar donde estamos en el camino espiritual».

Con información de The Catholic Sun.

 

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