"Nuestra vocación no es simplemente existir en el mundo", afirma el Papa

Ciudad del Vaticano (Jueves, 06-12-2012, Gaudium Press) «Dios pide que nosotros también nos tornemos señal de su acción en el mundo. A través de nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra caridad, Él quiere siempre hacer brillar nuevamente su luz en la noche», observó el Papa al final de la audiencia general en la catequesis sobre el significado de cómo vivir el Adviento en el contexto del Año de la Fe, en presencia de miles de participantes en la Sala Pablo VI.

Ayer de mañana, el Papa en su catequesis, en el comentario de inicio de la Epístola a los Efesios de San Pablo, afirmó la necesidad de alabar «con alegría, sorpresa y agradecimiento» por el proyecto de Dios para el hombre, por su «designio de benevolencia, de misericordia y de amor».

Ese es un gran proyecto que existe desde la eternidad en la mente de Dios, que actúa y revela «en la plenitud de los tiempos» y que nos recuerda que «toda la creación y, en particular, el hombre y la mujer no son fruto del acaso, sino responden a un designio de benevolencia de la razón eterna de Dios que con la potencia creadora y redentora de su Palabra da origen al mundo».

Por tanto, «nuestra vocación no es simplemente existir en el mundo» o «estar insertados en una historia, ni ser apenas criaturas de Dios; es algo mayor». El Santo Padre afirmó que el misterio del «designio de benevolencia» de Dios es «el ser escogidos por Dios» en Cristo; así Dios nos contempla en su Hijo como hijos adoptivos. Somos llamados a reconducir, recapitular en Cristo, único Señor, todas las cosas.

El Papa explicó también «que esta comunión en Cristo por obra del Espíritu Santo, ofrecida por Dios a todos los hombres con la luz de la Revelación, no es una cosa que viene a sobreponerse a nuestra humanidad, sino es el cumplimiento de las aspiraciones más profundas, de aquel deseo infinito y de plenitud que se encuentra en lo íntimo del ser humano, y lo abre a una felicidad no momentánea y limitada, sino eterna».

Por parte del hombre, el acto de fe significa «la respuesta del hombre a la Revelación de Dios» y la llamada a «una verdadera conversión», a un «cambio de mentalidad», porque el Dios que se reveló en Cristo e hizo conocer su designio de amor, nos aferra, nos atrae a Sí, se torna el sentido que sustenta la vida, la roca sobre la cual se puede encontrar estabilidad». (AA/JS)