lunes, 06 de mayo de 2024
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Los "slows" y la contemplación

Bogotá (Martes, 10-01-2012, Gaudium Press)»Desde que el movimiento ‘slow’ apareció en Roma a finales de la década de los ochenta como rechazo a la comida rápida, muchos han sido los lugares que han hecho un guiño a este estilo de vida, lento y relajado, que abarca todos los ámbitos del ser humano y que cuenta con una red internacional de municipios que apuestan por esta filosofía»: Así inicia un cable de la agencia Efe, que da en estos días publicidad a lo que parece es un movimiento que va cogiendo fuerza en diversos rincones de nuestro planeta.

7296_M_73e97b57.jpg«Lento»: esa palabra contradice los postulados -más bien subyacentes- de una sociedad de consumo que va llegando a su fin y que afirmaban que se debía correr y trabajar en demasía, trabajar en exceso y seguir corriendo, para alcanzar la abundancia material y con ello la felicidad.

Y como la ley del péndulo de la historia es inexorable, ahora se propugna por lo lento, por la no prisa, por un ritmo de vida más sosegado.

Es claro: los propugnadores de este movimiento no buscan en su lentitud anunciada la contemplación del universo para llegar a Dios, que es lo único que saciará nuestra sed de felicidad. Y por ello auguramos que tarde o tempranos los «slows», nuevamente se tornarán «fasters».

Contemplación, he ahí la clave.

6830_M_fc8994757.jpgDice Mons. João Scognamiglio Clá Dias, en su brillante tesis «La Fidelidad a la Primera Mirada – Un periplo de la aprehensión del Ser hasta la contemplación del Absoluto», que el hombre desde su infancia al entrar en contacto con la rica variedad de los seres «debe ordenar y jerarquizar en su mente todo ese patrimonio, dejando que el ‘verum’ [la verdad], el ‘bonum’ [la bondad] y el ‘pulchrum’ [la belleza] de las cosas creadas influencien su modo de ser y de actuar (recordándose siempre del papel esencial de la gracia, que auxilia el alma en su ímpetu en dirección a la verdad, al bien y a lo bello».

7972_M_fed0dcee1.jpgEse movimiento contemplativo y ordenativo del ser que propone Monseñor Clá, condice con lo expresado por Santo Tomás de Aquino, cuando en ‘De Veritate’ afirma que «según los filósofos, la última perfección a la cual puede llegar el alma consiste en reproducir en ella todo el orden del universo y sus causas». La contemplación del universo le ayudará a acercarse a Dios, pues siendo el Universo el reflejo perfecto de Dios, «al final de ese camino [contemplativo] está la aprehensión de la existencia del propio Creador».

Los hombres comenzaron a correr, empezaron a ser «fast» cuando creyeron que su correría les traería la felicidad en la producción de mucha materia, todo fuera de Dios. Ahora quieren ser «slow» porque quieren gozar lentamente de la materia para ver si allí encuentran esa misma felicidad que les negó lo «fast».

Entretanto, lo que hay que hacer es contemplar la materia, no para encontrar en la materia la felicidad, sino para que la materia ‘hable’ de Dios, que es sí, fuente de Felicidad.

Pero siempre, como recuerda Monseñor, bajo el auxilio de la gracia -que se halla particularmente en los sacramentos de la Iglesia-, luchando contra los propios defectos, porque este es un valle de lágrimas, y sabiendo que la felicidad perfecta se halla en el Cielo.

Por Saúl Castiblanco

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